Autoría de 2:31 pm #Opinión, Rodrigo Montera - Poema de Gol • One Comment

La belleza impredecible (I) – Rodrigo Montera

Nada más bello que ver jugar al azar. 48 veces.

La primera fase terminó y lo que más se disfrutó fue lo impredecible. Lo que sólo estaba escrito en las fantasías de los equipos “pequeños”, de aquellos que, al vencer a las grandes selecciones, ganaron su mundial.

Porque ganar un mundial es posible sin levantar la copa.

Los mundiales se ganan con hazañas y resultados memorables.

En ese sentido, nuestro equipo no logró ni un solo minuto de trascendencia. Si acaso unos segundos plasmados en la estela de un tiro libre… Más allá de eso, pura caída sin heroísmos, porque incluso eso perdimos: la oportunidad de caer con dignidad o con estilo. Los jugadores se marcharon del torneo con el uniforme en la maleta y el rostro oculto debajo de una gorra; los futbolistas tricolores abandonaron la concentración vestidos de civiles… Y un deportista que, en una justa mundialista, deja de portar tan pronto sus colores poco tiene que presumir y mucho que trabajar.

Un paréntesis: ¿de qué sirve una casa sin techo, un microondas sin puertita? De nada, lo mismo que un equipo que, al no saber anotar, no puede jugar nunca para ganar (“Ta, Ta, Ta, ¡Ta!”, habría gritado el profesor Jirafales al ver la poca capacidad de quien nos dirigía).

Pero más allá de nuestro desempeño, es deseable que el azar continúe haciéndose presente en la siguiente ronda: que ruede y no se detenga, que haya constancia de que en el futbol lo impredecible es posible (siempre que lo orqueste la alegría del esfuerzo).

Mención aparte es lo que sucede fuera de la cancha. Los hombres de pantalón largo avergüenzan y manchan no sólo el juego, sino a la humanidad misma al anteponer el interés económico a los derechos humanos. Por eso, como mínima protesta en Literatura F.C., no se nombrará a los equipos, organizaciones y ni siquiera el nombre del evento que ahora se comenta.

Cómo nombrar a aquellos que no tienen valor para reconocer lo que han hecho: jugar en contra de la vida, la de las mujeres reprimidas en Oriente Medio, la de los migrantes explotados que construyeron los estadios y la de a quienes se les censura por sus preferencias sexuales.

A los que han lucrado a costa de deshumanizar la mayor vitrina del mundo del deporte, en esta pequeña vitrina poética y futbolística, les retiro el nombre, porque el futbol debe jugar siempre en nombre de la vida.

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Last modified: 11 diciembre, 2022
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