Autoría de 12:03 pm #Opinión, Daniel Dorantes - Tintero de la democracia

Hablando de formación ciudadana – Daniel Dorantes Guerra

Me dirigía a casa pensativo; un poco más de lo acostumbrado.Recién acababa de escuchar la noticia en la radio:

Hoy, 29 de junio, las consejeras y los consejeros del Instituto Electoral del Estado de Querétaro acaban de firmar un convenio de colaboración con la Secretaría de Educación del Poder Ejecutivo. Esto servirá para que puedan realizar acciones conjuntas que promuevan la educación cívica, la cultura democrática y la inclusión en más de 2 mil planteles educativos de la entidad…

La simple idea de tener la posibilidad de impactar a más de 600 mil estudiantes me estremeció. ¡Qué responsabilidad tan grande tenemos como Instituto, al poder ser parte de la formación de todas estas niñas, niños, adolescentes y jóvenes!

Llegué a mi casa y me dirigí al “búnker”, una pequeña bodega en donde conservo todas aquellas cosas valiosas, que quizá podemos catalogar como no necesarias. Ahí, debajo de un estante, estaba una caja de plástico donde guardaba algunos recuerdos de mi infancia, entre ellos, un cuaderno de civismo de cuando estudiaba en Secundaria.

Llevado por cierto aire de melancolía, comencé a descifrar aquellos garabatos. En las primeras páginas se alcanzaba a leer, en letras grandes y redondas, la palabra “CIUDADANÍA”. Conforme mi vista iba descendiendo cada uno de los peldaños de renglones, fui recordando aquel día.

La maestra Lorena nos explicó que muchísimo tiempo atrás, en Grecia, la ciudadanía significaba tener un estatus superior sobre el resto de las personas como mujeres, esclavos o extranjeros. Solo los varones libres que contaban con riquezas podían ser merecedores a diversos privilegios que otorgaba la ciudadanía, como poseer tierras, participar en las asambleas o ejercer funciones públicas. Este privilegio, también suponía una serie de obligaciones como pagar impuestos o defender a la comunidad.

Acompañado de un dibujo, mi “yo” de secundaria escribió que la ciudadanía se podía perder en el caso de haber cometido alguna falta contra la comunidad o contra el honor, robar, o hasta haber desertado de una batalla.

Al final de aquella página, estaba escriba con tinta roja la siguiente interrogante: ¿Qué es para ti, la ciudadanía?

Me detuve ante aquella pregunta. Al instante, quise comprobar con intriga lo que había escrito. Nada. Revisé una y otra página, pero la pregunta se había quedado sin responder durante más de veinte años. Volví a leer: ¿Qué es para ti, la ciudadanía?

De forma natural, relacioné aquella pregunta con el convenio firmado. Si les preguntara hoy a las y los estudiantes queretanos el significado de “ciudadanía”, qué me responderían: ¿Tener 18 años? ¿Poder manejar? ¿Poder votar?

Luego, mi pensamiento se detuvo, y ahora, fui yo el que me puse en la silla del interrogatorio: “¿Qué es para Daniel, la ciudadanía?” Como tormenta, vinieron a la mente algunas definiciones de teóricos que explicaban qué era la ciudadanía. Sin embargo, no quería rehuir el cuestionamiento de una manera tan fácil. ¿Qué es para mí ser ciudadana o ciudadano?

Tras una pausa de segundos, tomé uno de los dos bolígrafos que se encontraban en la caja de plástico y respondí: “Ser ciudadana o ciudadano significa pertenecer; ser parte de un grupo plural y diverso de personas, que buscamos un objetivo: el desarrollo de una vida apegada a valores como el diálogo, la igualdad, la justicia, la legalidad, la libertad, la participación, el respeto, la responsabilidad, la solidaridad, la tolerancia y la inclusión, valores de la democracia”.

Y ahí, solté la pluma. No quise poner nada sobre los requisitos para adquirir la ciudadanía, ni sobre los derechos u obligaciones que trae consigo. No quise añadirle más peso a una palabra tan sencilla y mágica, pero que además implica una gran responsabilidad… y pensé, ojalá que del convenio que firmamos con la Secretaría de Educación, puedan salir más proyectos interesantes y creativos para que la infancia y la juventud puedan darse cuenta de la importancia de ser buenas ciudadanas y buenos ciudadanos.

De inmediato, pensé para mis adentros en una frase que me encanta de Koffi Annan, “Nadie nace un buen ciudadano (sic), ninguna nación ha nacido una democracia. En vez de esto, ambos son procesos que continúan evolucionando a lo largo de la vida. Los jóvenes deben ser incluidos desde su nacimiento”.

Sonreí ligeramente, con satisfacción. Se vienen proyectos interesantes, me dije. Tomé la otra pluma que estaba sobre la caja de plástico para escribir con otro color, pero no funcionó. La miré detalladamente. ¡Era mi pluma de tinta invisible! La melancolía regresó. De pronto, mi corazón se detuvo. Y si… si estaba escrito algo en la definición de ciudadanía y simplemente lo había escrito con tinta invisible. Revolví la caja de plástico para encontrar la lámpara que permitiera la lectura. No estaba. Lo tenía que descubrir.

AQUÍ PUEDES TODAS LAS ENTREGAS DE “TINTERO DE LA DEMOCRACIA”, LA COLUMNA DEL CONSEJERO ELECTORAL DANIEL GUERRA DORANTES PARA LALUPA.MX

https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/daniel-dorantes-tintero-de-la-democracia/

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Last modified: 7 julio, 2022
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