ENTREVISTA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX
Marya muestra sus manos sin los callos que la acompañaron durante sus años como trapecista en el circo donde nació. La actriz de Tempestad y Noche de fuego, es “rifera” en peleas de gallos y empleada en una tortillería, pero su principal trabajo es el trapecio en el circo familiar que no puede abrir desde que inició la pandemia y que permanece en San Juan del Río, desde donde habla para lalupa.mx
Le preocupa resbalarse cuando se tenga que volver a subir al trapecio, porque los callos evitan las caídas, “te agarras mejor”, subraya. Sin embargo, Marya disfruta del resto de sus actividades, sobre todo desde que se volvió actriz, primero en Tempestad, el cortometraje que cuenta parte de la historia de su tía secuestrada, después en Noche de Fuego, la apuesta de México para los Óscar como mejor película internacional.
Esta cinta cuenta la historia de tres niñas que viven en La Montaña de Guerrero donde los hombres se van a Estados Unidos y las mujeres quedan expuestas a la violencia que provoca el narcotráfico. Sin embargo, fue filmada en la Sierra Gorda de Querétaro, debido a la inseguridad y violencia que existe en aquel estado del sur de la República Mexicana.
A punto de cumplir 16 años, Marya Membreño González cuenta cómo son sus días llenos de trabajo, porque “me dedico a todo, si me enseñan pues lo hago, últimamente voy más a los gallos, a la escuela y cuando el circo no está parado, hago trapecio. Eso lo hago desde los 5 años, nací ahí, mi papá y mi mamá se conocieron en un circo y ahí estamos desde entonces”. También reconoce su miedo de no regresar a casa en un país donde las desapariciones son cotidianas.
Ingresó a la actuación con la misma naturalidad con la que empezó a dedicarse a sus otras actividades, aunque “todo es raro, porque no hay muchas personas de circo que vayan a los gallos y hagan cine, pero creo que en todos los lugares la clave es la misma: cómo tratas a la gente, porque en el circo o en los gallos o en el cine no vas a llegar a ningún lado tratando mal a los demás”.
A diferencia de Tempestad, Noche de Fuego significó todo un reto para Marya porque “no había sido protagonista, no había actuado y de un golpe me dicen: eres la protagonista, te toca hacer esto y esto, me sorprendí mucho, me gustó, me llevaron a Cannes y ahí fueron muchas emociones encontradas”.
En Cannes, cuenta Marya, hay bastantes mexicanos, “varias personas me decían que era increíble, sobre todo que hablara de estos temas. Los extranjeros preguntaban si era cierto que esto pasaba en México o si era ficticio, si estábamos exagerando, les costaba entender que sí pasa, era como: sí parece chiste, pero son anécdotas”.
“Soy rifera, cirquera, actriz, me dedico a todo y a nada”
Marya, igual que el resto de sus primos, toma clases con un maestro del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) que acude al circo como parte del programa de educación comunitaria. Va un año atrasada porque entró tarde a la escuela, pero quiere ser piloto aviadora y desarrollarse en la actuación.
A sus amigos les da curiosidad cómo llegó al cine y ella tiene que explicar todo el proceso que siguió, además que hace hincapié en que es una actividad que requiere mucho tiempo, no sólo por los meses de grabación, sino por la premier, los festivales, las entrevistas que se agendan una tras otra.
¿Cómo te alcanza el tiempo para todo?
Busco darme el tiempo, que se puede encontrar para todo, para cada cosa, igual como pasa con los gallos, cuando me toca irme a algo de la película, no puedo ir a los gallos, pero mando a alguien. En la escuela es igual, mi maestro entiende bien que tengo muchas ocupaciones y sólo me encarga la tarea o ponerme al corriente.
Como somos de circo nuestra modalidad para estudiar es la Conafe, por eso nos mandan al maestro al circo y estamos en presenciales desde el año pasado. Voy un año atrasada, porque me metieron tarde a la escuela, pero ya voy a terminar la secundaria.
Muchas personas me preguntan: ¿trabajas? Y yo explico que sí, que en los gallos, que soy “rifera” y les tengo que explicar, que soy mesera, pero también soy la muchacha que vende los juegos de cartas, los dados, que cobra las rifas. Me preguntan si estudio y sí, también y preguntan ¿dónde vives? Pues en el circo, porque soy de circo y hago trapecio y hay gente que no me cree. Ahorita el circo justo está parado en La Llave, aquí en San Juan y no hay para cuándo, teníamos pensado abrirlo a finales de noviembre, pero no se pudo, porque los permisos son difíciles, es complicado.
¿Sigues ensayando el trapecio?
No igual, pues desde que inició la pandemia tenemos casi un año parados. Mi tío dice: lo que bien se aprende se queda, si me subo al trapecio puedo hacer bastantes cosas que sé desde los 5 años, pero como no he ensayado, los callos en las manos y en las piernas se van deshaciendo, se me han quitado con la falta de uso. Cuando me subo al trapecio, me resbalo y en la pandemia subí de peso y me pesa el cuerpo, me pesan la pizza, los tamales y el ponche, me cuesta un poco, pero no se me olvida cómo hacerlo.
