Autoría de 7:02 pm #Opinión, Jovita Zaragoza Cisneros - En Do Mayor • 2 Comments

El cuento danés que salió de Andrés – Jovita Zaragoza Cisneros

Repetía una y otra vez: “Soy peje pero no lagarto”, 
y sonreía, socarrón, disimulando sus colmillos.
Hoy desde presidencia muestra a todos sus diablillos, 
y no escucha los reclamos de un país que está ya harto.

“Tendremos sistema de salud como Dinamarca”, 
prometió, criticando duramente a sus antecesores, 
al tiempo que daba su venia a depredadores, 
y hoy en el sistema de salud tiene su festín la parca. 

¡Ay presidente y políticos no engañen más, por favor! 
Ya sabemos aquello de que prometer no empobrece. 
No jueguen con la suerte del pueblo, eso los envilece,
y nos deja a los ciudadanos un amargoso sabor.

Borgen: reino, poder y gloria

“Una reivindicación de la persona en el ámbito político” (INOZ, dixit). Así definió una internacionalista, persona querida y respetada por quien esto escribe, la temporada reciente de la serie danesa Borgen. Su frase motivó a no postergar más mi encuentro con la reciente proyección de esta producción, en la que se abordan la complejidad y pasiones del mundo político y las crisis personales de quienes se mueven en el poder.

Borgen, serie de televisión danesa

Borgen nos muestra el lado más complejo y muy humano de quienes se mueven en este ámbito y otros, como el del mundo del periodismo y la comunicación. Personajes que se entregan a esta tarea con compromiso y pasión. La adrenalina por la noticia y las presiones que se viven dentro de los medios. Los derechos laborales bien representados por los sindicatos del gremio. El respeto a la profesión.

Birgitte Nyborg, primera ministra de Dinamarca, junto a otras mujeres de la serie, son el ejemplo de una sociedad donde ya se trascendió el tema de género. No hay conflicto entre hombre y mujer en cuanto a mostrar capacidades en puestos de poder.

Colaboración y respeto. Ética, compromiso y entrega a un ideal en una cultura avanzada, en la que la voz de los ciudadanos importa y es escuchada. Un sistema político parlamentario donde se discuten y caben las diversas agendas, y la opacidad de los servidores públicos tiene consecuencias.

Comentado de manera tan escueta, parecería una historia en la que todo camina en perfecto y feliz orden. Nada de eso. La riqueza de esta última parte reside en el fino abordaje de la política y las crisis personales de quienes están en puestos de toma de decisiones.

Birgitte, sus batallas de mujer y madre de un adolescente quien, junto a otros jóvenes, hace serios cuestionamientos sobre la crisis ambiental y las políticas del cambio climático, una agenda que las sociedades y los jóvenes de algunas partes del mundo están tomando con verdadero compromiso, conscientes de que en ello se está jugando el futuro de la humanidad. Groenlandia y el tema del petróleo. Las potencias del mundo y sus negociaciones. Acuerdos y jugadas por el control de los recursos. Explotación laboral.

Engaños del pez grande comiéndose al pez chico. Una primera ministra (Birgitte) y un duelo en televisión abierta con su hijo, evidenciando la ruptura generacional de la actualidad, en la cual los paradigmas que hasta no hace mucho rigieron modelos educativos y de comunicación entre padres e hijos han dado un giro que todavía nos tiene en la asimilación y el reacomodo.

No hay desperdicio alguno en esta nueva secuela. Y ya que el mismo presidente citó a Dinamarca y su modelo de salud, me atrevería a sugerirle que la vea lo antes posible. Quizá, una vez que la termine, haga una pausa y se pregunte si durante su tránsito hacia el poder le faltó tener o estar cerca de un Bent (Sejro) al cual preguntarle: ¿Cuáles son mis opciones?

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México

Acaso sea mucho pedir una posible reflexión sobre las certezas y absolutos con los que camina y a los que parece afianzarse cada día más, alejándose así de toda posibilidad de dejar entrar un poco de luz en el palacio del poder.

La crítica como avance social

La reflexión que deja la serie no solamente aplica para los políticos, sino para la sociedad entera. Al fin y al cabo, los mandatarios de cada país representan en mucho a la sociedad que los forma. Amén de los contextos geográficos, el peso histórico y social que hace diferente a cada cultura del mundo, las pasiones que mueven al ser humano son las mismas en cualquier parte. Hay países que han logrado modelos razonables de vida y nos pueden inspirar como objetivo a alcanzar. No por nada el mismo presidente prometió: “Tendremos un sistema de salud como Dinamarca”.

Así, en Borgen veremos también que no es la actitud complaciente que cae en la sumisión lo que hace avanzar a las sociedades que aspiran a una vida de sana convivencia. Ni el silencio que se guarda ante los excesos de un poder (en cualquiera de los campos donde se presenten estos excesos). Tampoco la cómoda omisión ante evidentes transgresiones a todo orden civilizatorio y a la dignidad de la vida. Y mucho menos podemos construirnos como individuos y sociedad si optamos por resguardarnos en cuatro paredes para ponernos a salvo, mientras a nuestro alrededor lo poco razonablemente construido antes se derrumba.

“Así, en Borgen veremos también que no es la actitud complaciente que cae en la sumisión lo que hace avanzar a las sociedades que aspiran a una vida de sana convivencia”.

Aceptar la ostentación de la pureza individual mientras se es parte de la podredumbre habla del grado de lucidez e inteligencia del individuo que repite tal falacia como mantra; aceptar como ciertas tales falacias dice mucho sobre los ciudadanos que las permiten o las creen. En el escenario público de cada nación, gobierno y administración representan los aciertos y desaciertos de su sociedad y los principios éticos que la rigen.

En nuestro país nos hemos regido por mentiras y buenas intenciones de los gobernantes. De eso hemos tenido ya bastante en la vida pública y ciudadana, plagada de irregularidades y falta de transparencia. De esta sociedad que somos han salido gobiernos regulares y otros llenos de malicia, astucia, disimulo y maña que han utilizado, y continúan haciéndolo, la compra de voluntades en tramposas dádivas envueltas en papel de benevolencia. Los frijoles con gorgojos siguen estando presentes en la forma de hacer política. La buena voluntad suple los hechos. La disculpa a los equívocos serios y hasta graves que surgen de la ignorancia, o de la malicia, son la constante en nuestra vida pública.

Mucho ruidero en obras pequeñas y mal hechas, eventos masificadores como distractor de las atrocidades que están ocurriendo en cada rincón del país, y para evadir el tema de la justicia, que es y sería el reflejo más pulido de una democracia. Pero en México lo más representativo es la impunidad, esa densa y oscura sombra que cubre a la barbarie que se ha instalado ya en el alma de un sistema de gobierno que menosprecia las leyes y que ha perdido la dimensión de su responsabilidad para con todos sus ciudadanos.

Aquí el centro de todo es el poder. Desde allí se someten voluntades, se usa y desecha a quien estorbe. Se garantiza la impunidad. Todo se corrompe. Y el deseo de usarlo para el bien común se diluye o se borra.

Twitter: @VitaVituchis

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Last modified: 15 junio, 2022
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