De un gobierno al que no le conmueve ni siquiera el dolor de los padres que tienen a sus hijos menores enfermos con cáncer y carecen de sus medicamentos vitales, quizá no nos sorprenda saber que desde hace año y medio tiene abandonados a su suerte a alrededor de 42 becarios de posgrado, maestría y doctorado, en el Reino Unido. Estos jóvenes talentosos, estudiosos y trabajadores, llevan ya aproximadamente 15 meses sin que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) les deposite su manutención mensual y, presas de la desesperación, han decidido dirigirle una carta directamente al presidente de la república a través de la Sociedad de Estudiantes Mexicanos en el Reino Unido, para solicitarle que intervenga y pronto puedan volver a recibir el dinero que necesitan para vivir.
Esta actitud del Conacyt, como muchas otras que hemos estado atestiguando en los tres años más recientes, raya en lo inhumano. Conviene recordar que los becarios llevaban ya algunos años en las islas británicas realizando estudios en el campo de las energías renovables cuando, por instrucciones del titular del Poder Ejecutivo Federal, las bancadas legislativas oficialistas en ambas cámaras, votaron en octubre del 2020 a favor de finiquitar 109 fideicomisos públicos, entre estos 91 destinados a financiar diversas actividades de investigación científica y de desarrollo tecnológico. Entre estos instrumentos financieros se encontraba precisamente el denominado Fondo Sectorial de Energía, mediante el que se administraban los recursos que permitían otorgar las becas a los estudiantes que hoy no tienen dinero ni para comer. La agravante es que los jóvenes están impedidos para laborar en el Reino Unido, pues sus visas de estudiantes no les permiten dedicarse a ninguna otra actividad; idéntica condición que establece el Conacyt para todo aquel que resulte beneficiado con una beca de posgrado.
A fin de justificar el finiquito de los fideicomisos para ciencia y tecnología, el primer mandatario acusó a la comunidad científica de manejar indebidamente los fondos y destinarlos a actividades diferentes a las que estaban dirigidos. Por supuesto, esto no era así, prueba de ello es que año y medio más tarde siguen si presentarse las pruebas de dichas acusaciones. En realidad, estas bolsas, que se nutrían de ingresos propios, obtenidos mediante la venta de servicios de consultoría, asesoría, capacitación, entrenamiento, etc., y no de dinero público, como también se dijo, eran utilizadas para paliar las raquíticas inversiones que endémicamente han hecho los gobiernos de México en el sector de la ciencia y la tecnología. Con ellas se podía reparar equipo científico, cubrirse ante el desliz del tipo de cambio en la compra de instrumentación y consumibles, pagar los estudios de campo o garantizar la manutención de becarios en México y el extranjero, entre otras actividades.
Cuando el presidente López concretó la apropiación de los dineros de estos fideicomisos, los estudiantes que dependían de estos fondos para realizar sus estudios, particularmente quienes recibían su manutención del fondo sectorial mencionado, establecieron comunicación con la titular del Conacyt, quien aseguró que el finiquito de los fideicomisos no pondría en riesgo sus proyectos de investigación. Ahora vemos que esto no fue verdad y los 42 jóvenes están teniendo que recibir ayuda de sus familias y amigos para poder sobrevivir fuera de su patria.
Resulta paradójico que el mismo gobierno federal se preocupe por entregar dinero puntualmente, y a veces hasta con anticipación, a muchos jóvenes mediante el programa de “Jóvenes construyendo el futuro”, y en cambio deje sin su merecida beca de posgrado a otros, muy pocos, que se han distinguido por su dedicación al estudio y al trabajo, así como por su capacidad académica. Estos becarios a los que Conacyt no se digna a atender están llamados a convertirse en los especialistas que le urgen a nuestro país para modernizar la cartera energética que requiere la industria asentada en nuestro territorio y hacer frente a la crisis de calentamiento global. Por ello su abandono resulta inaceptable y convendría que la Cámara de Diputados interviniera urgentemente para resolver esta vergonzante situación.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.
Desde luego vuelven las mentiras a resaltar su imagen bien dices que no le importa la desgracia y el sufrimiento de los demás quiere el dinero para seguir comprando votos