Esta semana la Cámara de Diputados federal ha iniciado con los foros de parlamento abierto que en noviembre pasado acordaron realizar los integrantes de la Junta de Coordinación Política de la LXV Legislatura, con la finalidad de discutir distintos aspectos acerca de la iniciativa presentada hace meses por parte del titular del Poder Ejecutivo para modificar algunos artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia energética.
Este ejercicio, que en otras oportunidades sólo ha sido usado como burdas simulaciones de apertura por parte de los legisladores —basta recordar el parlamento abierto organizado por la LXIV Legislatura previo a la extinción de los fideicomisos públicos para ciencia y tecnología—, pinta para constituirse nuevamente en un engaño más por parte de la fracción oficialista, integrada por el partido del presidente de la república, el Verde Ecologista de México y el del Trabajo, pues las mecánicas adoptadas para sus sesiones fueron ajustadas para hacer parecer que existen opiniones razonables a favor de esta propuesta legislativa, que ha sido rechazada ya tajantemente por todos los especialistas en el sector, por atentar contra el desarrollo de las fuentes limpias de energía, la libertad de generación, la competitividad del mercado energético mexicano; y por centrarse en favorecer la quema de combustibles fósiles, regresarle a la obsoleta e ineficiente Comisión Federal de Electricidad (CFE) el monopolio energético de nuestro país y, en general, por condenarnos a un futuro sucio, retrasado, pobre y controlado por el gobierno. A partir del lunes 17 de enero y hasta el próximo 14 de febrero se realizarán 19 foros agrupados en cinco temáticas, que abordarán los antecedentes, el papel del Estado en la construcción del Sistema Eléctrico Nacional, la reforma de 2013, la constitucionalidad y legalidad de la presente iniciativa y —lo más importante— el cuidado del medio ambiente y la transición energética que le urge a México.
Tras lo manifestado por varios de los gobernadores del partido en el poder que fueron invitados a la sesión inaugural de estos foros de parlamento abierto, es difícil imaginar que algún argumento racional en contra de la iniciativa, por más sustento técnico y evidencia científica que aporte, podrá suavizar la conciencia y permear ante la cerrazón que ha caracterizado a los diputados de la alianza oficialista.
Por lo tanto, es razonable esperar que tal ejercicio resulte totalmente inútil y sólo le abra al gobierno federal la tribuna que busca para propalar la desinformación y sus “otros datos” en favor de su discurso e intereses, práctica ya distintiva de su gestión. Sin embargo, sí existe, aunque mínima, la probabilidad de que la oposición logre eliminar algunas de las propuestas más nocivas para el sector energético y la economía de nuestro país, que podrían comprometer el bienestar de varias futuras generaciones de mexicanos, siempre y cuando logre vincular los cambios legales a compromisos precisos en materia de la transición energética que le urge a México y que exige el abandono acelerado del uso de combustibles fósiles, así como la adopción de fuentes limpias de generación eléctrica, como la solar, la eólica, la mareomotriz, la geotérmica, la nuclear u otras que puedan surgir.
El Estado mexicano debe comprometer recursos suficientes para desarrollar estas nuevas fuentes energéticas, lo que puede hacerse condicionando la participación de mercado de la CFE a la sustitución progresiva del uso de combustibles fósiles para la generación de su energía eléctrica y a la reorganización de las entidades de investigación y desarrollo de nuevas fuentes energéticas a cargo de la Secretaría de Energía. En este caso los institutos Nacional de Investigaciones Nucleares y de Investigaciones Eléctricas podrían fusionarse para dar lugar al nacimiento de un nuevo Instituto Nacional de Investigación Energética, que pueda efectivamente entregarle a México la tecnología que requiere para aprovechar los vastos recursos energéticos limpios y renovables de que dispone, pero también para desarrollar otras fuentes de energía que están siendo estudiadas en otras latitudes, como es el caso de la fusión nuclear en la que China ha avanzado significativamente gracias a su “sol artificial”, el Tokamak Superconductor Avanzado Experimental.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.
Hola Éric muy interesante tu columna esperamos los mexicanos que el presidente no se salga con su nefasta propuesta porque comentan los especialistas en la materia que de ser así sufriríamos un retraso de mucho tiempo gracias por tu análisis
Excelente análisis Erick, y sabiendo que México es un país agraciado que cuenta con todo el recurso natural para poder generar las energías limpias, beneficiando al país en no contaminantes y en el marco económicamente, además de ser competitivo internacionalmente.