“Todo proceso de cambio del espacio urbano (léase: obra pública) debe comenzar en los peatones, que somos todos, porque unos únicamente caminan hasta su destino, pero otros al menos caminan hasta el transporte público o hasta su coche… todas y todos caminan”.
A pesar de que este señalamiento es sencillo, fácil de comprender y hasta motivo de aprobación en cualquier charla, en la práctica pareciera ser algo desconocido.
Reflexionemos quién o quiénes usan las calles de las ciudades (pensemos, por supuesto, en Querétaro): adultos mayores, niñas y niños, personas que lleven un carrito de la compra o un bebé, o que tienen que desplazarse en silla de ruedas.
Si volteamos a ver alrededor, percibiremos que nuestra ciudad ha sido construida pensando en los automóviles, y no como sugiere el ingeniero de caminos danés Ole Thorson (de quien es la cita inicial) en las personas, en los peatones.
El claro ejemplo es la obra magna del actual gobierno estatal: la modernización de la avenida 5 de Febrero, una de las dos principales arterias viales de la ciudad.
A pesar de que se ha prometido que esta obra incluirá ciclovías y espacio para el transporte público, su finalidad es reducir el tráfico vehicular.
Thorson –que es un impulsor de las ciudades para peatones desde hace 40 años– recomienda que las intervenciones urbanas estén planificadas para la gran diversidad de peatones que harán uso de ellas y que se enfoquen a tener una ciudad cómoda y amable para todas las personas que la caminan.
Por eso, apunta, las calles deben pensarse no sólo para ser usadas en desplazarse, sino también para estar, para mirar, para jugar o hacer lo que deseen hacer las personas que las habitan.
Ejemplo no imitado
Si en Querétaro, como en muchas otras ciudades mexicanas, se pensara tal como lo propone Ole Thorson quizá desde hace al menos seis años la capital de nuestra entidad habría seguido los pasos que ha dado el gobierno de la municipalidad española de Pontevedra.
Desde 1999, cuando ocupó por primera ocasión la alcaldía pontevedresa, Miguel Anxo Fernández Lores (quien ha sido reelecto seis veces) ha gobernado bajo el principio de que los espacios libres de la ciudad son para los ciudadanos y no para los vehículos privados de nadie.
En su visita a la ciudad de Querétaro, en 2016, Anxo recordó que su primera acción de gobierno fue peatonalizar todo el centro histórico de su ciudad: 30 mil metros cuadrados exclusivos para peatones, eliminándose todos los espacios de estacionamiento en la calle.
“Hicimos un proyecto integral en la ciudad de calmado de tráfico, de aumento de espacios destinados a las personas, mejor iluminación, eliminación de ruidos y de tráficos innecesarios”, declaró recientemente el alcalde a la prensa española.
Este cambio condujo a Pontevedra a ser la primera ciudad de toda Europa con cero accidentes viales en su casco histórico.
Pero además, junto con urbes como Madrid, Barcelona, Dublín, Londres, París, Milán, Roma, Bruselas, Viena y otra veintena más, ha establecido en su reglamento de tránsito que la velocidad máxima se limitará a 30 km/h en todas las vías de un solo carril por sentido de sus respectivas urbes.
Con esta medida se han reducido los accidentes, minimizado la contaminación y favorecida la movilidad peatonal.
Voluntad y planificación
Miguel Anxo platicó que para hacer de nuestras ciudades espacios propicios para la ciudadanía, se necesita valentía y no tener miedo a la derrota electoral. También es necesario contar con un plan claramente especificado, con objetivos y fechas precisas, para poder modificar así las zonas urbanas.
Acciones dispersas y sin plan rector, como la construcción de ciclovías sin origen ni destino, la reestructuración del transporte público sin incluir rutas alimentadoras o la construcción y modernización de arterias viales sin considerar como prioridad a los peatones no resolverán la grave problemática de movilidad y sí, por el contrario, la agravarán.