Desde el trienio 2015-2018 en la capital del estado, la administración municipal intentó sentar las bases de una ciudad con movilidad sustentable mediante varias obras o acciones puntuales.
La politización de estas acciones (como fue el caso de la renovación de la avenida Ezequiel Montes o la de un tramo de la calle Madero), amén de algunas fallas en la gobernanza municipal, dañaron el plan.
Agrego el distanciamiento político que se gestó entre el entonces presidente municipal y el gobernador del estado, lo que condujo a que prácticamente no existiera un trabajo coordinado entre ambas instancias en políticas públicas que requería la capital del estado. El alcalde tuvo que “rascarse con sus propias uñas” e incluso llegó a tener que enfrentar acciones que parecían “sabotaje” a su administración.
Total que a final de cuentas pocas acciones se pudieron realizar en favor de la movilidad durante ese trienio, a pesar de existir un plan específico encaminado a tal fin.
Fue tal el conflicto político por la movilidad que envolvió a esta administración municipal, que una de sus repercusiones fue que un par de candidatos a ocupar la presidencia municipal en el trienio 2018-2021 incluyeron este tema en sus campañas.
Uno, en el extremo más radical y quizá hasta más retrógrado, en su primer acto de campaña prometió destruir las pocas ciclovías que se habían construido hasta entonces, con el argumento de que estorbaban a la circulación de los automóviles. El otro candidato incluyó en su slogan de campaña la promesa de reducir el tráfico vehicular.
Hoy sabemos que ni se han destruido las ciclovías (afortunadamente) pero tampoco se han realizado las suficientes obras públicas o se han puesto en marcha planes sociales para avanzar hacia una movilidad sustentable.
Igual en el estado
La actual administración estatal ha mostrado con claridad que entre sus planes no es prioridad, hasta el momento, la movilidad sustentable.
Recordemos que este concepto se refiere al desarrollo de las zonas urbanas colocando en primer lugar al peatón, seguido de los ciclistas, motociclistas, transporte público y, finalmente, los autos particulares.
En términos llanos esta visión es esencialmente democrática porque prioriza a las mayorías, que son los viandantes, por encima de las minorías que son los automovilistas.
Sin embargo, durante su campaña y en los primeros días de su administración, el titular del Poder Ejecutivo del estado planteó como su principal propuesta de obra pública la construcción del segundo piso en avenida 5 de febrero. La opinión pública negativa a tal propuesta lo obligó a dar marcha atrás.
Lamentablemente hasta ahora, y después de siete meses de administración, no hemos escuchado alguna propuesta encaminada a mejorar la movilidad.
Por el contrario, una de las obras magnas que inició la semana pasada el gobierno estatal fue la modernización del puente vehicular en Santa Bárbara, que prioriza el tránsito de vehículos particulares por encima de los peatones y los ciclistas.
Recordemos que en el sexenio 2009-2015 el entonces gobernador decidió ampliar a tres carriles el Boulevard Bernardo Quintana en la parte baja del Acueducto, con el argumento de mejorar la circulación. Un año después, el caos vial volvió a ser el mismo y hasta empeoró.
Futuro complicado
La movilidad en la ciudad de Querétaro, al igual que en la de San Juan del Río, Tequisquiapan e incluso Jalpan de Serra, sólo por mencionar los principales casos, es un caos.
Se han incrementado los accidentes viales, la pérdida de tiempo por los lentos traslados, aumentaron los embotellamientos y la deficiencia del sistema de transporte público, así como la contaminación ambiental.
No se observa que esta problemática se vaya a resolver a corto plazo (me refiero al sexenio actual), habiendo mayor probabilidad de que empeore.
Es que en tanto la visión gubernamental no cambie y no atienda urgentemente un proyecto de movilidad sustentable, el futuro de las ciudades queretanas seguirá siendo el caos y el terror.