Este domingo se celebrará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia, un evento que traería impactos significativos para toda Latinoamérica. ¿Cómo se ven los candidatos remanentes de cara a este último enfrentamiento? ¿Qué impacto traería que se concrete el domingo la estimación más valorada para las elecciones?
Gustavo Petro y Rodolfo Hernández se medirán nuevamente este domingo y el vencedor será el presidente de Colombia. Es tan sencillo como eso. No obstante, por muchas razones, este proceso electoral es más difícil de lo que uno piensa, comenzando por los resultados de la primera vuelta, continuando por la serie de negociaciones que se han realizado en el último par de semanas y terminando por la incertidumbre que un evento de esta naturaleza da al entorno político.
Quienes llegan a la final colombiana son perfiles peculiares y antagónicos. Petro se define como un hombre de izquierda, en su momento radical, pero hoy en día sus propuestas caen en la socialdemocracia. Ha estado en la alta política desde hace al menos tres lustros, lo que le ha permitido participar en otras dos ocasiones en la contienda presidencial. La primera fue en 2010. En esa ocasión no contó con los votos necesarios para avanzar a la segunda vuelta, condición que, en cambio, sí logró en 2018, pero fue derrotado por el Centro Democrático de Iván Duque, quien todavía gobierna Colombia.
Por el otro lado encontramos a Hernández, a quien, a pesar de haber militado más de una docena de años en el Partido Liberal, se le puede considerar un advenedizo de la política. Tras su salida del partido más longevo de Colombia, el empresario fundó un movimiento político, llamado Liga de Gobernantes Anticorrupción, que lo ha llevado justamente a competir por la presidencia de su país. Sin embargo, aunque no queda claro la postura de este movimiento, se ha visto que simpatiza con algunas ideas de la derecha tradicional.
En contraste, lo que no hay duda es que este movimiento basa sus acciones y propuestas en el populismo, cuya narrativa desestima las instituciones, las instancias gubernamentales y los mecanismos democráticos, colocando a una parte de la sociedad en contra de la otra mitad. Hernández es un populista que en su momento mencionó haber sido seguidor de Adolf Hitler, pero que, ahora, dice perseguir el camino del mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador con las conferencias matutinas, si es que llega a ser presidente de Colombia. No por nada su lema curiosamente también es “no mentir, no robar, no traicionar”.
Por lo anterior, y otras razones más, hay un riesgo en que Hernández gane las elecciones este domingo en Colombia. El populismo es un virus para la democracia que ha causado mucho mal al Continente Americano, como en el caso de Estados Unidos de América con Donald Trump, pero en Latinoamérica la situación se agrava históricamente con personajes como Fidel Castro y Hugo Chávez, quienes dejaron a sus países en condiciones muy lamentables y complicadas en comparación a otros, incluso de la misma región con condiciones similares.
A pesar de que Petro obtuvo una ventaja cómoda contra Hernández en la primera vuelta (40 % contra 28 %), la derecha política colombiana estaría apoyando al candidato populista con tal de que el socialdemócrata pierda. Eso no significa que las elecciones estén “cantadas”, puesto que el voto de los ciudadanos es el definitorio. No obstante, si apreciamos el mapa de Colombia, la tendencia del centro geográfico del país es votar por la derecha.
Tal espacio fue ganado no por el candidato de derecha, sino por el mismo Hernández, por lo que se estimaría que el apoyo hacia su persona en la segunda vuelta sería más grueso. En esto, Petro se encuentra en una situación muy delicada, a pesar de haber ganado la primera vuelta. Ojalá que el domingo la ciudadanía vote responsablemente. El populismo no puede convertir en su víctima a otro país de Latinoamérica, ya que esta región ha sufrido mucho como para que se construya otro gobierno de esta naturaleza.