Hemos escrito sobre emprendedores, proyectos, metodologías e inclusive sobre competencias emprendedoras, aquellas habilidades que logran que nuestros proyectos salgan adelante.
Sin embargo, casi no se escribe sobre el ADN emprendedor. ¿De dónde obtuvieron esas habilidades los grandes emprendedores? ¿Cómo se forma el espíritu emprendedor? ¿Podemos educar a nuestros hijos para generar estas competencias? La respuesta es sí, y lo interesante es que lo hacen solos. La respuesta es jugando.
Jugar es la única actividad que un niño debiera de hacer. Su formación, educación y ocio debieran de hacerse jugando. Es importante cuestionarnos si nuestros hijos están jugando lo suficiente.
Desde un punto de vista emprendedor, tratemos de entender por qué jugar es la mejor herramienta para el desarrollo de un niño.
En 2016 la EntreComp, Marco Europeo de Competencias de Emprendimiento, definió 15 competencias divididas en tres grupos: generación de ideas y oportunidades, recursos y acción.
Analicemos cómo se trabaja cada una de ellas jugando.
Ideas y oportunidades
- Identificación de oportunidades: Durante el juego, los niños buscan todas las opciones posibles para alcanzar su objetivo.
- Creatividad: Toda forma de ganar es aceptable, inclusive al hacer trampa se hace uso de creatividad.
- Visión: Al visualizarse como el ganador y establecer objetivos se trabaja con la visión.
- Evaluación de ideas: En el juego se experimenta lo que es permisible y lo que no, y así evaluamos qué funciona y qué no.
- Pensamiento ético y sostenible: Seguir y respetar las reglas del juego permite el desarrollo de esta competencia.
Recursos
- Autoconocimiento y confianza: Se trabaja la fortaleza personal para superar las pruebas del juego.
- Motivación y perseverancia: Se desarrolla resiliencia y resistencia a la frustración, ya que no se gana siempre y seguimos intentando.
- Movilización de recursos: Dentro de las reglas, todo lo que se encuentre al alcance del jugador está permitido y hay que usarlo.
- Educación financiera y económica: Muchos juegos tienen como finalidad el uso de recursos económicos, con lo que los niños comprenden el valor del dinero.
- Capacidad de movilizar a otras personas: Jugar es uno de los mejores formadores de liderazgo; al ser líder en el juego mueves a tu equipo.
Acción
- Iniciativa: La emoción por ganar o conseguir el premio genera la energía necesaria para comenzar y proponer en el juego.
- Planificación y gestión: Para ganar se necesita una estrategia; planearla y ejecutarla es básicamente el juego en sí mismo.
- Manejo de la incertidumbre/riesgo: Enfrentarse a lo desconocido o realizar acciones por primera vez genera incertidumbre y tolerancia al riesgo.
- Trabajo en equipo: Jugar en equipo con otros niños genera liderazgo, empatía y soporte para llegar a la meta juntos.
- Aprender a través de la experiencia: Cada vez que perdemos en un juego se aprende y se buscan nuevas formas de hacer las cosas, tantas veces como sean necesarias para ganar.
Como puedes ver, jugar no es únicamente para pasar un buen rato, es un momento de desarrollo para chicos y grandes. Para nuestros pequeños, posiblemente la mejor de las estrategias para su formación. Deja jugar a tus hijos tanto como les sea posible, posiblemente estás apoyando a un futuro emprendedor.
El maestro Víctor Manuel Jiménez Rodríguez es director de los programas de licenciaturas en emprendimiento y en creación y desarrollo de empresas del Tec de Monterrey Campus Querétaro
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