Tras poco más de una cuarentena de días, la primera ministra del Reino Unido (RU) Liz Truss renunció al cargo por el que con tanto ahínco había peleado semanas antes. Quien parecía una de las cartas fuertes del Partido Conservador (PC) para asumir el liderazgo del país en un momento tan delicado, y con una gran pérdida de confianza de la población hacia sus mandatarios, terminó por hacer un paso atrás. ¿Quién es el nuevo primer ministro? ¿Por fin habrá estabilidad en el gobierno del archipiélago anglosajón?
Luego de que la controversia de Boris Johnson por violar las medidas sanitarias en los momentos más álgidos de la pandemia de Covid-19 en el RU lo llevara a dimitir, una docena de legisladores conservadores contendió por el premio mayor en la política británica. Como siempre en las contiendas, a pesar de haber un número elevado de aspirantes, sólo pocos tenían la posibilidad real de triunfar. En este grupo selecto se encontraba Truss.
Era ella la más cercana a la política de Johnson y por ende la favorita del primer ministro saliente y sus seguidores en Westminster. Todo apuntaba a que con Truss la política británica por fin tendría estabilidad, pero no fue así. Dos días después de haber comenzado su gobierno, la reina Elizabeth II falleció, provocando una oleada de movimientos en la política y en la sociedad. Aunado a eso, la política económica anunciada por la nueva lideresa conservadora para atender la inflación fue sumamente impopular, lo que le provocó una pérdida de apoyo en el PC y la estocada final para su dimisión.
El sucesor es Rishi Sunak, con quien Truss había llegado a la ronda final en la pasada contienda por el liderazgo del PC. En su momento ostentó el cargo de canciller de la Hacienda, uno de los tres cargos más importantes de la política británica, después del primer ministro, posición que hoy en día cubre en el país. Nada mal para una persona cuya trayectoria en la política del RU se remonta apenas siete años atrás, cuando fue electo miembro del Parlamento por Richmond.
El ascenso de Sunak ha sido exponencial. Muchos dicen que tiene que ver con lo acaudalada que es su familia política. Sin embargo, es innegable el carisma, la imagen, el porte, la juventud y los dotes políticos con los que cuenta el nuevo primer ministro. Son estas características las que le han permitido crecer en Westminster y capturar el apoyo de la opinión pública para hoy en día liderar al RU.
Su ascendencia india también es una característica que ha resonado en el país y el globo. Nunca antes se había tenido un primer ministro “no blanco” en el RU, situación que despierta una mayor atención en la flexibilidad del PC, dada su historia y su ideología. La llegada de Sunak al número 10 de Downing Street representa un parteaguas en la política británica y un triunfo no sólo para la diversidad en una sociedad que desde hace muchos años se había vuelto multiétnica, sino para los grupos que históricamente han sido obstaculizados y olvidados en el globo, de ahí que la situación fue aplaudida por los líderes más abiertos a la inclusión social.
Pero no todo es color de rosa para el nuevo primer ministro. Su gobierno deberá atender una serie de obstáculos mayúsculos si es que pretende sobrevivir al menos hasta la siguiente contienda electoral. Los retos son claros: mejorar la economía, que se ha deteriorado acentuadamente en el último semestre; sobrellevar tanto el apoyo a Ucrania en su guerra contra Rusia, como los estragos mismos del conflicto, y recuperar el apoyo popular de cara a las elecciones generales de 2024 (o, a más tardar, de enero de 2025).
Conseguir lo anterior no sería todo lo necesario, pero sí puntos medulares para que el nuevo gobierno pueda fortalecerse y por fin traer la estabilidad política que tanto necesita el RU, puesto que en los últimos seis años han habido cinco diferentes primeros ministros, incluyendo tres en las últimas seis semanas. Es una tarea titánica, pero todo parece indicar que el PC finalmente se ha unido y ello dotaría de apoyo vital a Sunak.