El 2 abril del 2020 el titular del Poder Ejecutivo Federal emitió un decreto para finiquitar 109 fideicomisos públicos, que permitían la realización de muy variadas actividades en apoyo a la investigación científica, el desarrollo tecnológico, el fomento a la cultura y al deporte, entre otras. En particular, en lo referente al sector de la ciencia y la tecnología, se tenían en funcionamiento estos instrumentos financieros: 35 fondos mixtos en los que participaban como fideicomitentes el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en conjunto con cada uno de los 32 estados del país, más los municipios de Puebla de Zaragoza, La Paz y Ciudad Juárez; otros 30 fondos sectoriales en los que el Conacyt contribuía junto con alguna secretaría de Estado, como Energía (Sener), Educación Pública, Gobernación (Segob), Marina, Defensa Nacional, Salud, Relaciones Exteriores, Economía (SE), etc., así como con otras dependencias del gobierno federal; por ejemplo, el Instituto Nacional de Geografía, el Instituto Nacional de las Mujeres, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y la Agencia Espacial Mexicana; y 26 más que eran administrados por cada uno de los centros públicos de investigación (CPIs), coordinados por el mismo Conacyt.
En ese entonces, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) calculó que tal extinción le permitiría al gobierno obtener unos 740 mil millones de pesos (mmdp), pero en lo concerniente a los 91 fideicomisos para ciencia y tecnología la cifra no era tan grande, pues apenas alcanzaba a sumar la módica cantidad de 68.4 mmdp, de los que el 83.1% (56.9 mmdp) ya eran controlados por secretarías como SHCP, SE, Sener y Segob; mientras que tan sólo el 1.1% (784 mdp) estaban administrados por los 26 CPIs, todos supervisados externamente.
Sin embargo, el decreto presidencial enfrentó serias críticas por parte de todos los sectores afectados y el intento debió ser contenido por algunos meses, hasta que el proceso se retomó iniciado ya el cuarto trimestre de ese mismo 2020. En esa segunda oportunidad, el presidente le encargó la operación al entonces diputado federal Mario Delgado, también líder de su fracción en la Cámara de Diputados. Nuevamente los sectores afectados manifestaron su inconformidad, pero el presidente arremetió declarando en una de sus conferencias de prensa: “Los que están defendiendo a los fideicomisos pues están defendiendo a la corrupción, así de claro, porque estos fideicomisos no tenían ningún control; inclusive la Auditoría Superior de la Federación (ASF) lo ha expresado, que no había transparencia, y desde luego se transferían fondos del presupuesto público, dinero de todo el pueblo, a grupos y a empresas, se subsidiaba a corporaciones que tienen muchos recursos, todo esto bajo el supuesto de que se fomentaba la ciencia y la tecnología”.
Por supuesto que lo que acusó López era incorrecto, pues, por ejemplo, en lo que respecta al sector de la ciencia y la tecnología, los fondos provenían de ahorros logrados durante el ejercicio fiscal, o de la venta de servicios de consultoría, asesoría, entrenamiento, capacitación, etc., y se utilizaban para pagar becas de posgrado, viajes de estudios en campo, reparaciones imprevistas de equipo, alzas del tipo de cambio en compras a largo plazo, proyectos multianuales, entre otros.
Al final los fideicomisos fueron extintos en octubre de ese 2020 y, luego de todo este tiempo que ha transcurrido, aún no se han ofrecido las pruebas del mal manejo de esos recursos que acusó el primer mandatario. Pero lo que sí ha surgido tras la reciente publicación del informe de revisión a la cuenta pública del 2021, realizada por la ASF, son serias irregularidades en al menos uno de los fideicomisos que estaban bajo resguardo del Conacyt, concretamente el del Fondo Institucional de Fomento Regional para el Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación; en él la ASF identificó irregularidades en el destino de unos 186.5 mdp, y se especula que conforme se profundice la auditoría estas inconsistencias podrían alcanzar una cifra mucho mayor.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.