El par de anécdotas lo contaron respectivamente el escritor Mario Vargas Llosa y el entonces director de El País, Antonio Caño, en una conversación que tuvieran hace unos años. En ella surgió el comentario sobre el titular de un prestigiado periódico brasileño, publicado en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, cuando Brasil le declaró la guerra a la Alemania de Hitler. La respuesta del aludido al reto del país sudamericano nunca llegó. El periódico en cuestión publicó el siguiente titular sobre el silencio de Hitler que seguramente ni se enteró de tan “gallardo” reto: “Oh Bárbaro Teutón, Mostrose Cauto”.
“El miedo no anda en burro”, sería la expresión popular mexicana al suceso arriba citado. Y eso pensé hace años, justamente cuando compartí la anécdota que nuevamente traigo a colación para ilustrar situaciones que de tan chuscas mueven al asombro y la risa. Viene a la memoria al leer el mensaje que el saliente gobernador priista de Hidalgo, Omar Fayad, escribió este domingo desde su cuenta oficial de Twitter:
Fue a finales del 2015 (mediados del sexenio Peñista) en que coincidí con el entonces diputado y su esposa, Victoria Ruffo, en el evento especial de teatro al que asistí invitada por unos amigos, a la vez amigos de los actores principales. Al final de la reunión vi a esta pareja a unos pasos de mí. Sin pensarlo, me acerqué y saludé con un: “pónganse las pilas señor Fayad. Escuchen a la gente. Hay zozobra, temor. Este país no aguanta más”. La respuesta de Fayad fue de antología: me miró temeroso, lívido y no acertó a articular palabra alguna.
Mi comentario fue tranquilo, propio de una ciudadana que intentó transmitir la preocupación de quien ve el deterioro y avance de la violencia en el país, al mismo tiempo que recordarle una representación responsable para quienes le favorecieron con el voto. Me sorprendió su reacción. El hombre se puso pálido. Me sentí apenada por haber causado tal respuesta. Después reconvine en que no tengo facha de terrorista. No fui yo, concluí, fue él… y su conciencia. Hoy, al ver su desempeño como gobernador de Hidalgo y su papel de facilitador del gobierno en turno, reafirmo: no fui yo, fue él. Su conciencia y su cinismo.
Volviendo a la agradable e interesante charla que tuvieran Vargas Llosa y el exdirector de El País, este último recordó a su vez otro titular del periódico chileno Fortín Mapocho, que ejercía la sátira en los tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet. Antonio Caño comentó que cuando Pinochet convocó al famoso referéndum y perdió el citado periódico sacó el titular: “¡CORRIÓ SOLO Y LLEGÓ SEGUNDO!”.
Desde luego que la convocatoria del dictador de infausta memoria, cuyo gobierno se caracterizó por un pésimo manejo de la economía, persecuciones políticas, represión y ejecuciones de oponentes a su régimen, fue una mera simulación. La sociedad chilena sabía que lo que en realidad buscaba Pinochet era la validación del electorado para prolongarse en el poder, pero la respuesta ciudadana fue el rotundo ¡NO!
El periódico en cuestión jugó con el momento que permitió un sano y necesario aire y el transito del país hacia la búsqueda de la democracia. Y aquel 5 de octubre de 1988 se terminaron 15 años de la dictadura de este personaje que tomara el poder en 1973, mediante el golpe militar asestado al gobierno de Salvador Allende.
Estas dos anécdotas tienen cabida en una cultura tan sui géneris como la de América Latina, con personajes cuyas ocurrencias nos provocan azoro y no pocas veces hilaridad. ¡Y es que son tantas las que han inspirado a la literatura! No son pocas las que han quedado registradas en esa parte donde lo absurdo de la realidad se hermana con lo jocoso y la tragedia, con la comedia involuntaria que ha sido y es la política latina.
En México encontramos ejemplos de ello en la obra del inolvidable y gran guanajuatense Jorge Ibargüengoitia, a quien uno de sus más entusiastas lectores, Alejandro González, trae al presente en Facebook a través de citas de sus relatos, artículos y crónicas que nos recuerdan que el literato describió cuadros así de manera magistral. Su obra está viva y varios de los personajes que inspiraron a su literatura andan por aquí danzando el baile del absurdo, lo cómico y hasta lo ridículo. Eso sí, todo con gesto grave, solemne. CLICK, CLACK… FOTO POR FAVOR.
