Uno de los problemas a los que se enfrentan las administraciones públicas, llámense gobiernos federales, estatales o municipales, es el de la descoordinación de su comunicación; esto es cuando el organismo gubernamental tiene fallas en la comunicación interna, lo que deriva en la ausencia de un mensaje o en la emisión de mensajes contradictorios.
Justo esto le sucedió recientemente al gobierno del estado de Querétaro en al menos un par de ocasiones: no coordinó sus mensajes en tiempo ni en espacio.
Caso uno: niño agredido
El martes de la semana anterior, el presidente de la república fue cuestionado en torno al caso del niño indígena que fue quemado por dos de sus compañeros en una escuela del estado de Querétaro.
El mandatario federal, con esa facilidad que tiene para responder sin importar que sea de manera desinformada, dijo que estaban estudiando la posibilidad de que la Fiscalía General de la República atrajera el caso.
Entonces, los reporteros abordaron al gobernador de Querétaro para conocer su opinión en torno a esta posible “atracción” de caso.
El titular del Poder Ejecutivo estatal dio su beneplácito y dijo que si era para ayudar “… por supuesto, como lo ha hecho siempre el presidente, y si la fiscalía lo quiere atraer, encantados”.
Lamentablemente para ambas instancias gubernamentales, la ley no permite implementar esta acción de atracción. Eso lo dejó en claro, unas horas después del pronunciamiento del gobernador, la magistrada presidenta del Poder Judicial del Estado de Querétaro.
“El Código Nacional de Procedimientos Penales –dijo– no contempla ningún supuesto en el que la federación pueda atraer este caso”. Los procesos de adolescentes competen a la justicia estatal, además de que la federal no cuenta con justicia especializada, ni jueces ni fiscales, puntualizó.
Considero que la declaración del gobernador fue reactiva, la hizo para “no quedar mal”, y como consecuencia respondió de manera improvisada al cuestionamiento de los periodistas, dado que no contaba con la información jurídica del caso.
Caso dos: el Covid
La semana pasada fue difundida en RTQ de Jalpan de Serra una entrevista del vocero organizacional de gobierno del estado (responsable de informar de las acciones gubernamentales en torno a la pandemia de Covid).
Refirió que frente a la pandemia: “… nos confiamos; por supuesto que nos confiamos. Nos confiamos en el gobierno, nos confiamos en las empresas, nos confiamos totalmente. Bajamos la guardia. Dijimos: no usemos el cubrebocas”.
Acto seguido, afirmó que estaba iniciando una nueva oleada y que “posiblemente esta quinta ola se termine en tres-cuatro semanas”.
Su opinión no coincidió con la del jefe de Reglamento Sanitario Internacional de la Secretaría de la Salud, quien aseguró que, aunque se registraba un aumento sostenido de casos de Covid-19, no había una quinta ola de la enfermedad en el estado.
Destaca el hecho de que ambos funcionarios forman parte del mismo Comité Técnico de Salud, en el que permanentemente se evalúan las condiciones sanitarias frente al Covid-19 y se determinan las acciones a realizar.
Estamos frente a lo que María José Canel Crespo, experta en comunicación política, denomina “fisura del mensaje en el espacio”: respuestas gubernamentales diferentes ante una misma problemática social.
Comunicación consistente
Ya decía que estas situaciones suceden por la ausencia de una comunicación coordinada o, dicho de otra manera, por falta de una comunicación consistente. Esta situación, sin embargo, puede remediarse en posteriores acciones.
Para tal fin, Canel Crespo refiere tres elementos claves que siempre se deben contemplar: Definir claramente el mensaje, determinar una persona o vocero (a) que asuma el mensaje y lo proyecte claramente, y tercero, establecer un sistema que garantice que la información fluya sin obstrucciones al interior y defina cómo proyectar los contenidos, tiempos y espacios de lo que se quiere transmitir.