La República de Chile sigue llamando la atención a nivel mundial gracias al reciente resultado en sus elecciones presidenciales, cuyo panorama electoral cambió radicalmente en menos de un mes.
En noviembre del 2021 se llevó a cabo la primera vuelta de las elecciones presidenciales, en la que José Antonio Kast alcanzó una ligera ventaja respecto a sus adversarios. En la segunda vuelta, misma que tuvo lugar en diciembre, Gabriel Boric Font obtuvo una victoria contundente.
El joven izquierdista surgió como uno de los líderes de las movilizaciones estudiantiles de 2011 que exigían un sistema educativo más justo. Hoy, con sólo 35 años de edad (el 11 de febrero cumplirá 36) y una ideología de izquierda, Gabriel Boric se convertirá en el presidente chileno más joven de la historia.
Pasa el tiempo y poco a poco se ven más jóvenes participando desde los partidos políticos y dentro del servicio público. Por otro lado, se debe reconocer que no es frecuente encontrar a jóvenes ocupando los cargos más importantes, aquellos de mayor poder y con más injerencia en la toma de decisiones.

La mayoría de las y los jóvenes están concentrados en temas relacionados a desarrollarse profesionalmente, seguir estudiando, formar una familia, viajar, conocerse a sí mismos, hacer ejercicio y comer sano, encontrar su propósito de vida, ser independientes de sus padres, entre otros. Esa mayoría decide no entrar al ruedo político por falta de interés en aquellos asuntos que consideran alejados de su realidad o de sus gustos, además, de la mala reputación que tienen las y los políticos y gobernantes, que en algunos casos es inmerecida y en otros es totalmente justificable.
Las generaciones pasadas y las actuales suelen relacionar el liderazgo de una empresa o del gobierno con personas adultas, independientemente si tienen o no la experiencia, la preparación académica, la capacidad técnica, la calidad moral y el perfil adecuado.
¿Existe una lucha de poder entre generaciones?
Así como madre y padre tienen sus reglas y costumbres en casa y comúnmente sus hijos quieren hacer las cosas de manera distinta, en el ámbito político pasa algo similar. Existen opiniones que advierten una lucha sin fin entre generaciones desde tiempos inmemoriales. Definitivamente eso tiene que terminar, pues siendo parte de una misma sociedad se deberían aprovechar las virtudes de cada generación, reconociendo que al talento siempre se le podrá encontrar en cualquier etapa de la vida.
Hay dos vertientes principales que pueden llevar a las juventudes al ámbito político. La primera es el activismo, especialmente el estudiantil que, fieles a su propia energía y deseo de cambio, desde las instituciones educativas se congregan grupos que defienden una causa y que, a partir de ahí, se crea un filtro, donde las y los más diestros en las artes políticas llegan a encontrar su vocación y, tras recorrer el camino que les toque, pocos son los casos que logran pisar la cima del poder.
Es incorrecto generalizar, pero la mayoría de los ejemplos de éxito se hallan en quienes tienen que caminar un sendero largo, que regularmente lleva muchos años recorrer, resultando que aquellas personas jóvenes que conservaron la constancia y la determinación después de tan extenso trayecto, llegan ya sin esa juventud, y entonces sí es cuando alcanzan los puestos más altos.
La segunda vertiente la encontramos en una estirpe de jóvenes que ya tienen conexiones con la política desde el seno familiar. Descendientes de políticos profesionales que reciben una influencia temprana en su vida cotidiana que muchas veces les estimula el interés en los asuntos públicos y, de manera natural, gracias a las conexiones existentes, ingresan al mundo de la política mucho antes que otras personas de su misma generación que descubren su vocación por la política.
Lo cierto es que en la práctica es usual encontrar una notable suma de jóvenes “herederos” en la política, y realmente eso no tiene nada de malo, siempre y cuando puedan demostrar sus capacidades por sí mismos y su genuino deseo de servir, dejando de lado la ventaja y protección que les pueda dar su linaje familiar.
Es momento que las juventudes sean conscientes de las diversas problemáticas que afectan a su entorno, independientemente si quieren o no participar en política. Encontrar soluciones implica mirar desde otra perspectiva, de ahí la importancia que la sociedad participe integralmente.
Las nuevas tecnologías tienen un rol protagónico en la actualidad. El acceso a una gran cantidad de herramientas digitales y de redes sociales ha reorientado prácticamente la dinámica diaria en el mundo entero. Existe ahora una versión 2.0 de la vida y, en consecuencia, la forma de hacer política se renueva en proporciones desmedidas. Las y los jóvenes tienen una facilidad nata para utilizar estas herramientas y, por tanto, es una razón más que justifica su participación en la toma de decisiones.
Se suele considerar que la juventud es equivalente a inexperiencia y constantemente son descartadas sus opiniones y propuestas, pero recordemos que a esa edad se tiene una óptica del mundo que sirve para romper los paradigmas ya establecidos.
Las juventudes, al igual que toda la sociedad, exigen que los esfuerzos defiendan la dignidad de las personas y que realmente se sumen ideas, se abran puertas y se construyan puentes.
Llegó el tiempo de la unión, no de la división. Ya basta de dejar en las manos de una sola persona toda la responsabilidad. Tiene que terminar esa era en la que nuestro líder únicamente habla y escucha frente al espejo. La actualidad demanda que necesitemos y tengamos la convicción de avanzar en equipo, porque los desafíos se ven menos grandes cuando los enfrentamos juntos.
Yo no sueño con que el mundo cambie, sueño con que el pueblo tome conciencia. Si el pueblo toma conciencia no hacen falta sueños. – Subcomandante Marcos
Muy bien joven promesa ahora queda más claro para tus amigos (sobretodo los que te invitan a la política) y familiares porque te digo así.
Es su momento y deben estar siempre conscientes de algo anda mal en un mundo tan desigual.
Manos a la obra pero con jóvenes preparados y con las ganas de cambiar las cosas.