Hace algunos años, se me ocurrió utilizar la saga de videojuegos Halo como ejemplo en una clase de la licenciatura, ocasionando que mis compañerxs se rieran de mí y lo recordaran durante meses.
Poco después, escribí mi primer ensayo analizando un producto cultural como catalizador de una prospectiva internacional –si no es que interplanetaria– para las siguientes décadas.
Al hablar en ciencia ficción, el error común al estimar su valor es pensar que la vena científica es la de los cohetes, láseres, naves y planetas… cuando, en realidad, esa es la parte de ficción y la verdadera ciencia detrás son las ciencias sociales.
Quiero rescatar algunos puntos de estos universos de ficción que –hoy más que nunca, durante el verano más frío del resto de nuestras vidas– nos podría hacer bien reconocer como humanidad.
El cambio climático es, quizás, el único problema verdaderamente global que atienden las instituciones internacionales. Y, a pesar de ser algo que afecta a todos los seres humanos sin importar dónde se encuentren, aún tenemos debates al respecto: aún se le desconoce, desestima o desconfía en el discurso.
Dicho fenómeno, al estar estrictamente vinculado al sistema productivo capitalista, difícilmente se aborda con la intención y urgencia con la que se atienden otros problemas internacionales; toda vez que la gobernanza global –compuesta por liderazgo y cooperación– ha demostrado ser solamente una respuesta ante la emergencia.
Por ello, la gobernanza global sólo tiene oportunidad de consolidarse (con las instituciones actuales o algunas nuevas) cuando la humanidad enfrente un reto a escala global que no pueda ignorarse y que, de ser negligentes, significaría el fin de nuestra existencia (o peor, de nuestro estilo de vida). Sólo así podría existir el nivel de cooperación, coordinación y abandono del ego soberano.
En todo esto, la ciencia ficción tiene algo que decir. Es un escenario básico para la narrativa de ficción: un proyecto insondable que, solamente, sucede gracias a la cooperación de la humanidad en sinergia, ejemplos sobran. Están la exploración espacial en los cruceros con tecnología Warp en Star Trek, el desarrollo del proyecto EVA (a cargo de la ONU) para defender a la humanidad de los ángeles en Evangelion, la figura del United Nations Space Command para la colonización de la galaxia y la posterior defensa de la raza humana ante la amenaza extraterrestre en Halo…
Una y otra vez, la ciencia ficción ha señalado que la única forma en que la humanidad se unirá en un proyecto que atienda problemas más allá de las fronteras políticas es cuando el problema no distinga entre “humanos”, sino que nos perciba –y afecte– a todos por igual.
Todos estos ejemplos no son más que ficción. Sin embargo, los escritores de los argumentos de los videojuegos, películas, novelas y cómics han invertido incontables horas de estudio y asesoría para crear escenarios detallados y realistas. Estos guiños (o vistazos) de la realidad política son característicos de muchas obras de ciencia ficción; tanto que los gobiernos de países como China y Estados Unidos piden asesoría estratégica a autores que hablan del tema.
Liu Cixin es uno de los escritores de ciencia ficción más importantes del mundo, y el más importante en China. Su novela The Three-Body Problem es llamada “la Star Wars china” y ha sido leída y recomendada por figuras públicas como Barack Obama; además, el autor es constantemente requerido como asesor por la Agencia Aeroespacial China.
En una entrevista realizada por la Global Challenges Foundation, Liu Cixin responde a la cuestión de qué herramienta tecnológica ayudará a la comunidad global a coordinar acciones y compartir objetivos:
“A largo plazo, otra área tecnológica que promoverá la cooperación global será la de la tecnología espacial. Explorar el espacio será la forma final en que la humanidad abordará retos globales a gran escala. Por ejemplo, el calentamiento global y la amenaza medioambiental podrían ser eventualmente resueltas si se reubican las industrias de alta contaminación en la órbita espacial. (…) Si decimos que el internet une al mundo, entonces la humanidad descubrirá un futuro común en el espacio”.
Es posible alcanzar la gobernanza global, así como vencer los más grandes retos a los que se enfrenta la humanidad. Sin embargo, la constante que afianza estos logros es “el problema” a enfrentar: sólo cuando este sea tan grande que sobrepase al soberano ego del Estado, y su ganancia es considerable.
Hoy más que nunca, dado que el mundo se está acabando, debemos preguntarnos si seguiremos esperándolo mientras jugamos videojuegos, viendo películas, leyendo novelas…