Justamente, hace un par de meses presencié otro de esos cuadros en la figura de uno de los alcaldes de la CDMX . El pasaje que atestigüé era un digno marco y guion perfecto para una película de Luis Estrada, el escritor, productor y director de películas como La ley de Herodes, La dictadura perfecta, Un mundo maravilloso, entre otras importantes obras cinematográficas y documentales. Por cierto, uno de sus trabajos lleva el nombre de Xochimilco, filmado en 1981.
Y es justamente en Xochimilco donde sucedió lo que comentaré a continuación. Fue el viernes 8 de abril del año en curso, día en que se llevó a cabo uno de los eventos más significativos y de profunda raigambre en esta alcaldía, de las más ricas en belleza natural e interesante por la riqueza cultural en todas sus expresiones. El evento al que me refiero es el de La flor más bella del ejido, festejo emblemático de la demarcación en el que participan jóvenes originarias portando orgullosas trajes típicos que representan con amor esta tradición en la que, además, cada año está presente un país invitado. En esta ocasión fue Cuba.
La dinámica consiste en que asistentes a la celebración aborden trajineras y recorran los canales y, en un momento dado, se orillen y presencien el paso de las concursantes, quienes saludan a la concurrencia. Resulta grato y emotivo ver el despliegue de tradición y colorido de las participantes y su paso en las trajineras, acompañadas de sus entusiastas familiares que están allí como muestra de apoyo. El diseño y gastos de elaboración del traje a portar corren por cuenta de cada participante. Y el adorno extra –si así se desea– de la trajinera en cuestión corre también por cuenta propia. Hasta allí, y de manera escueta, esa es la dinámica de la celebración en la que la presencia del alcalde y sus colaboradores cercanos es imprescindible, habida cuenta que se elegirá a la representante que llevará el título durante el año y las autoridades avalarán el acto.
La anécdota no sería significativa de no ser porque el alcalde morenista José Carlos Acosta, reelecto por segunda ocasión y ganador por escaso margen (apenas mil 200 votos de diferencia), hizo su aparición en una trajinera que ostentaba en la parte superior su letrero de “INVITADOS ESPECIALES”. El militante de Morena, quien gusta de ser foco de atención y acusa gran megalomanía, dejó claro que eso de la austeridad es para quienes los morenistas llaman con tanta recurrencia “el pueblo” y para los que no son del círculo cercano al poder. El grueso de los que presenciamos el evento llevábamos nuestras viandas hechas en casa, ya sabe usted: ensalada, alguna fruta picada, galletas, porque ese día no hay entre los canales la venta de garnachas, ni refrescos, ni agua, ni bebida etílica alguna. Esas son para los turistas de fines de semana. En esta ocasión el evento fue el marco perfecto para el lucimiento del representante de la alcaldía. Y el actual lo sabe aprovechar muy bien.
Vimos pasar su trajinera con larga mesa cubierta con manteles y atendida por meseros y meseras portando uniformes y guantes. Servicio completo y personal a él e invitados. Canales despejados de “tránsito”. O lo que es lo mismo: descansen las trajineras que obstruyan el paso, que todos vean pasar a la comitiva especial y que se vea quién es quién. ¡Faltaba más! Luego, fotos por aquí y allá. En las escalinatas, solo o acompañado. Click… clack. Por este ángulo… por este otro. Más fotos.
Dicen los que conocen al alcalde que es de un vanidoso i n s o p o r t a b l e. Yo nada más digo que eso se le ve. ¡Ah!, y otro detalle nada menor: la trajinera del alcalde y comitiva lucidora era impulsada por un hombre, ya grande de edad, vestido con pantalón y camisa de manta y huaraches de llanta y delgadas correas. ¡Uffff! México… México… ra ra.
Y, a propósito, ya que menciono a Luis Estrada, no estaría mal que hiciera la segunda parte de su documental sobre Xochimilco. El guion ya lo tiene en este episodio que comento y digno del viejo México, hoy de regreso. ¿El actor a representarlo? ¡Pues Damián Alcázar! ¿Quién más? Son papeles que le vienen “como anillo al dedo”. Se los sabe de memoria. Aunque difícilmente aceptarán, ambos están tan cercanos al poder en turno que han terminado atrapados en la ideología que exige veneración al caudillismo. Y cualquier veneración obnubila el entendimiento, y se termina perdiendo la frontera entre ficción y realidad para volverse parte del cuadro fársico y tragicómico.