HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
Julieta se acercó a la ciencia por casualidad, pues fue una entrevista periodística que realizó la que la llevó a motivarse para fundar Serendipia (www.revistaserendipia.com/) hace 13 años. Se trata de la primera revista independiente del periodismo científico y análisis cultural de Querétaro, que sigue en pie gracias al apoyo de muchas personas, pese a la carencia de programas locales que impulsen estas publicaciones.
Periodista de formación, Julieta Isabel Espinosa Rentería todavía era estudiante cuando entrevistó al encargado del herpetario de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y se maravilló con la importancia de la ciencia. Desde ese momento, empezó a incluir segmentos científicos en cualquier empleo que tuvo.
“Hace 13 años el periodismo científico no estaba tan popularizado en México. Sin embargo, mi esposo, que es artista plástico, y yo, quisimos hacer una revista local. Después, ésta se fue regionalizando, abarcamos un poco el Bajío, aunque la realidad es que la ciencia es universal y terminas entrevistando a personas de Querétaro, San Luis Potosí o de otras partes del mundo”, señala.
Actualmente, agrega Julieta, la ciencia mexicana cuenta con una gran participación de mujeres, a pesar de que hace “20 o 30 años era un poco más complicado que ellas se adentraran en este mundo, pero ahora son muchas las investigadoras que están trabajando”.
Si algo tienen en común estas mujeres científicas y las mujeres dedicadas al periodismo de ciencia, es que “compartimos las mismas problemáticas, sabemos que hay madres de familia, madres solteras, problemas comunes, pero en todos los casos encuentras la misma corresponsabilidad en las investigadoras y en las divulgadoras porque hay mucho gusto por el área”.
“Son mamás, amas de casa, investigadoras en laboratorio, muchas salen a campo, tienen que aventarse grandes jornadas en otros lugares y dejar todo listo en casa y en mi caso, a través de la revista, hay algo fijo para medir la pasión de las personas, ves la pasión que le ponen a lo que hacen y las ganas de contribuir a mejorar algo, que persiguen un bien común, es muy humanitario”.
Al principio no fue sencillo dedicarse a esta área. Tuvo que investigar más para tratar algunos temas y leer mucho sobre algunas disciplinas antes de poder preguntar o escribir sobre las diferentes disciplinas, pero acabó por entender que “nuestra responsabilidad no es saberlo todo, sino saber comunicar”.
Entre las cosas que considera más gratificante, resalta la posibilidad de ayudar a quienes desarrollan ciencia a explicarle a su círculo más cercano, qué es lo que hacen en sus empleos.
“Tuve una entrevista con un matemático, escribí la nota y después me comentó que era la primera vez en su vida que había podido darle a leer algo a su familia para que supieran qué es lo que él hacía, porque no tenía las palabras, era una línea de investigación muy especializada y por fin lo logró, eso es gratificante”.
Ahora le gustaría ver a más periodistas científicos, sin tenerle miedo a la investigación y con la capacidad de leer documentos especializados, hasta “volvernos curiosos como son las personas que se dedican a la ciencia, sin temor a que no nos van a entender, dejar de subestimar a los lectores, pero hay que confiar más en nuestro conocimiento, hoy tenemos más herramientas para expresar lo que pasa dentro de un laboratorio”.
Julieta lamenta que no existan apoyos gubernamentales para las publicaciones de la divulgación de la ciencia. “En tres administraciones de gobierno nos dijeron que no podían darnos publicidad porque nuestro sector no era atractivo para el público, pero subsistimos por la venta de espacios publicitarios muy pequeños a centros de investigación y el apoyo familiar, también por trabajos adicionales porque editamos otras revistas o libros de investigadores y así sostenemos el proyecto sin apoyo”.
Sostiene que esa falta de impulso a la divulgación científica se basa en una mentira sobre la supuesta falta de interés de la gente en estos temas, cuando la pandemia mostró que a las personas sí les interesa conocer los avances y los descubrimientos, pero hasta ahora “pedir apoyo (para divulgación) es tocar puertas de piedra que no se abren”.
El periodismo científico, insiste, es un área de oportunidad inmensa en el país, porque significa abrir el conocimiento para muchas personas, sobre todo para las mujeres que desconocen la gran participación de jóvenes en este sector.
“A las mujeres nos abre el panorama, porque aprendes mucho en todas las áreas, en cómo encaminar a los hijos, en la ciencia no hay opiniones personales hay hechos y las científicas mexicanas son muy buenas, muy capaces y han luchado mucho, han picado piedra y se fueron forjando un lugar importante en el país, hoy encabezan laboratorios y centros de investigación e impulsan a otras niñas y a otras mujeres a ocupar espacios igual de importantes”.
