Desde hace varias décadas el cine y la televisión han promovido la idea del atleta grande, abusivo y torpe, en oposición al chico listo, débil y delgado. Sin embargo, actualmente la ciencia sugiere que estos estereotipos podrían ser imprecisos.
Todos sabemos que el ejercicio fortalece nuestros músculos, aumentando su tamaño y su fuerza, mejorando así su función, pero, ¿sabías que el ejercicio tiene una acción parecida en tu cerebro? Hacer ejercicio tiene muchos beneficios: mejora el estado de ánimo, disminuye el estrés, facilita la convivencia, nos ayuda a sentirnos más cómodos con nuestra apariencia física, protege nuestro corazón y previene enfermedades.
Pero, ¿qué hace el ejercicio en nuestro cerebro?
Uno de los primeros estudios sobre el efecto del ejercicio en nuestras funciones mentales se hizo en el año 2014, por Tatia Lee y su equipo de trabajo, en China. Ellos compararon a adolescentes que entrenaban intensamente de manera regular, contra aquellos que no lo hacían, reportando que los chicos deportistas mostraron mejores resultados en pruebas de memoria, aprendizaje y funciones ejecutivas (que son actividades mentales complejas que nos permiten adaptarnos a situaciones nuevas y difíciles y llegar a nuestras metas), en comparación con los no deportistas, abriendo paso a la realización de nuevos estudios.
El simple hecho de realizar una sesión de actividad física nos mantiene más despiertos, concentrados y alertas de nuestro entorno, lo cual favorece nuestro desempeño en las tareas diarias escolares, laborales o del hogar. De acuerdo a una recopilación y análisis hecho por Johannes W. de Greeff y Roel J. Bosker, dos investigadores suizos, el ejercicio tiene la capacidad de mejorar y favorecer funciones de nuestro cerebro como: el aprendizaje, la memoria, la atención, la velocidad con que pensamos y usamos nuestro conocimiento, el control de impulsos, la planeación y la flexibilidad en nuestro pensamiento.
¿Cómo es que mejoran nuestras funciones mentales?
El ejercicio aumenta la cantidad de endocannabinoides, sustancias que activan el hipocampo, una parte de nuestro cerebro asociada con la memoria, y también favorecen la formación de nuevas conexiones dentro de nuestro cerebro. Estos datos fueron reportados por la profesora Sophie Schwartz en el Departamento de Neurociencias de la Universidad de Génova, quien hizo un estudio para comprender mejor la relación entre el ejercicio físico y la memoria. Las personas que participaron en este estudio hicieron ejercicio físico con una intensidad variable y al finalizar los entrenamientos realizaron pruebas de memoria. El rendimiento en las pruebas de memoria fue mejor después de la sesión de ejercicio físico con mayor intensidad, además de presentar una mayor cantidad de endocannabinoides en su sangre en comparación con el resto de los grupos de estudio.
Una de las estrategias más utilizadas para descifrar cómo es que el ejercicio favorece nuestras funciones mentales es a través de los estudios con animales. Algunos de estos estudios nos han revelado que ratas sometidas a entrenamiento físico (correr) se desempeñan mejor que ratas sedentarias en pruebas de aprendizaje y memoria. El Dr. Q. Ding, por su lado, reportó que las ratas corredoras muestran mayor cantidad de una sustancia llamada BDNF, que favorece el nacimiento y crecimiento de nuevas neuronas y la formación de nuevas conexiones entre sí. A través de este tipo de estudios, ahora se sabe que el ejercicio aumenta el flujo de oxígeno y nutrientes en nuestro cerebro, y también mejora la eficiencia de nuestras sinapsis, que es la forma de comunicación eléctrica y química del cerebro, la cual es tan importante que es la base de todas nuestras funciones mentales.
Al final, todos estos cambios se ven reflejados en el aumento de volumen y mejoría de la función de múltiples áreas en nuestro cerebro dedicadas a tareas tan importantes como el aprendizaje y la memoria, tal como vemos en nuestros músculos al ejercitarnos, ¿suena parecido no lo crees?
¿Cuál es el ejercicio ideal para el cerebro?
Actualmente no tenemos una respuesta clara a esta pregunta. Sin embargo, un estudio publicado por la prestigiosa revista Nature, con base en un amplio análisis de evidencia científica, informa que el ejercicio que ayuda más a nuestras funciones cerebrales se trata de aquel que requiere de gran coordinación, es intenso y de larga duración. Sin embargo, no cabe duda que el ejercicio ideal para cada uno de nosotros dependerá de la edad, el sexo, el estado de salud, los gustos, etc., siempre consultando a un profesional.
“Mente sana, cuerpo sano”, un mantra para muchas personas, proviene de una mala traducción de su autor Junio Juvenal, quien se refería a que si hemos de pedir algo al creador divino sería que nos diera una mente sana dentro un cuerpo sano, y un alma fuerte para lidiar con los problemas de nuestra vida. Ahora sabemos que la relación de Juvenal podría ser inversa, es decir, si tenemos un cuerpo sano podemos tener una mente sana.
Mónica Morales Alvarado, David Alejandro Olivas Chairez, José Agustín Pérez Ahumada son estudiantes de la maestría en ciencias (neurobiología) del Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México, Campus Juriquilla
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