Yo casi no ensayaba, sólo a veces en el día, sobre todo si iba a sacar una nueva figura, pero yo no era tan disciplinada, pero como teníamos de una a dos funciones diariamente, pues estaba (en el trapecio) 20 minutos diarios. Yo también hago telas aéreas (acrobacias en el aire), ballet, contorsiones, y a veces en un solo día me tocaba hacer dos cosas, así que hacía todos los días 40 minutos de ejercicio y luego nada en la pandemia.
¿Cuál fue tu proceso para llegar a Noche de fuego?
Ya había filmado un documental con Tatiana Huezo (la directora), el de Tempestad, y nos hicimos amigos. Tiempo después nos dijo que iba a hacer una ficción y nos dijo que le gustaría que participáramos, porque esta película, en parte, salió por la historia de mi tía secuestrada. Ese caso es el argumento central de Tempestad. Yo no conocí a mi tía, porque ella tiene desaparecida mi edad, va a cumplir 16 años de que desapareció, pero desde que era niña ese tema ha estado ahí, es algo que ha afectado a mi familia, que la ha cambiado. Mi tía secuestrada era prima hermana de mi mamá. Por eso, Tatiana dijo que sería importante que alguna de nosotras estuviera, aunque aclaró que, aunque era la directora, no podía meter a alguien sólo porque sí, que se tenía que hacer un casting y ver a quién escogían.
Yo no quería ir, me daba curiosidad, pero una de mis primas sí quería. En las últimas pruebas a mi prima ya no la escogieron y me dieron el protagónico. Me decían: no bueno, la que no quería venir.
¿Por qué no querías ir?
Me gustaba la idea de hacer una película, el problema fue cuando Tatiana me dijo: si quedas, te tienen que cortar el pelo y eso no me gustó, lo tenía muy largo. Mi mamá me decía: si no quieres ir, está bien, ese juego como psicológico, pero nomás te digo que el pelo crece y puedes perder una oportunidad, pero si no quieres, está bien. Yo le decía que no quería parecer niño y ella volvía a decirme: sí está bien, pero el pelo crece y tal vez te arrepientas de perder la oportunidad. Me dijo: pues acompaña a Regis, mi prima, igual ni quedas, sólo preséntate a la prueba. Pero cuando quedé, mi mamá decía: ¿y ahora qué vas a hacer con tu pelo? Pero pues ya qué le hacemos.
¿Cómo vives, como adolescente, esta realidad del país, sobre todo frente a las mujeres?
Me ha tocado que me digan algo en la calle, que me silben, que me mencionen algo, pero es lo común, lo que pasa todos los días. Yo me pregunto ¿qué piensa esta gente? Desde que soy muy chiquita siempre he tenido miedo de que un día ya no llegue a mi casa, pero pienso que esas personas en algún momento fueron niños y cómo teniendo miedo terminan haciendo eso. ¿No les remorderá la conciencia? Me gustaría que desapareciera ese trato, pero depende del lugar, de las personas. A veces aprendes a tratar a la gente, como los hombres que se te acercan mucho y les tienes que decir que te están incomodando, que se alejen un poco y lo tienes que repetir porque no entienden, es difícil vivir con ese miedo, el miedo sí es real. Cuando llegamos a Neblinas no conocíamos a la gente ni el lugar, la directora no nos dejaba salir al principio, los sets estaban a 5 o 10 minutos caminando de nuestra casa, pero nos mandaban una combi a que fuera por nosotros y era más tiempo, pero no nos dejaban ir caminando.
¿Cómo les fue en Neblinas?
La gente se nos quedaba mirando, como raro, se preguntaban de dónde veníamos o nos decían: ¿tú qué comes? ¿a poco estudian? Sí era el miedo constante de que no podíamos salir a la tienda porque no sabíamos si nos podía pasar algo, conforme fuimos conociendo vimos que la gente era muy amable, que todos se conocían, que ahí no había esas cosas y todo fue bien diferente. Seguido hago amigos. Por ejemplo, en tercero y cuarto de primaria fui a una escuela normal y de ahí tengo amigos, o los lugares a donde vamos al circo, a veces se acercan a invitarnos a jugar futbol o básquet. Nosotros hemos recorrido muchos lugares de San Juan, Pedro Escobedo o Amealco, como La Valla, La Estancia, Escolásticas, La Fuente, La D, El Coto, Santa Isabel, Arcila, tenemos 10 años recorriendo la zona y así hago amigos.
¿Cuáles son tus planes a futuro?
Yo quiero todo, me gusta la actuación y me gustaría ser actriz profesional, pero tengo el sueño de llegar a ser piloto aviadora. Aunque tengo dudas y todos me dicen lo que tú quieras. Lo que quieras hacer se puede cumplir, tengas la edad que tengas, pero con mucho esfuerzo, con dedicación y tiempo. Las cosas de cine no son a la ligera, tienes que tomar un curso, saber qué hacer, porque si no empiezas a ver la cámara y te da risa, o con el circo tienes que practicar para que te salga, para perfeccionarlo, para hacer figuras, para que no te fallen, después ensayas y ensayas para no perder la condición, pero sí debes caminar un buen tramo para llegar a eso. Todo lo que hago lo hago con dedicación. Ahora estoy muy atenta a febrero, cuando van a decir si pasamos o no en los Óscar, pero mientras, todo, todo lo hago con dedicación.
Extraordinaria muestra de actitud positiva hacia la vida!!