Autoría de 12:01 pm #Opinión, Luis Tamayo Pérez - Ecosofía • One Comment

El ocaso del patriarca – Luis Tamayo Pérez

Es una magnífica virtud, aunque muy rara en la historia, la de los líderes capaces de pensar en lo que ocurrirá cuando ellos falten, en lo que pasará en sus naciones o feudos cuando ellos ya no se encuentren al mando.

Se atribuye a Santayana la frase de que los pueblos que desconocían la historia estaban condenados a repetirla. No podemos estar más de acuerdo.

En nuestra Latinoamérica son numerosos los historiadores y literatos que han tratado de comprender lo que ocurre en los años finales de las dictaduras. García Márquez, Vargas Llosa, Alfonso Reyes, Friedrich Katz, Enrique Krauze e incluso Martín Luis Moreno, entre muchos otros, han tratado de hacerlo del dominio de las mayorías.

“En nuestra Latinoamérica son numerosos los historiadores y literatos que han tratado de comprender lo que ocurre en los años finales de las dictaduras”.

En múltiples ocasiones hemos presenciado que, a la muerte del líder carismático, los pueblos que ciegamente lo seguían quedaban empantanados en graves conflictos e incluso guerras intestinas producto de su mayor o menor necedad.

El carisma no se hereda. Y la paranoia propia de los líderes carismáticos obliga a que sus sucesores sean meros repetidores, fieles esbirros. Esclavos en el peor de los casos.

El discurso de los dictadores —“o estás conmigo o estás contra mí”— obliga a sus subordinados a la obediencia ciega. De otra manera se perdería el apoyo del líder y se pasaría del lado de los “traidores”, “conservadores”, “reaccionarios”… y tantos otros nombres que los dictadores han dado a sus opositores.

“El discurso de los dictadores —’o estás conmigo o estás contra mí’— obliga a sus subordinados a la obediencia ciega”.

Hitler y Stalin, con sus purgas intestinas, no podían sino deshacerse periódicamente de quienes pensaban diferente. Porfirio Díaz generó una revolución. Plutarco Elías Calles produjo su exilio. Chávez sólo provocó un vergonzosamente incapaz Maduro, Trujillo no pudo evitar la conspiración en su contra.

Si pensamos en el México de nuestros días, es evidente que Morena no es un partido político como los otros, uno con líneas de acción claras y principios probados a lo largo de los años. No. Morena es un movimiento generado alrededor de un líder carismático que llegó a la presidencia gracias a un enorme apoyo ciudadano, el cual creyó sus promesas. Desgraciadamente, gracias a una política de la venganza y a una “nueva corrupción”, sólo ha logrado dividir al país.

“Morena es un movimiento generado alrededor de un líder carismático que llegó a la presidencia gracias a un enorme apoyo ciudadano, el cual creyó sus promesas”.

Dicho movimiento se ha dedicado, también, a ensalzar todo lo que el líder aprueba y a rechazar a toda opinión contraria. Todos los opositores a la cuarta transformación o, como prefiero llamarla, la “nueva corrupción”, pasan ipso facto a formar parte de los “traidores a la patria” o “conservadores”. Incluso aquellos que salían de los limitados estándares del líder carismático fueron denominados “aspiracionistas”, vergonzoso vocablo sólo propio de las huestes de Pol Pot.

“Dicho movimiento se ha dedicado, también, a ensalzar todo lo que el líder aprueba y a rechazar a toda opinión contraria”.

Como, desde el punto de vista del dictador, todo lo generado en los gobiernos anteriores era corrupto y contrario a los intereses del país, instruyó a los gobernadores y funcionarios a su mando a realizar una verdadera purga, en la cual todos los que de una u otra manera formaron parte de las administraciones anteriores —y que cometieron el terrible error de no rendirse a sus pies para ser purificados por su “perdón”— fueron no sólo excluidos del gobierno, sino perseguidos de la peor manera.

En consecuencia, a lo largo y ancho del país nos hemos encontrado con procesos judiciales por medio de los que las nuevas “fiscalías anticorrupción” se han dedicado a perseguir a innumerables ciudadanos, enjuiciando y encarcelando, como siempre, sólo a los peces pequeños —pues los peces gordos, los que verdaderamente eran corruptos, siempre han sabido protegerse con “la Ley”.

Son muchísimas las carpetas de investigación que las “fiscalías anticorrupción” han abierto contra ciudadanos que simplemente realizaron su trabajo en las administraciones anteriores y que, en consecuencia, se vieron obligados a pagar onerosas defensas judiciales pues, de otra manera, corrían el riesgo de ser encarcelados por faltas muy menores o inventadas. Muchas faltas “administrativas” fueron convertidas en “penales” bajo la mirada cómplice de jueces y magistrados que se prestaron a la persecución ordenada por el dictador.

