En el contexto de la invasión rusa a Ucrania ―que a fin del mes de julio cumplió más de 160 días― un grave daño colateral y hasta cierto punto imprevisible fue el recorte del suministro de gas ruso a varios países europeos, principalmente Alemania, que dependen en gran medida de este recurso para alimentar sus industrias, calentar sus hogares y mover sus economías.
La salida inmediata a tal carencia fue regresar al empleo del carbón para generar energía, en contra de los planes marcados tanto por los gobiernos locales como por la agenda ambiental global, referentes a abandonar este combustible hacia finales de la presente década.
El asunto desborda el tema energético y político, y el regreso al uso del carbón amenaza con agravar, de manera inmediata y permanente, las consecuencias del cambio climático que justo en este 2022, se han hecho más notorias y evidentes a través de fenómenos como la ola de calor e incendios que desde mediados de junio azota Europa Central, la severa sequía que padecen algunos países (en México, la sufrimos en los estados del norte), y otros fenómenos como el sostenido incremento de la temperatura mundial que, según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de los Estados Unidos (NASA, por sus siglas en Inglés), no ha cesado: ocho de los años 10 años más cálidos de nuestro planeta se produjeron en la última década. A su vez, y también según la NASA, 2021 presentó una temperatura 1.1 grados Celsius más caliente que a finales del Siglo XIX.
El apocalipsis, a dos grados Celsius de distancia
Según la propia NASA (2022), el nivel actual de dióxido de carbono en la atmósfera es de 420 partes por millón, mientras que a lo largo de los primeros milenios de la historia humana y, hasta 1950, los niveles se mantuvieron por debajo de 300 parte por millón. Esto significa, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (2022) que, de manera inequívoca, la evidencia sobre el calentamiento global apunta a la acción humana como principal causa de este fenómeno.
Apenas en febrero del año 2021, la Organización de las Naciones Unidas, ONU, emitió un documento (Makingpeacewithnature, UN, 2021) mediante el cual alertó sobre la triple emergencia medioambiental que actualmente afrontamos: cambio climático, contaminación, y pérdida de la biodiversidad.
Estos tres sucesos constituyen un círculo vicioso originado esencialmente por la emisión de gases de efecto invernadero, principales causantes del calentamiento global,mismo que amenaza en convertirse en el tercer panel de la obra pictórica El Jardín de las Delicias, del pintor flamenco del Siglo XVI, Hieronimusvon Aeken, “El Bosco”, a partir de cuyo análisis y analogía, Leonardo DiCaprio, Fisher Stevens y Martin Scorsese, construyeron, en 2018, el extraordinario documental Antes que sea tarde (Beforetheflood), cuyo alegato central es, precisamente, urgir a abandonar los combustibles fósiles como principal medida para aminorar los daños por el cambio climático.
Dos grados centígrados son los que, según los expertos, separan la brecha entre un planeta habitable y uno en el cual la vida será cada vez más difícil e inviable.
En este sentido, la NASA lista los fenómenos que ya están ocurriendo: aumento de la temperatura global, océanos que se calientan, capas de hielo que se encogen, retroceso glacial (en junio de 2021 se declaró extinto el glaciar Ayoloco del volcán Iztaccíhuatl que, en el corazón de nuestro país, era fuente de agua y vida), cubierta de nieve reducida, incremento del nivel del mar, reducción del hielo marino ártico, eventos climáticos extremos (sequías prolongadas, lluvias torrenciales, olas de calor, incendios forestales, bajas temperaturas récord), acidificación de los océanos, pérdidas masivas de especies…
¿Qué sigue?
Las crisis hídricas que ya están ocurriendo en diversas partes del mundo (como en la ciudad de Monterrey, en México) son consecuencia directa de la ausencia estacional de lluvias, producto de un clima alterado. Tanto las sequías prolongadas como los temporales extremos harán más complicada la producción de alimentos y, por tanto, son previsibles las hambrunas en diversos países, principalmente de Asia y África.
A mediano plazo incluso, los viajes aéreos intercontinentales y el transporte interoceánico de mercancías serán más difíciles, a causa del violento clima que, año con año, rompe récords en materia de huracanes destructivos.
Paradojas e ironías
En Alemania, Robert Habeck, actual ministro de Economía, miembro del partido Alianza 90/Los Verdes, fue quien anunció que el gobierno reactivaría las plantas de carbón para paliar la crisis energética derivada del recorte del gas ruso. Los políticos ecologistas dándose un balazo en el pie.
En 2016, Nicolás Maduro, pidió a las mujeres peinarse con la mano para no usar la secadora y ahorrar así electricidad. En aquel año, Venezuela padecía escasez energética al estar casi secos los ríos que en aquel país mueven las hidroeléctricas, aun cuando es uno de los principales productores de hidrocarburos.
En Europa, se apagarán las escaleras eléctricas, la calefacción de las albercas, el alumbrado público… mientras, minúsculas naciones como Kiribati (Océano Pacífico) han comenzado a desaparecer ante el incesante aumento del nivel del mar…
Los pobres, aquellos que menos se han beneficiado del uso del petróleo o el carbón (algunos de los cuales carecen aún hoy en día de energía eléctrica en sus hogares) son y serán las primeras víctimas del cambio climático, tanto por habitar en zonas más vulnerables a sus efectos (litorales, islas, zonas desérticas) como porque son quienes están más expuestos a sus consecuencias: hambrunas, escasez de agua, crisis económicas… En tanto, apenas hace unos días, por los altos costos de la energía eléctrica, Pedro Sánchez, presidente del gobierno español, exhortó a no usar corbata para estar más frescos yahorrarse así el empleo del aire acondicionado…
Muy interesante! Excelente artículo !