Autoría de 12:23 pm #Opinión, A Ojo de Pájaro - Gerardo Aguilar

Bajo la mirada de los volcanes – Gerardo Aguilar Anzures

Los destinos para hacer observación de aves en México son muy abundantes, por la gran variedad de hábitats que pueden encontrarse. A pesar de los estragos derivados de la actividad humana, la fuerza de la vida es poderosa y seguimos contando con una gran biodiversidad que debemos apreciar y proteger.

Esta variación de hábitat está especialmente presente en una zona que incluye desde las faldas de los volcanes en Amecameca, Estado de México, hasta los alrededores de Cuautla, en Morelos, siguiendo hacia Izúcar de Matamoros, ya prácticamente en Puebla. La ruta se hace por la carretera 115, de Chalco a Cuautla, y por la 160, que va de Cuautla a Izúcar de Matamoros. Durante todo el trayecto, si tenemos suerte, los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl serán parte del paisaje, dándonos vistas desde diversos ángulos, que seguramente diferirán de la imagen de postal que tenemos en la mente de estas admirables montañas.

A lo largo de este recorrido, se pueden encontrar bosques de coníferas, matorrales, bosques de galería, zonas de cultivos y selvas, entre otros hábitats, y por ello es posible observar una amplia diversidad de flora y fauna en un área relativamente pequeña, de tal suerte que poder ver más de 100 especies de aves en un día es una meta que resulta viable alcanzar.

Esta crónica es una recopilación de varias experiencias que he vivido en esta zona y que me han regalado avistamientos importantes y anécdotas que quiero compartir contigo. En nuestro recorrido imaginario, iremos desde Ciudad de México hacia Cuautla, haciendo las siguientes paradas:

  • Bosque Esmeralda
  • Los alrededores de Nepantla
  • Reserva Natural de los Ahuehuetes

Bosque Esmeralda

Llegando desde la carretera Chalco-Cuautla, el primer punto es Bosque Esmeralda, que se encuentra a unos kilómetros de Amecameca. El lugar se ubica en las faldas del Iztaccíhuatl; cuando la mujer blanca está de buenas, se quita el manto de nubes y es un espectacular fondo para el paisaje de pinos.

El parque es famoso por la cantidad de luciérnagas que pueden verse en el verano y por tener unos senderos muy desafiantes para la bicicleta de montaña. Este bello lugar también es un rancho silvícola, donde pueden adquirirse árboles de Navidad en la temporada invernal.

Bosque Esmeralda

Sin embargo, muy poca gente lo visita para observar aves, pero quienes lo hacemos hemos encontrado muy bellas especies de montaña, como puede ser el zacatonero serrano (Oriturus superciliosus), que es un gorrión grande y robusto, de carácter sociable. Es algo así como el “gordito simpático” que a todos cae bien. Se le encuentra en la Sierra Madre Occidental y el Eje Transvolcánico, y es endémico de México.

Zacatonero serrano

Otra especie representativa del lugar es el azulejo garganta azul (Sialia mexicana), cuyos brillantes colores alegran la vista, sobre todo cuando son realzados por el sol de montaña, que ilumina de una forma muy bella. A este azulejo le gustan los pastizales y los bosques de pino abierto, por lo cual es fácil encontrarlo en la zona de cultivo de los árboles de Navidad, que tiene esas características.

Azulejo garganta azul

Uno de los consentidos de la mayoría de los observadores de aves es el chipe rojo (Cardellina rubra). Es endémico de las montañas del occidente de México. Su tono de rojo es muy atractivo y es una de las especies codiciadas por los observadores de aves internacionales que visitan el centro del país, tanto por su belleza como por su condición de endemismo, es literalmente “la cereza del pastel” de la pajareada para quienes buscan este atractivo LIFER (Primer avistamiento de por vida de una especie).

Chipe rojo

También pueden verse tres especies de zorzales: el de Frantzius, el mexicano y el pico naranja, de los cuales el primero es un avistamiento bastante relevante, sin embargo, no tuve la fortuna de fotografiarlo, ya que cuando lo pude ver no logré enfocarlo, ni conté con una luz favorable. Como premio de consolación, a continuación te presento al zorzal mexicano (Catharus occidentalis). Existen varias leyendas en la mitología universal que mencionan al zorzal; se dice que aparece en nuestras vidas para despertar la conciencia propia y la de los que nos rodean. ¿Tendrá que ver algo su hermoso canto? En lo personal, tengo predilección por estas aves y encontrarlo es suficiente para ponerme contento y optimista.

