En el Día del Amor y la Amistad, México y China cumplieron otro aniversario de relaciones diplomáticas. Se trata del quincuagésimo año de relaciones bilaterales entre nuestro país y el de los ríos azul y amarillo. ¿Qué análisis de puede ofrecer de este escenario? ¿Qué incomodidades existen? ¿Qué amenazas podrían presentarse?
México se configuró como país independiente el 27 de septiembre de 1821, tras conseguir su independencia de España. Al paso de los años comenzó a obtener reconocimiento de los varios Estados del mundo. En algunos casos este reconocimiento le costó más que en otros. Por ejemplo, con Reino Unido y Francia el “favor” le costó tener que aceptar tratados comerciales que beneficiaban más a estos países europeos.
Por su parte, China, a pesar de contar con una historia milenaria, se configuró tarde como un Estado-nación moderno en comparación con otros países. Tras siglos bajo la influencia de europeos, particularmente de británicos, China aprovechó los estragos experimentados por países imperialistas durante la Primera y Segunda Guerra Mundial para ganar autonomía y posteriormente su total independencia de las potencias de Europa, no sin antes atravesar por varias décadas de inestabilidad política, creada por la confrontación entre el partido nacionalista (o Kuomintang) y el comunista.
Fue este último partido el que venció al final y su líder, Mao Zedong, tuvo entonces el poder para establecer un Estado socialista en la nueva República Popular de China, diferente a la República de China, que conocemos comúnmente como Taiwán, isla a donde huyeron los líderes del partido Kuomintang. Al igual que varios países recientemente creados e independientes, el nuevo Estado chino fue poco a poco reconocido por otros. Uno de los primeros en hacerlo, a raíz de la ideología, fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Con México fue hasta 1972 que estableció relaciones diplomáticas, lo que implica de facto un reconocimiento entre Estados. Este aniversario de medio siglo refleja una serie de cuestiones. Para nuestro país, esta interacción más cercana y significativa mejoró su posicionamiento ante el mundo, es decir, un mayor contacto y presencia en otros espacios del globo. Para los chinos significó ser progresivamente aceptados por Occidente.
Hoy en día, la importancia de la relación sino-mexicana cobra mayor trascendencia. Para México representa continuar su política exterior de interacción duradera y pacífica con los países. De igual manera, su afán de construir relaciones amistosas y fructíferas refleja una clara característica de una potencia media en el escenario internacional. Las alianzas, los gestos de cooperación y el contacto con potencias grandes y otras medias son parte fundamental de fortalecer la seguridad y estabilidad de Estados medianos.
Desde luego, sobre todo ahora que el país asiático ha crecido de manera exorbitante, configurándose como una hegemonía, la relación que tiene con México despierta mayor inquietud para Estados Unidos de América (EUA) y la Unión Europea (UE), que mantienen una cercanía con nuestro país desde hace mucho tiempo, aunque en diferente proporción.
Para México, acercarse a China (y a Rusia), recibiendo una mayor asistencia y cooperación internacional, por ejemplo, podría funcionar, es decir, un mayor contacto con una hegemonía desde luego conlleva utilidades suculentas y ejemplos hay muchos. No obstante, habría que analizar el panorama completo en esta dinámica y los intereses de los participantes.
El interés de China no sería necesariamente fortalecer la relación con México, sino que, a raíz de mejorarla, se podría mermar la relación mexicano-estadounidense. Por ende, el beneficio obtenido que se gozaría puede que sea a corto plazo, y en cambio lastimaría las interacciones y confianza con EUA, nuestro gran socio comercial del norte, y la UE, otro agente económico de enorme importancia mundial. A pesar de la ideología del gobierno en turno, nuestro país debe considerar en qué punto de la balanza está parado y hacia dónde dirigirse.
*Imagen: Reunión entre el embajador de China en México Zhu Qingqiao y la subsecretaria para Asuntos Multilaterales de SRE Martha Delgado.