Este domingo se celebrará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, un momento crucial para la política del país galo, pero también para la europea. ¿Cuál es el panorama actual y cómo podría configurarse el escenario de la política francesa?
Abril ha sido un mes muy activo para las elecciones en Europa. Ya hubo en Serbia y Hungría, con resultados interesantes para la actual política internacional dirigida a la guerra entre Rusia y Ucrania. Pero también hay comicios que aún no han comenzado, como es el caso de las elecciones parlamentarias en Eslovaquia, y otras que están en proceso, como las elecciones presidenciales en Francia.
Como se abordó en la antepasada entrega de Procesos del Poder en este espacio, la lucha por la presidencia en el país de la “libertad, igualdad y fraternidad” es férrea. Si bien en la recta final de cara a la primera vuelta hubo una docena de candidatos (apenas un tercio de mujeres y dos tercios de hombres), sólo la mitad contaba con apoyo suficiente para contender con más músculo en esta liga mayor. No obstante, de este grupo de seis candidatos, sólo tres tuvieron probabilidades más sólidas de continuar en la siguiente ronda.
Emmanuel Macron, político de centro y actual presidente de Francia, ganó la primera vuelta con el 27.8 % de los votos, mientras que su rival a vencer, Marine Le Pen, obtuvo el 23.1 %, quedando apenas un escaño detrás del mandatario, pero asegurando su participación en la segunda vuelta de las elecciones. Jean-Luc Mélenchon, candidato de izquierda, logró capturar un apoyo significativo en esta ocasión, que marcó su tercer intento por la presidencia. Pero incluso con casi el 22 % de los votos no fue suficiente para progresar en la contienda electoral, dejando el camino para un nuevo enfrentamiento entre Macron y Le Pen.
El pronóstico era justo ese: volver a ver a Macron y Le Pen en la segunda vuelta. Sin embargo, ahora el escenario ha cambiado en varias cuestiones, pero hay dos que llaman poderosamente nuestra atención. La primera es que el exasesor de François Hollande, a diferencia de hace un lustro, es el actual presidente del país. Es bien sabido que quien busca la reelección tiene usualmente más probabilidades de ganar las elecciones contra su rival y permanecer en el poder, por lo que un cambio de timón puede ser menos probable en este escenario.
La otra diferencia sustancial es que Le Pen ha modificado su posición en el espectro político. Hace cinco años, la política se mostraba como una candidata que arropaba fervientemente la extrema derecha, logrando acaparar muchos votos, pero no los suficientes para ganar las elecciones. Hoy en día la actual diputada de Pas-de-Calais se ha desrradicalizado un poco, desplazándose en dirección al centro pero manteniendo su postura en la derecha política, con algunas ideas de la extrema derecha. Ha sido este movimiento el que le ha traído más votos y mejorado su posición en la contienda.
La pregunta es si le será suficiente a Le Pen, puesto que en 2017 con un poco menos de un millón de votos respecto a Macron avanzó a la segunda vuelta, pero en esta su suerte cambió diametralmente, obteniendo apenas un poco más de la mitad de los votos que su contrincante. Eso podría repetirse ahora, pero es probable que no sea tan drástico, es decir, resulta claro que desde Nicolas Sarkozy los franceses no han apoyado de manera sólida a la derecha política, de ahí que Hollande y el actual mandatario hayan ganado sus elecciones.
Pero el movimiento de Le Pen hacia la derecha resulta interesante para muchos electores, puesto que la nueva postura es más mesurada y eso podría quitarle los votantes más conservadores a Macron para añadirlos a su cuenta. No obstante, aun con esa posibilidad, es probable que el actual mandatario sea victorioso en las elecciones y repita su periodo presidencial. El debate de hoy entre ambos candidatos y la contienda del domingo son críticos, puesto que determinarán el futuro del país galo, su permanencia en la Unión Europea y la OTAN, y la continuación de los movimientos diplomáticos hacia Rusia y Ucrania.
