HISTORIA: CLAUDIA IVONNE HERNÁNDEZ/ D-APIE, AGENCIA INFORMATIVA
“Tuve una invitación a un cumpleaños de un amigo y compañero de trabajo en el cual pues ya era un grupo muy cerrado de solamente personas de gran confianza… y pues, al finalizar… como habíamos consumido bebidas alcohólicas, pues igual, mi amigo… la persona que era mi amiga y su esposa me invitaron a quedarme en su casa… para no trasladarme hasta mi domicilio y entonces accedí a quedarme en su casa por lo mismo, que no estaba en condiciones de viajar y… por la noche, por la madrugada, al despertar… pues yo me perdí por el alcohol y el sueño y todo… al despertar… fue la impresión al ver que este tipo estaba encima de mi… estaba abusando realmente de mi y no sé si fue la impresión o realmente el alcohol… por lo cual yo no podía ni moverme… lo poco que podía moverme, yo no tenía fuerzas para alejarlo… sólo alcanzaba a decirle que no, que se quitara…a lo cual él solamente me decía, tranquila, no pasa nada… no pasa nada… y yo en varias ocasiones me perdí totalmente del conocimiento… y cuando reaccionaba, el seguía encima de mi”
Este, es el doloroso relato de una mujer que fue abusada sexualmente en la zona serrana de Querétaro. Por motivos de seguridad, la voz de la víctima ha sido alterada, pero con efecto o no, esta es la voz de muchas mujeres que, han sido víctimas de violación.
Esta mujer huyó de la casa de hasta entonces su amigo, y no se atrevió a pedir ayuda ni a comentar siquiera el incidente. Tuvieron que pasar 11 días desde el día en que fue abusada para que se decidiera a poner la denuncia ante la fiscalía en Jalpan de Serra.
“Pues si fueron muchas horas las que estuve ahí porque fueron muchos errores los que ella cometía… corregir, corregir, corregir… y pues realmente no es nada fácil estarlo repitiendo una y otra vez y más con ella con el carácter como si… nada le importara… tal vez ella lo vea como algo normal, algo cotidiano, estar levantando la declaración y eso día a día, sea normal para ella… probablemente fue eso, pero realmente no sentí muy humano su trato y ya quedó así… en ese momento no me dieron absolutamente ningún documento para las citas… para la valoración ginecológica y psicológica…”

Según la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas, la víctima tenía derecho a recibir atención médica y psicológica de urgencia por personal del mismo sexo, o del sexo que la víctima elija; a recibir asesoría jurídica gratuita en cualquier etapa del proceso. A ser informada del desarrollo del procedimiento penal. A que se le reciban y tomen en cuenta las pruebas con las que cuenta. A que se le provea protección cuando exista riesgo para su vida o integridad personal. A recibir atención médica y psicológica o ser canalizada a instituciones que le proporcionen estos servicios. A que se le garantice la reparación del daño y entre otros, a que se protejan su identidad y sus datos personales para no hacerlos públicos.
Sin embargo, la fiscal que se hizo cargo de la investigación, adscrita a la oficina de la fiscalía general en Jalpan de Serra, le negó cada uno de estos derechos al no proporcionarle atención psicológica, negarle información sobre el estado que guardaba su proceso e incluso presuntamente filtrar información que favoreció que el imputado huyera del lugar.

La autoridad le entregó tan sólo un papel. Una orden de restricción de la cual su agresor nunca fue notificado. Le enviaron policías a su casa que se presentaron tan únicamente dos veces y en la segunda ocasión, le pidieron tan sólo que les firmara un papel en donde decía que si habían ido a verla.
Han pasado ya casi cuatro meses, y los policías nunca jamás regresaron para garantizarle protección durante el proceso.

La víctima asegura que la fiscalía le entregó una hoja con los derechos que tenía como víctima de un delito. Entre otras cosas, el documento decía que tenía derecho a recibir tratamiento psicológico por el tipo de experiencia que había tenido. Sin embargo, pasaron más de dos meses para que una psicóloga de la fiscalía la llamara para ofrecerle el tratamiento psicológico al que tenía derecho desde el primer momento en que hizo la denuncia. La víctima ya había tomado las riendas de su situación anímica y comenzó a tratarse con una psicóloga particular:
“Para esto ella me dijo, ok, si lo quieres seguir llevando ahí, sólo necesito los datos de la psicóloga para ponerlo aquí que yo te referí con esa psicóloga… y le digo pero no fue así, usted no me refirió… o sea, la fiscalía… ¿qué han pasado? ¿Dos meses? Más de dos meses y apenas ahorita… yo ya llevo rato con esta psicóloga… no puede ser que ustedes me canalicen con ella porque es un crédito que a ustedes no les corresponde… y se suponía que se me debió haber otorgado desde el primer momento que vine que fue hace dos meses…”
La fiscalía en Jalpan de Serra tardó más de dos meses para brindar la atención psicológica a una víctima de violación. Después de dos meses de iniciada la carpeta de investigación, la fiscalía pidió a la víctima, la firma de uno de dos documentos: o que aceptaba que la fiscalía la había remitido con esa misma psicóloga o bien, dejar plasmado su negativa para aceptar el apoyo psicológico de la fiscalía. Ante esto, a víctima aceptó firmar el documento donde decía que ella se había negado a recibir la atención desde la fiscalía.

