Autoría de 11:18 am #Opinión, Rocío Ruiz - Entre las Sábanas

Ssisi: una historia de amor – Rocío Ruiz

¡¿Papi, ya pronto vamos a llegar?! ¿Cuánto falta? Ya me cansé ¿Podrías ir más de prisa? ¡Tengo ganas de ir al baño!

Ssisi repetía, una y otra vez, las mismas preguntas a sus padres, iban camino a Zacatlán, en Puebla. La familia acostumbraba a salir de paseo los domingos y a Ssisi le encantaba conocer gente, sabores y nuevos lugares.

Ssisi tiene 5 años pero es una gran exploradora y siempre pregunta mucho porque todo quiere aprender, tocar, oler y hasta probar.

¡Ssisi, por fin llegamos!, exclamó su mamá. Ya baja, anda, vamos a desayunar.

La niña estaba feliz, había mucho campo donde correr y muchos árboles frondosos y gigantes. Se sentaron a desayunar en un lugar muy acogedor, una cabañita muy linda de madera con una chimenea al centro. Sissi se percató inmediatamente que alrededor había juegos infantiles, ella pensó: qué bonito lugar, parece que fue sacado de un cuento.

Mientras la familia esperaba a ser atendida, se acercó una pequeña niña con la edad más o menos como la de Ssisi. Muy cortésmente les ofreció la carta y les dijo que en un momento venía su mamá a tomarles la orden.

Ssisi no dejó pasar la oportunidad y le preguntó por su nombre, ella le dijo: me llamo Citlalli. Hola, Citlalli, me llamo Ssisi, respondió. ¿Quieres jugar conmigo? Citlalli miró al fondo de la cabaña donde se encontraba su mamá y vio que se acercaba ¿Mamá, puedo salir a jugar con Ssisi?

La mamá de Citlalli, dueña del lugar, asintió con la cabeza. “Claro, pero sólo desde dónde las podamos observar”, dijo.

Ssisi quedó impresionada por la gran barriga que tenía la mamá de su nueva amiguita.

Ya a solas le preguntó a Citlalli: ¿por qué tu mamá tiene esa enorme panza?

Citlalli le contestó: es que pronto voy a tener un hermanito, ¿Y cómo llego ese hermanito ahí?, insistió.

No sé, le respondió pensativa su amiga, hubo un silencio largo y luego las dos dijeron al mismo tiempo: “Son cosas de adultos”, jajajaja rieron de la coincidencia y siguieron jugando y divirtiéndose por el resto de la tarde.

En el camino de regreso a casa Ssisi se quedó plácidamente dormida, estaba agotada de tanto jugar y correr con su nueva amiga.

Pero al despertar, ya en casa, comenzó a hacer una serie de preguntas a sus papás:

¿Cómo llegó el hermanito de Citlalli a la barriga de su mamá?

¿Cómo llegué a tu panza, mamá?

¿Puedo tener un hermanito como Citlalli?

¿Yo puedo tener un bebé?

Bueno, bueno, Ssisi, vamos paso a paso. Creo que ya estás preparada para saber ciertas cosas, le contesto amorosamente su papá.

Siéntate, le expresó su mamá y fue por un álbum gigante donde en letras enormes y doradas decía:

“SSisi: una historia de amor”

La mamá de Ssisi comenzó por decirle que no todos los niños que llegan a una casa vienen de la panza de la mamá, algunos papás deciden adoptar. Nosotros, como muchos otros papás, deseábamos tener un bebé, pero biológicamente no nos fue posible.

Entonces, existen casas donde hay muchos niños que también están buscando una familia, continuo la mamá.

 Nosotros tuvimos que cumplir muchos requisitos para poder conseguir que llegaras a este hogar, le dijo su papá con voz emocionada.

Mira, estos son todos los papeles que tuvimos que presentar para poder tenerte en casa, dijo el papá, quien, acto seguido, abrió el álbum con letras doradas.

 Ssisi vio emocionada por varios minutos la pila de papeles y requisitos que la casa hogar les pidió a sus padres y dijo: si ustedes tuvieron que hacer todo esto por mí, es porque en realidad me querían mucho. La carita de Ssisi se alumbró como un sol.

Así es, mi amor, siempre fuiste una niña muy deseada por nosotros.

Pero entonces… tengo otra pregunta: ¿yo también estuve en una panza, como el hermanito de Citlalli?

Claro, todos los seres humanos nacemos de una panza, también algunos animalitos ¿te acuerdas cuando vimos en el zoológico que algunos animales nacen de la panza y otros del huevo? Contestó su papá.

¿Entonces de que panza salí yo?, preguntó rápidamente volteando a mirar a su madre.

Tú saliste de la panza de una mujer que no pudo mantenerte a su lado por diferentes situaciones. Pero que seguramente te creo para nosotros al saber que tu papá y yo no podíamos tener hijos propios.

¿Y mis papás biológicos como me hicieron?, siguió preguntando la curiosa Ssisi.

Tus papás biológicos te hicieron a ti como lo hacen todos los seres humanos. Una pareja que se quiere, se besa, tiene abrazos y caricias y el papá le entrega una semillita a la mamá.

Ya dentro de la mamá comienza a crecer esa semillita hasta que es tan grande que ya no cabe en su cuerpo y nace un bebé.

¡Ay, qué bonito! ¿Podemos adoptar un bebé para que sea mi hermanito?, preguntó emocionada la curiosa Ssisi.

Lo podemos comenzar a platicar y a planear, le contestó tranquilamente su mamá.

 A ver, a ver, otra cosa. Ssisi se rascó la cabeza y volvió a cuestionar: ¿si ustedes no pudieron tener un bebé biológico, yo tampoco lo podré tener?

Eso no lo sabremos hasta que seas un adulto, pues sólo los adultos se pueden embarazar, contestó su mamá, pero piensa lo magnífico que es tener la posibilidad de tener un bebé por adopción como tú.

¡Es cierto! ¡Es cierto!, brincó Ssisi al darse cuenta de esa bonita posibilidad.

Eso sería magnífico, adoptar un bebé como ustedes, desde mi corazón. Los papas de Ssisi la abrazaron amorosamente.

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Last modified: 6 mayo, 2022
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