Zorzal mexicano

Nepantla

Después de visitar Bosque Esmeralda, regresamos a Amecameca y entroncamos en la carretera libre Chalco-Cuautla hacia el poniente, dirigiéndonos hacia Nepantla, población en la que vivió Sor Juana Inés de la Cruz. La zona donde se puede pajarear son los alrededores boscosos y las zonas de matorral y cultivos en un radio de unos 10 kilómetros, desde el poblado de Tepetlixpa, hasta llegar al entronque con la autopista de cuota Chalco-Cuautla. Aunque la forma más rápida de llegar a Nepantla desde la Ciudad de México es por la autopista de cuota, yo prefiero ir “puebleando” con calma por la carretera libre: pasar Amecameca, Ozumba, Popo Park, Tepetlixpa y otros pueblos, y ver lo que la gente vende a pie de carretera: fruta, miel, plantas, mezcal, pulques curados, papas y plátanos fritos, entre otras cosas. Para mí, esto forma parte del paseo. Todo lo que he comprado hasta la fecha ha estado muy bueno y normalmente ha sido barato.

Los avistamientos que narraré a continuación corresponden a varias visitas que he hecho a la zona de 10 kilómetros antes mencionada.

Comencemos con un guapo de primera, que es el momoto corona canela, (Momotus mexicanus), ave grande y de muy bellos colores, a la que también llaman “pájaro reloj”, puesto que frecuentemente mueve su larga cola como si fuera un péndulo. Para aumentar este efecto, las dos plumas largas de la cola tienen unos centímetros desnudos, dejando una pequeña raqueta al final que asemeja el adorno del péndulo. Yo he contado por lo menos seis tonos diferentes en su colorido plumaje, ¿cuántos aprecias tú?

Momoto corona canela

En las pajareadas, a veces se reciben sorpresas a posteriori, cuando estando en el campo piensas que viste una cierta especie y después, revisando con calma las fotos tomadas, te das cuenta de que se trata de una especie diferente. En el caso de los papamoscas y calandrias esto es común, y a veces ya tienes claro que necesitarás revisar las marcas de campo con cuidado en las fotos, incluso consultar a un observador más experimentado, para que te apoye con la identificación definitiva.

Sin embargo, una de las sorpresas más grandes que he recibido fue la de encontrar en la foto a una aguililla aura, cuando yo estaba seguro de haber fotografiado un zopilote aura. ¡Recuerdo mi asombro cuando vi la foto en la pantalla de la computadora! Como el patrón del plumaje en las alas es bastante parecido y lo vi a contraluz en campo, no me di cuenta en el momento de la toma. De hecho, al mismo tiempo se encontraban en vuelo varios zopilotes aura y yo creí que era uno más.

Aguililla aura

Siempre es divertido ver a las matracas, que hacen honor a su nombre por escandalosas e inquietas, frecuentemente retozando en parejas o pequeños grupos. La matraca del Balsas (Campylorhynchus jocosus) es endémica de la cuenca del río del mismo nombre, abarcando partes de los estados de Guerrero, Oaxaca, Morelos y apenas una pequeña parte del Estado de México, cerca de su colindancia con Morelos, precisamente en la zona de Nepantla. Su pico largo, la forma del cuerpo, típica de saltapared, y su plumaje como cuadrícula marrón con blanco permiten distinguirla con facilidad. Le gustan los matorrales espinosos y con cactáceas, incluyendo los alrededores de los pueblos, donde es fácil verla, ya que no suele ser tímida.

Matraca del Balsas

A continuación te platico un poco del protagonista de la portada de esta crónica:

Se trata del zacatonero canelo (Aimophila rufescens), que es un gorrión bastante grande y rechoncho, presente en matorrales, bordes de bosque y pastizales con mucha maleza, especialmente en áreas con bosques de pino-roble. Usualmente es escurridizo y anda cerca del suelo, pero canta desde perchas visibles en arbustos y árboles, y así fue como pude captarlo para la imagen de portada.

A continuación, presento dos avistamientos muy relevantes, de especies con áreas de distribución muy dispersas en el poniente de México, siendo ambas especies endémicas.

El mosquero del Balsas (Xenotriccus mexicanus) es pequeño y pardo, con una cresta que puede desplegar o replegar a voluntad. Habita en matorrales áridos en tierras altas al interior del suroeste de México. Es retraído y fácilmente pasa desapercibido, a menos de que esté cantando. Es endémico de la Cuenca del Balsas, con pequeños puntos dispersos en su área de distribución. Es bastante difícil de encontrar, de hecho, hicimos algunas salidas para buscarlo con mi buen amigo y excelente fotógrafo Daniel Garza Tobón y en esas expediciones no tuvimos éxito para avistarlo. Entre las 1,100 listas de registro de observación que he ingresado a la plataforma eBird, solamente he visto esta especie en siete ocasiones y apenas en la más reciente pude fotografiarlo.

