HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
Vale vive con miedo desde hace un año, cuando dejó a su pareja y él empezó a acosarla en redes sociales y en el trabajo, pintó amenazas frente a su casa e intimidó, en varias ocasiones, a su familia en la calle o en su hogar. Este jueves enfrentaría la primera audiencia inicial con el acusado, sin embargo no pudo llevarse a cabo, pues el notificador no lo localizó en ninguno de los domicilios señalados por la Fiscalía. En audiencia privada, hoy se solicitó y se obtuvo la orden de aprehensión, pero se teme que haya abandonado el país pues es extranjero.
El acoso agravó la ansiedad de Vale y le causó el despido en la empresa para la que laboraba, porque eran constantes las llamadas y la actitud agresiva al esperarla afuera del trabajo, aunque ella no quería verlo. Su superior le pidió presentar su renuncia “voluntaria” y a la expareja le señaló que la empresa sólo era responsable de ella de 8 a 6 de la tarde.
Al asesorar a Vale, la organización Adax Digitales exigió medidas cautelares que se mantuvieron durante 60 días, incluso se extendieron 10 días más por decisión de los propios policías y se demandó quitar el pasaporte a la expareja de origen uruguayo, lo que no sucedió, así que temen que se sustraiga de la justicia mexicana porque no lo pudieron localizar para la audiencia que iniciaría hoy.
La activista de Adax Digitales, Mayra Dávila Alvarado, subrayó que la violencia digital de género crece constantemente en Querétaro, que ya se ubica en el primer lugar nacional de ciberacoso contra mujeres jóvenes de 12 a 17 años y en el cuarto lugar con mayor agresión digital entre la población mayor de edad, de la que 95% de las víctimas son mujeres, de acuerdo con el Módulo de Ciberacoso (MOCIBA) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
A pesar de esos datos y la violencia que vivió Vale, las medidas cautelares ya caducaron sin que se tomaran acciones mínimas como retirarle el pasaporte al presunto agresor. Cuando las medidas cautelares estaban vigentes, Vale vio en esos documentos la única posibilidad de sentirse un poco segura.
“Saqué cinco copias de las medidas cautelares, la original la dejé en mi casa, otra en el auto de mi mamá, otra en mi bolsa, otra con mi hermana, otra siempre la cargué, cuando me las renovaron hice lo mismo y cargo con esas copias, aunque no estén vigentes, porque salgo con miedo y volteo para todos lados y si veo un coche que se parezca al suyo no puedo seguir”.
Estaba desesperada y necesitaba ayuda
Durante poco más de dos años Vale estuvo en una relación con su expareja y no recuerda que mostrara rasgos de violencia, sino hasta que terminó con él. “No lo tomó nada bien, comenzó a acosarme vía WhatsApp, lo bloqueé, siguió en Facebook, empezó a mandarme correos electrónicos, primero sin insultos, sino como si fueran despedidas y solo lo ignoré”.
Al no tener respuesta, empezó a amenazarla, “vino a buscar a mi familia, agredió (verbalmente) a mi mamá, buscó a mi hermana en redes sociales y decía que quería verme, hablar, pero ya era agresivo. Rayó, en dos ocasiones, la barda frente a mi casa con mensajes muy ofensivos y con mi nombre, mi edad y datos personales, amenazó a mi mamá en una calle”.
Al principio, Vale pensó que estaba enojado y se le iba a pasar, pero llegó un momento en el que la situación parecía interminable con actitudes más agresivas. Empezó a llamar a su trabajo y la iba a buscar a la salida, donde la intervención de sus compañeros evitó que se le acercara.
Él amenazaba con regresar todo el tiempo que fuera necesario y la empresa decidió correrla. “Mi jefa le dijo que ella solo estaba a cargo de los trabajadores de 8 a 6 de la tarde, que después de las 6 de la tarde ya no podía hacer nada”, así que Vale aceptó firmar la renuncia voluntaria para no sentirse en riesgo al saber que no la protegerían.
“Yo estaba desesperada y necesitaba ayuda. Yo le restaba importancia a mi caso, porque pensaba con tantos feminicidios, infanticidios y desaparecidas, lo mío es nada, pero después en Adax Digitales me explicaron que mi caso era igual de importante, porque amenazaba mi salud, mi seguridad, mi vida, incluso a mi familia en Guanajuato.
Su ex pareja siguió imparable: buscó a las amistades de Vale para repartir amenazas, incluso aseguró que grupos del crimen organizado de Guanajuato le debían favores.
Sin medidas cautelares ni notificación al imputado
Con el apoyo de la organización, Vale inició el procedimiento en la Fiscalía General de Justicia de Querétaro y al inicio no veían elementos suficientes para brindarle medidas cautelares, pero con la intervención de las activistas y del Instituto Queretano de las Mujeres se le autorizaron.
Entre las medidas se encontraban una restricción para acercarse a ella, además que diferentes corporaciones del estado y del municipio acudían a la casa de Vale todos los días para verificar que estuviera bien. Así se hizo durante los 30 días de la primera medida cautelar y la extensión de otros 30 días. “Todavía Policía Estatal lo amplió diez días más y venían a verificar cómo estaba”.
En diciembre de 2021 se solicitó la judicialización de la carpeta de investigación CI/QRO/27955/2021 por violencia digital de género y violencia de género. Pasaron cuatro meses para que se fijara una fecha para la audiencia inicial que se realizaría este jueves 21 de marzo, sin embargo, al no poder localizarlo ésta no se llevó a cabo.
Mayra Dávila lamentó que las autoridades “tuvieron más de un mes para notificar al sujeto y ahora nos dicen que no lo logran notificar, que no lo encuentran en el domicilio. Les dijimos que se puede fugar, nunca nos hicieron caso de que le quitaran su pasaporte, nos dijeron que tenía que llegar hasta el juez de control y ahora no lo localizan, si lo encuentran, seguramente estará amparado o tal vez ya se sustrajo de la justicia mexicana”.
Para la activista es muy claro que la violencia siempre escala y por eso se necesita la actuación inmediata de las autoridades, porque “es muy desgastante ir todos los días a exigir que se les ponga un alto”. De acuerdo con el INEGI, apenas en el 4.2 por ciento de las carpetas de investigación que se inician, se pone al agresor ante un juez.
Mientras espera que se inicien las audiencias, Vale sufre los estragos del acoso: su ansiedad se agravó, desarrolló hipertensión y se le atendió en el hospital por estrés. “Son gastos por los seguimientos, debo ir a los médicos para controlarme, voy a la psicóloga, sufro dermatitis por ansiedad, pero le doy las gracias a todas los que me han ayudado porque no hubiera podido sola, porque el sistema te come”.