De acuerdo con la empresa alemana Diehl Metering, se estima que 126 mil millones de metros cúbicos de agua potable no se facturan en el mundo. Esta agua muchas veces se desperdicia por fugas, infraestructura deteriorada, robo o mediciones inexactas. A este fenómeno se le conoce como Non Revenue Water (NRW), o agua no facturada en español.
El agua no contabilizada afecta a los organismos operadores de agua por pérdidas económicas y altos costos operativos, pero principalmente a las comunidades, por el incremento del precio del agua. No facturar agua puede convertirse en un círculo vicioso porque limita el servicio básico, eleva los costos, disminuye el mantenimiento de infraestructura y, por ende, deriva en mayores fugas y menos recursos disponibles.
Con respecto a este tema, Lea Wermelin, ministra de Medio Ambiente de Dinamarca, ha mencionado que: “En una época en la que cada vez más ciudades y regiones se ven afectadas por la escasez de agua, asegurarse de que el agua extraída también llegue al consumidor es más importante que nunca”.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 6.1 de las Naciones Unidas refiere al acceso universal, equitativo y asequible de agua potable para todas las personas en 2030. Por lo cual, reducir la pérdida de agua beneficia a las comunidades, el medio ambiente y se puede aprovechar de una manera más eficiente.
Ante la escasez de agua, la reparación de la infraestructura debería de ser primordial. Algunas soluciones para el abastecimiento de agua en la ciudad implican la extracción de agua a mayor profundidad, o la importación de agua a través de nuevos acueductos. Sin embargo, ambas estrategias tienen consecuencias negativas. El agua de pozos de mayor profundidad puede contener metales pesados y bombear agua desde otras regiones del país implica altos gastos energéticos, además del despojo de agua de otras poblaciones.
Asimismo, transportar agua de otros estados es equivalente a intercambiar agua de un recipiente pequeño y perforado a uno de mayor capacidad igualmente agujerado: el problema del desperdicio de agua no se soluciona. Por esta razón, reparar fugas y mantener la infraestructura debe ser una constante, aunque políticamente no sea tan mediático como la construcción de nuevos acueductos.
Arq. Rodrigo Pantoja Calderón
Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro
rpantojac@tec.mx
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