Autoría de 12:04 pm #Opinión, Eric Rosas - La Onda Plana

Mensaje ignorado – Eric Rosas

El pasado 9 de agosto el presidente estadounidense Joseph Biden firmó la entrada en vigor de la denominada Acta de Chips y Ciencia, una ley que logró aglutinar las visiones de republicanos y demócratas en ambas cámaras alrededor de la posición de liderazgo que debe mantener nuestro país vecino en el concierto mundial, ante el ascenso de potencias emergentes como la República Popular de China. Mediante este instrumento, la mayor economía de Norteamérica podrá asignar hasta 248 mil millones de dólares estadounidenses en el lustro por venir para financiar la ampliación de las capacidades de producción en sectores clave, que fortalezcan las cadenas de suministro identificadas como críticas o estratégicas; entre estas, por supuesto, las de los microcircuitos electrónicos, las baterías eléctricas y la instrumentación médica.

El Acta de Chips y Ciencia también establece que las universidades públicas de ese país recibirán recursos para fortalecer sus actuales programas de licenciatura y posgrado en ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas (STEM, por sciences, technology, engineering and mathematics); mientras que la Fundación Nacional para la Ciencia (NSF, por National Science Foundation) y el Instituto Nacional para Estándares y Tecnología (NIST, por National Institute for Standards and Technology) podrán fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico, la innovación y la estandarización en campos como la biotecnología, la computación cuántica, las energías limpias y la inteligencia artificial.

Resulta importante enfatizar que todas estas tecnologías a las que la Unión Americana ha decidido apostarle de manera decidida están habilitadas por las tecnologías basadas en el aprovechamiento de las propiedades del fenómeno luminoso, ya sean ópticas o fotónicas, dependiendo de si la luz se propaga en el espacio libre o en guías de onda, respectivamente.

Dada esta transversalidad de la óptica y la fotónica en las tecnologías que darán forma al mundo del siglo XXI, la Sociedad Internacional de Óptica y Fotónica, organizadora del Photonics West, la mayor exposición de las compañías de estos sectores en todo el mundo, que se celebra cada fin de enero en San Francisco, ha convocado a una Cumbre de la Industria Fotónica para este 21 de septiembre de 2022 en la capital estadounidense, en la que serán presentadas las perspectivas para la implementación del mecanismo de financiamiento por parte de los representantes de varias dependencias y agencias del gobierno de Washington, entre ellas la Oficina para Política de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca, la Agencia para Proyectos de Investigación Avanzados del Departamento de Energía (mejor conocida como ARPA-E, por Advanced Research Projetcs Agency Energy), los propios NIST y NSF, la Oficina para Tecnologías Críticas del Departamento de Defensa, el Instituto Nacional de Imagenología Biomédica y Bioingeniería de los Institutos Nacionales de Salud, y la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio. A la cumbre asistirán también los directores ejecutivos de importantes compañías del sector —entre otras, la gigante Google—, quienes habrán de priorizar sus necesidades a fin de captar la inversión pública autorizada.

Siendo México uno de los principales socios comerciales de los Estados Unidos de América y, sin duda, un aliado natural en el camino hacia la regionalización de la economía mundial, no debe extrañar que el secretario de Estado Antony J. Blinken haya externado al presidente López su invitación para que México se incorpore a la implementación del Acta de Chips y Ciencia durante su más reciente visita a nuestro país, realizada el pasado 12 de septiembre. Lo que sí llama la atención es que el gobierno federal no haya captado aún la urgencia del llamado de la mayor economía del mundo, y brillen por su ausencia en la cumbre los representantes de las dependencias mexicanas que tendrían que iniciar un diálogo inmediato con sus contrapartes estadounidenses, como las secretarías de Energía, Defensa y Economía, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, o el Centro Nacional de Metrología; displicencia que seguramente desconcertará a Washington.

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

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Last modified: 21 septiembre, 2022
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