Una vez que la fiscal de Jalpan, recibió el dictamen psicológico, concluyó que no había daño, por lo tanto no había delito qué perseguir:
“Que no había daño psicológico… que todo marcaba que sí había un daño pero que lo que fallaba era que aunque en todas las evaluaciones que me hizo la psicóloga de San Juan, marcaba que sí había un daño y todo, pero que en la conclusión puso que el daño no era derivado… que era multifactorial… que no era derivado a ese hecho y que era por problemas familiares y laborales y yo nunca he tenido problemas familiares. ¡Al contrario! Esto me estuvo generando problemas laborales… pero yo en sí, nunca había tenido esos problemas y yo no sé de donde sacó eso la psicóloga… y dijo la fiscal que como no era derivado de eso, por lo tanto no había delito y así lo dijo: no hay daño, no hay delito”.
La víctima de violación tuvo que pagar su propio peritaje para aportar pruebas y demostrar que había sufrido un daño a propósito de la agresión. La Secretaría de Salud también certificó que había sufrido un daño tanto físico como emocional y psicológico a pesar de la resistencia de la fiscalía en Jalpan de Serra. Esta mujer de menos de 30 años tuvo que “comprobar” que había sido agredida sexualmente y afectada emocional y psicológicamente para evitar que la Fiscalía de la oficina de Jalpan cerrara la carpeta de investigación.

Se necesitó la intervención de la oficina regional de Cadereyta para apoyar a una mujer víctima de violación:
“Entonces esta licenciada de Cadereyta se portó muy bien, muy en su papel y ella nos tomaron la declaración para darle proceso. Incluso me dijo que, si era necesario, que ella misma iba a llevar el caso dejando a un lado a la fiscal de aquí, que realmente no está haciendo nada… y no tenía como como justificar que no estaba haciendo nada. Ella me explica que había revisado mi carpeta y que en el primer instante, con las capturas que yo di, de prueba que él no se niega, y con la declaración, que ahí tenían todo para hacer la detención preventiva desde un inicio y fue ella la que me explicó que las medidas de protección fueron en vano porque realmente yo tenía un papel pero él no estaba informado entonces me dice que se pudo haber acercado o haber hecho algo en cualquier momento porque él no estaba enterado que no debía acercarse, eso es absurdo realmente…”

Luego de más de tres meses y gracias a la intervención de la fiscal de Cadereyta, finalmente se giró una orden de aprehensión en contra del agresor. Sin embargo, éste, ya se había dado a la fuga.
Fuentes cercanas al caso, aseguran que el agresor fue informado de manera ilegal, del proceso que se seguía en su contra. Algunos trascendidos aseguran que policías de investigación del delito en Jalpan filtran información a los presuntos responsables de un delito a cambio de dinero.

La víctima levantó ya una queja ante la defensoría de los derechos humanos y envió una carta a la oficina de atención ciudadana del gobierno estatal.
“Es muy difícil tomar la decisión y ya estando como víctima, por todo lo que pasé pues las entiendo… es muy difícil tomar la decisión, atreverse… y en el momento en que uno se atreve y cree que todo va a estar bien porque uno dejó las cosas en las manos de la justicia se supone… uno confía en ellos, para que ellos nos den la espalda y nos nieguen información… no nos lleven un proceso… no nos informen… no nos protejan de manera adecuada, pues es un martirio… por eso las personas no se animan a denunciar.”
La victima es trabajadora del sector salud, al igual que su agresor quien mantuvo su trabajo hasta finales del año, a pesar de que su jefe inmediato sabía ya de la denuncia que había en su contra. Fue gracias a la intervención de mujeres que jerárquicamente tenían más peso, que no le renovaron contrato al presunto agresor.

Casos como este se repiten a diario en toda la república mexicana sin que haya una completa garantía de apoyo por parte de las autoridades locales: Según el secretariado ejecutivo del sistema nacional de seguridad pública Querétaro reportó 683 carpetas de investigación por violación durante el 2021, lo que nos coloca en el lugar número once del ranking nacional, por debajo de estados como Oaxaca, Hidalgo y Quintana Roo.
Sin embargo, cuando hablamos de porcentajes el escenario cambia: los presuntos delitos de violación/ por cada 100 mil habitantes coloca a Querétaro en el lugar número cuatro con un 29.45 por ciento, lo que supera la media nacional que es de apenas el 16.4 por ciento. Es decir, considerando el número total de habitantes que tiene Querétaro, superamos la media nacional; son demasiados delitos para tan poca población.

Y a pesar de las denuncias, pareciera que sigue imperando la falta de sensibilidad con las víctimas, por parte de algunas autoridades:
“Llevan a la víctima a declarar y la fiscal lo que único que les dice es… las convence de que no para qué… que es un proceso muy largo, muy tardado y que puede tardar meses o años y que mejor que no se la compliquen… que no denuncien… entonces ha habido muchas quejas por eso, que ella se está metiendo en cosas que realmente no le corresponden”
Mientras los días pasan, la víctima sigue peleando sus derechos y el agresor, hoy ya se encuentra prófugo.