Este lunes 9 de mayo, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ofreció un discurso en el marco de la celebración del septuagésimo séptimo aniversario de la rendición incondicional de la Alemania nazi a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El análisis previo de este evento apuntaba a que el líder ruso emitiría un comunicado significativo para la continuación de la guerra con Ucrania. ¿Qué señaló y qué impacto tiene en el conflicto?
Como era de esperarse durante su discurso, en el que lo acompañaron distinguidos miembros del ejército, políticos y seguidores, Putin abordó el tema de la guerra actual con Ucrania, no sin antes glorificar el trabajo que las fuerzas militares soviéticas realizaron hace poco más de ocho décadas cuando en 1941 la URSS entró a la Segunda Guerra Mundial tras la invasión nazi a su territorio, en la denominada Operación Barbarroja. El júbilo y la exaltación nacionalista rusa permanecieron más en esta parte de la intervención del líder del Kremlin.
Resulta evidente la importancia de esta guerra para Putin puesto que ganar significaría conseguir un conjunto de logros relevantes para él. Uno de estos es afirmar su figura fuerte y competente que históricamente los rusos han tenido en sus líderes, sin importar de qué momento de su historia estemos hablando (del Imperio ruso, de la Unión Soviética o de la Federación de Rusia). Otro es asestar un golpe de autoridad al poder de Occidente, evidenciando que sus tenazas no tienen la fuerza suficiente cuando se enfrentan directamente a Rusia.
Y por ello, la narrativa juega un papel fundamental para la guerra de Putin. En los varios discursos que el presidente ruso ha dado antes y durante el conflicto, incluido el ofrecido el 9 de mayo, su retórica señala varios elementos que dañan la seguridad, valores e intereses de Moscú, y en los que Kiev, tutelado por Occidente, es el causante y por ende el enemigo número uno. De esta manera, remitiéndonos a los hechos del pasado y a esa gloria soviética de hace décadas que sigue en la mente de muchas personas en Rusia en la actualidad, el mandatario logró conectar el triunfo de la URSS con las decisiones y acciones actuales de la Federación de Rusia contra Ucrania, que finalmente son suyas.
El temor profundo y prolongado hacia un país vecino, que se incrusta en la alianza occidental que compite con Rusia; la amenaza existencial de la obtención de armas de destrucción masiva (ADM); la queja e insatisfacción rusa de desposeer un territorio ancestral suyo; la presencia de un gobierno nazi en Ucrania que atenta y amenaza los valores, ideas y entendimientos rusos (y soviéticos) actuales (y anteriores), han sido elementos que nutren la narrativa de Putin con su gente para continuar con la guerra que él comenzó en febrero.
Pero como en todo nacionalista y populista, los hechos distan de la realidad. Justo como garrafalmente sucedió con Estados Unidos de América en Irak en 2003, hoy Rusia señala una amenaza existencial en Ucrania porque tiene, o está muy cerca de obtener, ADM, afirmación que es equivocada. Tampoco el gobierno ucraniano es nazi o apoya al nazismo. El mismo presidente Volodimir Zelenski es judío y su administración liberal está alejada de la extrema derecha en el país.
Es cierto que en todo caso la extrema derecha ucraniana podría estar asociada con ideas del nazismo, como se percibe con algunos miembros del grupo paramilitar Azov que ha repelido a los rusos en la región del Donbás en la actual guerra. No obstante, la fuerza política de la extrema derecha, o incluso de este grupo militar, es mínima, ha disminuido drásticamente al paso de los años y no debería representar una amenaza real a los rusos, a menos que por narrativa y como pretexto se exponga así para legitimar la invasión.
Y, finalmente, Kiev se ha resignado a integrarse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que era una de las principales exigencias de Moscú para garantizar su seguridad regional y avanzar en la paz. Por lo anterior, hay más motivos para creer que la guerra de Putin apunta a una dirección diferente a la señalada tanto dentro como fuera de Rusia.