… “todos los que de una u otra manera formaron parte de las administraciones anteriores —y que cometieron el terrible error de no rendirse a sus pies para ser purificados por su ‘perdón’— fueron no sólo excluidos del gobierno, sino perseguidos de la peor manera”.

Fueron los perseguidos que la política del dictador no consiguió encarcelar los que primero se dieron cuenta de la catástrofe que gestaba. Ellos fueron los que primero lograron advertir el carácter dictatorial del líder carismático.

Pero, como bien dice el dicho, cuando veas las barbas de tu vecino cortar pon las tuyas a remojar. No pasó mucho tiempo para que el líder carismático mostrase su rostro dictatorial, y es entonces cuando inicia su soledad. En el ocaso, al dictador sólo lo acompañan sus seguidores más ciegos, esos que Hannah Arendt denunciaba como dotados de la “banalidad del mal”. Son ellos los que son capaces —así lo ha mostrado la historia— de, por amor al líder, realizar los actos más injustos, de cometer las peores atrocidades.

Hannah Arendt

Necesariamente, un dictador sólo puede rodearse de seguidores fieles o esclavos —“solovinos”, los denomina AMLO—, y ningún esclavo es un buen sucesor. Son esclavos pues debieron, necesariamente, renunciar al pensamiento propio para sobrevivir a la persecución propia de los peores años de la dictadura. Y como el carisma no se hereda, el legado de los dictadores es siempre la catástrofe.

Las ilegales precampañas electorales promovidas por AMLO sólo están ocasionando una división anticipada del movimiento que generó. Sheinbaum, Ebrard y Adán Augusto ya recorren el país asegurando adeptos, estableciendo compromisos. Incluso Fernández Noroña realizó un acto de campaña el fin de semana antepasado, un día antes de la marcha por la defensa del INE, en la Alameda Central de la Ciudad de México, donde el Partido del Trabajo (PT) lo destapó como su candidato a la presidencia.

“Las ilegales precampañas electorales promovidas por AMLO sólo están ocasionando una división anticipada del movimiento que generó”.

La política de AMLO, plena de venganzas y descalificaciones, sólo ha logrado incrementar el descontento y la división del país. El rechazo a sus mejores voces —las más críticas e independientes—, muchas de las cuales carecían de la corrupción por él tan señalada, sólo le ha restado apoyo y lo muestran como lo que simplemente es: un líder carismático que, con el paso del tiempo, se reveló como un dictador y que, en consecuencia, al final sólo podía ser acompañado por sus seguidores más ciegos, por un lumpenproletariado esclavizado por sus migajas y mimos.

Los escasos espíritus críticos que aún forman parte de su gobierno difícilmente le serán fieles hasta el final. Las luchas internas que las diversas fracciones de Morena generarán al fin del sexenio necesariamente les harán darse cuenta de que los ideales iniciales —y que nunca existieron verdaderamente (ellos lo sabían, pues fueron testigos principales de varias persecuciones injustas)— desaparecieron.

El legado de los dictadores no puede ser sino la debacle, las luchas intestinas y la pérdida de los valores que el dictador, en sus años de popularidad, proclamaba.

En apenas cuatro años de mandato, AMLO logró generar marchas multitudinarias no sólo en la capital, sino en casi todas las ciudades del país. Y su respuesta dictatorial —incapaz de considerar las razones y tesis de sus opositores— sólo incrementará el descontento, obligando a que sólo pueda conservar entre sus filas a los más serviles e incapaces, a aquellos que serán su ruina, pues le impedirán darse cuenta de los errores que comete. Ello es así pues, como bien enseñó Hegel, un esclavo no puede, por naturaleza, “hacer pensar” a su líder. Está para obedecer.

… “la Cumbre de la Partes (COP 27) de Egipto (…) pasa de noche a los habitantes de uno de los países de la Tierra más vulnerables al cambio climático: México.

Y mientras se debate un “a ver quién la tiene más grande”, es decir, “a ver quién reúne más personas en una marcha”, el mundo intenta, en la Cumbre de la Partes (COP 27) de Egipto, detener el calentamiento global, e intenta establecer consensos de justicia climática y transferencia tecnológica… todo lo cual, por supuesto, pasa de noche a los habitantes de uno de los países de la Tierra más vulnerables al cambio climático: México.

Cuernavaca, Morelos, 20 de noviembre de 2022.

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Last modified: 27 noviembre, 2022
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