I
El célebre y entrañable escritor francés del siglo XIX Julio Verne es más reconocido por sus precisos y acertados vaticinios que por el valor literario intrínseco de sus obras.
A través de medio centenar de novelas y una veintena de cuentos cortos basados en datos y argumentos científicos, logró imaginar mundos, artefactos, descubrimientos, hazañas y momentos fantásticos que, con el transcurrir del tiempo, se convirtieron en una asombrosa y puntual realidad.
Sería ocioso ―porque casi todos los conocemos ya― citar sus extraordinarios pronósticos. No obstante, lo prodigioso de su literatura es que, incluso en sus relatos menos conocidos, se encuentran pasajes que hoy en día constituyen una realidad tangible e, incluso, vislumbran hechos aún lejanos pero factibles desde la óptica de la civilización actual.
Por ejemplo, en París en el siglo XX (considerada su primera novela) refiere un transporte subterráneo idéntico al metro, el uso del dinero plástico y una red global de comunicación para el contacto instantáneo (¿internet?). A su vez, En el siglo XXIX: La jornada de un periodista americano en el 2889 describe calles de 10 metros de ancho, casas de trescientos metros de altura a una temperatura siempre igual, y aerocoches y aerómnibus que, por miles, surcan los cielos. Igualmente, proyecta un medio para transportarse a mil 500 kilómetros por hora.
Precursoras y cimientos de la ciencia ficción, las sociedades concebidas por Verne siempre tienden a lo utópico, en contraste con otros autores del género que no son tan benevolentes con el futuro de la humanidad.
II
El estadounidense Ray Bradbury, por ejemplo, anticipa una sociedad en la que los libros están prohibidos y destinados a la hoguera por un cuerpo de bomberos que, en lugar de combatir incendios, se dedica a localizar textos y destruirlos mediante el fuego. Una advertencia sublime del riesgo de las sociedades persecutorias y los gobiernos totalitarios que condenan las libertades de pensamiento y expresión.
Actualmente, y a pesar de lo que dicen Umberto Eco y Jean-Claude Carrière en Nadie acabará con los libros (2010), los volúmenes físicos han comenzado a convertirse en una especie de arcaísmo ante la preeminencia de los libros digitales y el declive del hábito lector entre las nuevas generaciones.
Bradbury bosqueja una sociedad distópica, en la que el mayor crimen es pensar. Y los libros son la clave para ello.
III
En 1984, según el británico ―nacido en la India― George Orwell, un Estado colectivista manipula la información para mantener sometidos a los ciudadanos. Además, los vigila incluso dentro de sus hogares a través de dispositivos que funcionan como cámaras y pantallas. Conceptos plenamente utilizados hoy en día, como “Big Brother”, “superpotencias” y “guerra eterna”, emanan de esta novela, y a la luz del contexto geopolítico actual cobran un sentido inusitado.
Su primera novela (publicada en 1945), Rebelión en la granja, es una crítica del comunismo soviético a través de una fábula en la que los cerdos manipulan, engañan y traicionan a otros animales para hacerse del control de la granja, pero también es una reflexión en torno al poder desmedido de los regímenes autocráticos.
IV
En Un mundo feliz, el también británico Aldous Huxley relata un futuro que pasmosamente adivina una sociedad en la que las emociones de sus ciudadanos se controlan mediante el consumo de drogas (soma), y en la que a través del consumismo y el entretenimiento mantienen en una esclavitud “voluntaria” a la que están sometidos por comodidad y costumbre.
La paradoja de la obra es que el mundo aparentemente feliz existe porque para su construcción se han sacrificado instituciones como la familia, valores como la libertad y el amor, y actividades como las ciencias y el arte que, por sí mismas, son sinónimos de humanidad, conciencia y progreso.
V
Uno de los más graves efectos del cambio climático, que ya nos afecta a todos y que se agravará en el mediano plazo, es la desaparición del permafrost. Tras este acontecimiento, que ya está ocurriendo a un ritmo inesperadamente acelerado, se desencadenará una serie de fenómenos para los que la sociedad actual no está ni remotamente preparada.
Uno de ellos, quizá el menos previsible, más allá del incremento del nivel del mar y la pérdida de las reservas de agua dulce más grandes del mundo, es que, tras derretirse los hielos eternos, se liberarán en los polos y en las tundras euroasiáticas microorganismos desconocidos, muchos de los cuales podrán interactuar con la humanidad como agentes patógenos, los cuales evidentemente nuestro sistema inmunitario no podrá reconocer ni mucho menos combatir.
Como una oscura profecía, H. P. Lovecraft anticipó, en 1931, a través de En las montañas de la locura, el resurgimiento de ciertos seres que, llenos de maldad, yacen enterrados y congelados en la Antártida, esperando el momento de despertar para destruir a la humanidad.
Cualquier semejanza o paralelismo con los patógenos que, como el ántrax en Siberia, han comenzado a liberarse ante el deshielo global, es mera coincidencia.
Como pura coincidencia puede ser también la amenaza de los seres que nos antecedieron en el mundo y que nos aguardan en los más ignotos rincones de nuestro planeta, el cosmos o el espacio-tiempo, y que, según este escritor norteamericano, nos acechan desde lo desconocido, toda vez que fueron expulsados, constituyendo una dimensión inaprensible y alterna a la que solamente se accede en especiales circunstancias.
Los mitos de Cthulhu es la serie en la que Lovecraft alerta sobre el peligro de encontrarnos con formas de vida inteligente pero desconocidas. Uno de los cuatro riesgos que el renombrado astrofísico Stephen Hawking consideró para el futuro de la humanidad. Los otros tres peligros son: una catástrofe cósmica, como la colisión de un asteroide con nuestro planeta; la pérdida de control sobre la inteligencia artificial y el calentamiento global (sí, el calentamiento global).
Aves_urbanas@yahoo.com.mx
Twitter: @Jorgediazavila
AQUÍ PUEDES LEER MÁS “DISONANCIAS”, DE JORGE DÍAZ ÁVILA, PARA LA LUPA.MX
https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/jorge-diaz-avila-disonancias/
Fabulosa publicación.
Felicidades!! Cuestión de tiempo …” Cuando el destino nos alcance”