Mosquero del Balsas

Otro avistamiento muy relevante que tuve en la zona de Nepantla fue el vireo pizarra (Vireo brevipennis), que es atractivo pero muy elusivo. Le gustan los matorrales cerrados y los bordes de bosque en montañas y laderas; es endémico del oeste de México, con áreas de distribución pequeñas y dispersas. Tiende a estar escondido, usualmente muy bajo entre la vegetación, por lo que es difícil de ver y más de fotografiar. Lo había registrado en la Sierra Norte de Oaxaca, pero sin ninguna oportunidad de fotografiarlo, hasta la ocasión más reciente en Nepantla.

Vireo pizarra

Ya para salir de Nepantla, zona de muchas flores, no puedo omitir presentarte a uno de los hermosos polinizadores que habitan en la región. En este caso, el colibrí orejas blancas (Basilinna leucotis), que es una especie de montaña, presente en bosques perennifolios, y que se alimenta del néctar de las flores de niveles bajos y medios, frecuentemente en los bordes de los caminos. El ejemplar de la foto es un macho. La hembra tiene la cara de color claro y los colores son en general más tenues. Tuve la fortuna de poder acercarme bastante a este pequeño y por ello logré un nivel de detalle en la foto que nos permite apreciar mejor su gran belleza.

Colibrí orejas blancas

Reserva Natural Los Ahuehuetes

El trayecto de Nepantla a la Reserva Natural de Ahuehuetes requiere tomar la carretera Chalco-Cuautla y posteriormente la Cuautla-Izúcar de Matamoros, para llegar a las inmediaciones de Jantetelco, Morelos, donde se encuentra este paraje.

Desde el punto de inicio de nuestro recorrido, no se veía ahuehuete alguno, por el contrario, el sol caía a plomo en un hábitat selvático, típico de Morelos, y empezamos a descender por una pendiente hacia donde se escuchaba el cauce del río. La prolongada bajada, por experiencia, implicaba “contraer una deuda con la gravedad”, por lo que habría que hacerse a la idea de pagarla al retorno, con el cansancio acumulado, con el calor y con el peso de la cámara y binoculares, pero todo se tolera, con tal de encontrar lugares interesantes para pajarear.

Desde varios kilómetros en la carretera a Jantetelco, se ve a la distancia un cerro muy peculiar y bello cuyo nombre es Cerro del Chumil, aunque también se le llama “Cerro Cabeza de Mono”. En lo personal, no me parece que tenga mucho parecido, pero tal vez desde un ángulo diferente pueda asemejarse más. Sea como sea, en realidad es un paisaje hermoso, mismo que te comparto a continuación.

Cerro del Chumil

Llegar al borde del bosque de los ahuehuetes representa un cambio radical respecto a la vegetación circundante, a tal grado que al entrar uno siente que hubiera sido transportado mágicamente ahí. El cauce del río ha formado una galería de imponentes ahuehuetes, y la combinación del agua fresca y la enorme sombra de los árboles brinda un alivio casi inmediato del calor implacable del sol morelense. El río es un afluente del Balsas y sirve como frontera estatal, así que una orilla se encuentra en Morelos y la otra en Puebla.

El lugar es hermoso y podría serlo mucho más, pero lastimosamente la actividad humana deja su ominosa huella en forma de basura, situación que desafortunadamente es demasiado frecuente en nuestros cuerpos de agua. Aquí tengo que confesarte, cómplice de viajes y aventuras, que a veces te he “dorado la píldora” y he omitido contarte y documentar gráficamente “lo feo” que me encuentro entre la belleza natural y te presento sólo lo que está bonito y perfecto. A veces tomo la foto en el único espacio en el que no se ve la basura o el deterioro presente en el paraje que estoy fotografiando, y aunque estéticamente se logran imágenes bellas es necesario denunciar esa negligencia e inconsciencia que tanto afecta nuestros recursos naturales. En lo sucesivo, trataré de balancear un poco y tendré que enseñarte el daño que hacemos, para que puedas sopesar el riesgo que enfrentan esas especies tan bellas que normalmente ves en mis imágenes.

