ENTREVISTA: ENRIQUE CALDERÓN/LALUPA.MX
Tomamos café en un exclusivo restaurante de Reforma 222 en la Zona Rosa de la Ciudad de México: “Soy muy cafetero, comenta Omar Mendiburu, quien fuera el goleador de la poderosa Máquina Celeste del Cruz Azul en los años 80. Hoy, 40 años después este licenciado en Derecho, publicista y conferencista se ha convertido en un hombre que le gusta orientar a la juventud. “En mis conferencias aporto mi experiencia en el futbol para ayudar a los jóvenes que viven situaciones difíciles por diversos factores, y en verdad creo en el destino. No me cabe duda que hoy estoy aquí contigo tomando café, porque así tenía que ser”.
Los tanques del 68
El físico de Omar era impresionante: 1.85 de estatura y 80 kilos de peso, todo un tanque, como los tanques de guerra que pudo ver y tocar durante el movimiento estudiantil de México 68 y en el que lamentablemente murieron muchos jóvenes.
“Nací en la colonia Guerrero, tuve dos hermanas pero tristemente una de ellas, Ángeles, la mayor, murió de leucemia, mi padre y mi madre nos llevaron a vivir a mí y a mi otra hermana muy cerca del Plan Sexenal por el Colegio Militar de Popotla”, recuerda Omar con una mezcla de tristeza y nostalgia.
Ahí en el Plan Sexenal Mendiburu jugaba futbol todas las tardes. “Yo tenia ocho años cuando el estruendo de los balazos, de los bombazos, provocó que detuviéramos el partido. Esas detonaciones provenían de Tlatelolco, corrimos a mi casa y ahí nos refugiamos, no sabíamos lo que estaba pasando. Al otro día cuando salimos a la calle había una enorme fila de tanques estacionados en el parque. Corrimos a verlos, a tocarlos, de hecho hasta saludamos a los soldados…. éramos unos chiquillos, qué íbamos a saber de lo que había sucedido en ese terrible episodio en la vida de nuestro país”.
Sateluco
A los pocos años las condiciones económicas en el hogar mejoraron y el padre de Omar compró un terreno en el fraccionamiento de moda a fines de los años 60: Ciudad Satélite, muy cerca de las famosas Torres, en lo que fue un nuevo concepto de urbanidad para la gente del norte de la ciudad de México y el sur del Estado de México. Justo es ahí donde comienza su extraordinaria carrera de futbol en un club organizado en la escuela Cristóbal Colón.
A pesar de que por su enorme físico Omar parecía más jugador de futbol americano, era un apasionado del futbol soccer, y lo traía de sangre pues su padre jugó futbol amateur y fue director de una liga de balompie.
Mendiburu podía jugar de portero, de defensa central y, por supuesto, de centro delantero. Esta última posición fue la que le dio la oportunidad, primero, de jugar el famoso Torneo de Los Barrios, y, después, acudir al Torneo de Cannes en Francia y de ser mundialista juvenil en Japón.
Después vendría su logro más importante: obtener el bicampeonato con la Máquina del Cruz Azul, en donde fue arropado por leyendas del futbol mexicano como Horacio López Salgado, Miguel Marín, Kalimán Guzmán, Carlos Jara Zaguier, Rodolfo Montoya y José Luis el Chaplín Ceballos.
“El Diego y yo”
En vísperas de su participación en el Mundial de Japón con la selección juvenil mexicana, Mendiburu tuvo la oportunidad de jugar contra el poderoso equipo de Argentina con todo y el juvenil Diego Armando Maradona. “Fue un partido de preparación y la verdad que dimos un juegazo, pero al final, cuando íbamos empatados a un gol, de un espectacular tiro libre Diego Armando Maradona nos clavó un gol y perdimos dos a uno”.
Mendiburu, quien sigue con los recuerdos de esa justa, dice que durante ese Mundial a las selecciones de Argentina y México las hospedaron en el mismo piso del hotel, por lo que mexicanos y argentinos se veían constantemente. “Fue ahí que Diego y yo nos hicimos buenos cuates, él entraba a mi cuarto y veíamos la tele, platicábamos. Ahí me di cuenta de su extraordinaria calidad, pues veía cómo dominaba un limón como si fuera un balón, era algo espectacular, con el hombro, de cabeza, con las dos piernas, en verdad era un tipo super dotado. Para mi fue un gran líder, una persona de buenos sentimientos, hicimos una gran amistad, lo que pasó con él y con su vida después, pues eso ya es otra historia”.
El bicampeonato
Con la Máquina Celeste del Cruz Azul este cañonero obtuvo dos campeonatos de liga, 1987-88 y 1988-89. “A pesar de que fui titular en pocas ocasiones, pues delante de mi tenia al gran Horacio López Salgado, cada vez que don Nacho Trelles me metía al terreno de juego daba todo y más”.
Omar no era un súper dotado pero no daba nunca un balón por perdido. Y es que en esa época compartir equipo con delanteros como Horacio, Montoya, Chaplin Ceballos o Astegiano hacían que la competencia fuera durísima. “Fue así que al término de mi contrato hablé con Nacho Trelles pues había llegado a Cruz Azul el delantero uruguayo Silvio Fogel y sentía que mis opciones se reducían, así que me dieron oportunidad de emigrar y me fui a Toros Neza, donde desafortunadamente en los primeros partidos sufrí una terrible y dolorosa lesión en la rodilla que me dejó fuera del futbol por un año. Tiempo que aproveché para rehabilitarme y terminar mis estudios de derecho en la Universidad Autónoma Metropolitana de Azcapotzalco”.
Con cierto enojo y resentimiento, Omar recuerda que en los Toros Neza no le pagaron ni la operación ni la rehabilitación: “Fueron tiempos difíciles, y ahí me di cuenta de la grandeza de Cruz Azul, nada era igual, el trato de los directivos con los jugadores, el licenciado Guillermo Álvarez siempre estaba al pendiente de nuestras necesidades, las instalaciones eran de primera, los médicos excelentes, los uniformes siempre limpios y ordenados, pero en Neza te daban una calceta de un color y otra de otro… ¡Puras fallas!”
La carrera futbolística de Omar no fue corta, y pese a las lesiones duró casi 13 años, periodo durante el cual este gran centro delantero vistió las playeras de Cruz Azul, Toros Neza, Oaxtepec, Tigres y Puebla, en donde su olfato goleador se hizo presente y marcó más de 50 goles en primera división.
”Era goleador nato, metía goles de chilena, de cabeza, con las dos piernas, en fin, tenía cierto parecido con Hugo Sánchez, y de hecho sabía muy bien medir los tiempos en los remates de cabeza, en qué momento saltar, pues cuando yo brincaba por el balón, los defensas ya venían bajando y les ganaba el remate”.
Pero sin duda la mejor anotación en su carrera fue un “doblete” cuando nacieron sus hijas gemelas Anna Paola y Sonia Astrid, quienes junto con su esposa Verónica Ahumada han sido el motor de su vida y el ímpetu para seguir adelante en tiempos difíciles.
Sin duda, Omar Mendiburu tiene un lugar bien ganado en la historia del futbol mexicano, desde su llegada a Cruz Azul hasta su retiro en los Tigres del Universitario de Nuevo León. Y ahora convertido en excelente conferencista y motivador profesional.
AQUÍ PUEDES LEER MÁS “VIDAS DEPORTIVAS”, LA SECCIÓN DE ENRIQUE CALDERÓN PARA LALUPA.MX
https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/enrique-calderon-vidas-deportivas/
Un gran ser humano es Omar Mendiburu ahora dedicado al crecimiento y desarrollo de los jóvenes.