REDACCIÓN/LALUPA.MX
México, 16 de febrero de 2022.- La mexicana Paola Schietekat viajó a Catar para formar parte de la organización de la próxima copa mundial de futbol, pero tuvo que huir tras vivir una agresión física y un degradante trato judicial basado en el extremo machismo de la nación árabe.
Schietekat trabajaba como economista conductual para el Comité Supremo de Catar, organismo responsable de organizar el mundial que se hará del 21 de noviembre al 18 de diciembre. El 6 de junio de 2021 un hombre de la comunidad latina en Catar, a quien consideraba su amigo, entró al departamento de Paola y la agredió físicamente:
“Después de un forcejeo breve terminé en el piso. Horas después, me salieron moretones en todo el brazo izquierdo, el hombro y la espalda”, relata en una carta. Paola detalla que fue víctima de abuso sexual y agresión cuando tenía 16 años.
Paola se trasladó a un hotel en Doha, se puso en contacto con su familia, tomó fotos de las lesiones y, junto con Luis Alberto Ancona Navarrete, el cónsul mexicano en Catar, acudió a la policía, que al llegar la interrogó en árabe (idioma que no domina) y le ofrecieron tres opciones: no hacer nada ante la agresión, pedir una orden de alejamiento o iniciar un proceso judicial. Schietekat se decidió por esta última opción, firmando una declaración y dando los datos del agresor.
Esa noche, la policía contactó a Paola y le pidió ir nuevamente a la estación urgentemente. Al llegar, su agresor se encontraba ahí y el papel se invirtió: ahora ella era la acusada. Según el hombre, ellos eran pareja y, bajo la ley de Catar, eso se considera como “relación extramarital”, lo cual es castigado hasta con siete años de cárcel y, en algunos casos, 100 latigazos.
La agresión que sufrió Paola dejó de importar y el caso se centró en la supuesta relación extramarital. Al salir de la estación, Paola tuvo que dejar su celular desbloqueado para la investigación y fue acosada y amenazada por el agresor. Pudo salir de Catar el 25 de junio de 2021 con ayuda de Human Rights Watch y gracias a su trabajo: la directora de asuntos internacionales del Comité Supremo contactó al Ministerio del Interior, para quitar la prohibición de viaje y así poder volver a su país.
Una vez en México, Paola recibió el expediente de la Corte Criminal de Catar, el cual absolvía al agresor, aunque el reporte médico mencionara que ella sí tenía heridas; la justificación fue que no había cámaras que captaran al agresor entrando al departamento. El mismo expediente omitía las irregularidades cometidas por las autoridades de Catar (el interrogatorio en árabe y que se quedaron con su teléfono, entre otras fallas).
Sin embargo, los cargos por relación extramarital seguían vigentes, haciéndole imposible regresar a Catar, a donde requería ir para pagar la representación legal. Su abogada le dijo que su opción era casarse con su agresor para cerrar el caso, pero eso no tenía sentido, porque para retirar esas acusaciones ella debía estar casada con él antes de la denuncia.
Paola buscó apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores para enviar una querella al gobierno de Catar en la que se cuestionaran las irregularidades de su caso, pero la Embajada de México en Catar no estaba preparada para defenderla, ya que ningún diplomático habla árabe y no conocen las leyes locales.
Entonces, Paola envió una carta a Leticia Maki Teramoto, titular de la Dirección de Protección para Mexicanos en el Exterior, pero sólo le contestaron que siga en contacto con la Embajada para tener seguimiento del caso, sin decirle qué estaban haciendo por ella.
Paola advierte que cuando sea el mundial podría haber problemas con mexicanos que no conozcan las leyes de ese país, que no hablen árabe y que no tengan el apoyo de la Embajada. Por otro lado, enfatiza que debería haber una estrategia internacional para responder a problemas legales que surjan en un país cuyas leyes están contra las mujeres y la comunidad LGBTI+.
Con información de Julio Astillero