Ahuehuetes

En Reserva de Ahuehuetes finalmente logré el avistamiento y foto de una especie que no es rara y a la que frecuentemente se puede escuchar cerca de cauces de agua, lo que le da el nombre de paloma arroyera (Leptotila verreauxi). Su canto asemeja a una persona que silba haciendo una caja de resonancia con sus manos; ya lo había escuchado muchas veces, pero tratar de ver al ave es una historia diferente. En alguna pajareada anterior, me la habían señalado en campo y al buscarla con la vista alcancé a ver su trasero y cola desaparecer en la maleza. Apenas en esta visita tuve la suerte de verla aparecer en un claro y conté con unos segundos para fotografiarla antes de que corrigiera su rumbo y huyera, con lo que me sentí muy afortunado, considerando lo tímida que es esta bella paloma.

Paloma Arroyera

El mulato azul es algo así como un secreto bien guardado: pertenece a la misma familia que los cenzontles y tiene un bello canto, pero es menos espectacular y variado que su pariente, el “pájaro de las 400 voces”. Por otro lado, tiene un hermoso tono de azul en su plumaje, con una larga cola, y tiene atractivos ojos de color rojo, enmarcados en una máscara negra, pero al ser un poco tímido permanece mucho tiempo en la sombra de las frondas de los árboles, donde no se aprecian estos tonos y sólo se ve un ave de color oscuro relativamente grande. Sin embargo, vale la pena esperar a que salga de las sombras para poder apreciar su belleza, y con suerte también podremos escuchar su canto. Se le encuentra primordialmente en el centro de México, y salvo por pequeñas áreas de distribución dentro de Estados Unidos, cerca de la frontera, casi se le podría considerar endémico.

Mulato azul

Un gorrión bastante común en Morelos, es el zacatonero corona rayada (Peucaea ruficauda). Se le encuentra en bosques secos con matorrales y potreros con arbustos en tierras bajas tropicales. Generalmente anda en grupos pequeños y con frecuencia puede verse perchado sobre cercas de ranchos, ya que tolera bien la presencia humana. Se distribuye en la costa pacífica de México, de Nayarit a Oaxaca, y en la Cuenca del Balsas.

Hay otra población en la costa pacífica de Centroamérica, desde Honduras hasta el norte de Costa Rica. En lo personal, desconocía dicha población de Centroamérica y durante mucho tiempo pensé erróneamente que era endémico de México.

Zacatonero corona rayada

Cerrando este capítulo de Reserva de Ahuehuetes, te presento un ave inconfundible y muy extensamente distribuida. Se trata del luis bienteveo (Pitangus sulphuratus). Es un mosquero grande y vistoso, pero es un oportunista para alimentarse, y además de insectos incluye peces, lagartijas y frutas en su dieta. Es el único mosquero que se sumerge en el agua para pescar.

En lo personal, lo he visto desde Monterrey, Nuevo León, hasta Puntarenas, en Costa Rica, pero en realidad puede encontrarse desde el sur de Estados Unidos hasta la Argentina. Es muy abundante en el sureste de México y forma parte de la cultura, por lo que aparece como Xtakay en varias leyendas mayas, e incluso se menciona en la canción Caminante del Mayab, de la trova yucateca.

Luis bienteveo

Y hay más…

Además de toda la riqueza en avifauna, de la que te he dejado sólo una muestra, la región cuenta con muchos atractivos culturales, entre los que se puede mencionar la zona histórica de Nepantla, lugar de nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz, así como la ruta de los conventos, en las poblaciones de Atlatlahucan, Tlayacapan y Totolapan, con sus magníficos exconventos del siglo XVI. Estos resultaron muy dañados en el sismo de 2017, y lamentablemente su restauración no parece estar en las prioridades del gobierno, pero de cualquier forma son monumentos de valor incalculable que vale la pena visitar. Hay infraestructura turística, de artesanías y gastronomía en los tres pueblos, que podrás disfrutar en tu visita.

Cerca de la Reserva de Ahuehuetes y Jantetelco, se encuentra la Zona Arqueológica de Chalcatzingo, y en toda la región hay haciendas y otros monumentos históricos que seguramente enriquecerán la experiencia de tu visita. Te invito a buscar información acerca de ellos y diseñar tu propia ruta personalizada de historia, naturaleza y aventura, bajo los eternos ojos vigilantes de Nuestros Volcanes.

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AQUÍ PUEDES LEER MÁS CRÓNICAS DE “A OJO DE PÁJARO”, DE GERARDO AGUILAR ANZURES, PARA LALUPA.MX

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Last modified: 29 mayo, 2022
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