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Karina y Gerardo: salieron de prisión y hoy ayudan a reconstruir el tejido social

REPORTAJE: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX

FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX

Karina y Gerardo pagaron su deuda con la sociedad y hoy se sienten afortunados de tener una segunda oportunidad de vida, gracias al programa de reinserción social del gobierno del estado. “El programa funciona”, sostienen ambos, mientras participan en la galería itinerante “Talento En Libertad”, dentro de la Feria Internacional Ganadera de Querétaro, que muestra las artesanías y manualidades que elaboran las personas privadas de su libertad.

La galería atrae a la gente que quiere conocer los productos que se elaboran dentro de los Centros Penitenciarios del estado de Querétaro. Ante el remolino de gente, Karina y Gerardo dan testimonio de que un plan de actividades con base en el arte, oficios, la educación, el apoyo emocional y la disciplina reducen el índice de reincidencia de las personas que recuperan su libertad tras cumplir sus sentencias.

De acuerdo con el comisionado del Sistema Penitenciario del estado de Querétaro, Gustavo López Acosta, programas como “Talento en Libertad”, “Ciudadanos Construyendo Lazos” y la aplicación post penal que da seguimiento de un año a las personas que recuperan su libertad, arrojaron una reincidencia del uno por ciento este año, contra el 40 por ciento de hace alrededor de siete años.  

Como ejemplo de ese éxito, los dos externados aseguran que “lo estamos haciendo bien, trabajando, participando en los proyectos que podemos” y le piden a la sociedad reducir el estigma hacia la gente que estuvo en prisión, porque a veces cayeron ahí por un error, por mala suerte, malas decisiones y las compañías equivocadas, pero “todos merecemos una segunda oportunidad, sobre todo con programas como este, que sí funciona y que te dan muestra del talento que no sabías que tenías”.

El comisionado del Sistema Penitenciario del estado de Querétaro, Gustavo López Acosta

Desarrollar el talento mientras cumplen una sentencia

A un costado del complejo penitenciario, se encuentra la galería “Talento en Libertad”, que forma parte de un programa itinerante para mostrar las artesanías y manualidades que realizan las personas privadas de su libertad en oficios como carpintería, talabartería, artes, bisutería y otros productos, que incluso se pueden comprar a través de la página web del Sistema Penitenciario, o bien, mandar a hacerlos.

Hoy la galería se encuentra dentro de la Feria Internacional Ganadera de Querétaro (que estará abierta hasta este 12 de diciembre) con una muestra pequeña de lo que puede encontrarse en otros espacios y las habilidades artesanales de las personas privadas de su libertad.

El dinero que se obtiene de la venta de los productos se entrega a las familias de quienes se encuentran en los centros penitenciarios. Cuando recuperan su libertad, se les da seguimiento durante un año por medio de la aplicación post penal, en la que pueden registrarse con un plan de externamiento que se apega al mismo plan de actividades que realizan mientras están internos.

López Acosta explica que “cuando salen, deben realizar su plan de actividades en externamiento, lo firman de común acuerdo y se comprometen a dar seguimiento a lo que tenía, por ejemplo, si tenía adentro el programa de desintoxicación, ya que salió debe participar con las redes corresponsables y asociaciones civiles que dan estos servicios y también procuramos generarles trabajo con empresas, les damos seguimiento en la atención cultural, educativa y médica por un año, hay personas que terminan el año y quieren seguir con nosotros por los beneficios”.

Al menos tres mil personas dentro y fuera de los centros se benefician con estos programas, porque les representa ingresos económicos, pero también mejoran la autoestima, ya que el éxito depende de la autodeterminación, del convencimiento de ser productivos y de sentirse dignos de ser parte de la sociedad, temas que se trabajan durante todo su internamiento.

El programa abona a la inclusión, reduce la estigmatización y se suma a las acciones de “Ciudadanos Construyendo Lazos, en el que a la persona que está por salir se le dice la parte cruda: tú dañaste el tejido social y hay que regenerarlo y lo invitamos a cuidar parques, escuelas y apoyar a los asilos de ancianos, ahí tenemos a 220 personas”.

“La confianza social alienta”

Brenda Berenice Sánchez Linares se acerca con su hija para revisar los productos. La niña elige un collar que le ofrece Karina, que ella misma hizo. Cada compra los alienta porque les permite conseguir recursos para sus familias o alcanzar sus metas.  

“El programa es muy atractivo y ayuda a echarles ganas a quienes estan privadas de la libertad”, opina Brenda, orgullosa de la compra de su hija.

Karina se encuentra en libertad desde hace casi un año y está orgullosa de participar en el proyecto porque la galería ofrece los productos de autoempleo de las personas que permanecen en los centros y que aprenden a tallar madera, trabajar bisutería, pintura y otras manualidades.

Con eso, se mantienen entretenidos, mejora la autoestima y consiguen una remuneración económica. “No saben lo terapéutico que es, el tiempo vuela cuando trabajas, llevo nueve años manejando que una mente ocupada es una mente sana”, dice Karina, que hace bisutería y bolígrafos.

Ella estuvo interna junto con su hermana y las dos aprendieron a trabajar la bisutería. “Mi mamá tuvo a sus dos hijas lejos y mi hermana tuvo una hija, Dios fue generoso porque hasta para darme esta experiencia de vida, la tuve a ella, la compartí con ella”.  

Gerardo también agradece la oportunidad de explorar las habilidades de cada persona, porque “hay veces que no te das cuenta de que puedes pintar, tallar la madera, hacer cosas que a la gente les atrae para adornar sus casas, incluso ilustrar, antes no me daba cuenta de que podía tener el talento en todas esas artesanías, todas completamente hechas a mano”.

Construyendo lazos

“Ciudadanos Construyendo Lazos” complementa gran parte de los trabajos que se llevan a cabo para la reinserción social. En este momento 302 personas que están por recuperar su libertad participan en programas de cuidados de parques, escuelas o de asilos ancianos.

Karina acudió a las jornadas de cuidado de parques, donde participó con la siembra de árboles y ahí las demás personas “te ven como lo que eres, un ser humano igual que todos los demás, la única diferencia es que a nosotros nos agarraron por un error que cometimos, a otras personas no las han agarrado”.

Cada mes ella manda sus evidencias de acuerdo con su plan de actividades de externamiento. “Se trata de actividades culturales, deportivas, laborales, terapias psicológicas, de convivencia con mi familia, estoy aprovechando esta nueva oportunidad”.

Gerardo participó en las visitas a los asilos de ancianos. Eso le permitió acercarse e integrarse a la sociedad, porque “a ellos les interesa que estás ahí, en ese momento, para ellos, ver su sonrisa porque ven que vamos con la mejor disposición, es algo que no tiene precio y es algo que nos impacta, porque ahí nos recuerdan que ese es nuestro futuro y por eso ponemos atención, usamos la empatía y no les interesa ver nuestro pasado, les interesa que estamos ahí para ellos, porque muchos están olvidados por sus familias y con ellos, nos sentimos parte de la sociedad”.

De cometer un error a ser orgullo de sus familias

Karina pasó 9 años dos meses y 20 días privada de su libertad. Gerardo vivió 11 años dentro del centro penitenciario. Hoy sonríen mientras ofrecen sus productos en la feria, porque “la idea es enfocarse en lo bueno y lo bueno es estar aquí, que mi mamá me vea, que me acompaña para que vea cómo me tratan y que vea que el cambio existe, que siempre me trataron bien. Mi mamá no es nada de lo que era el año pasado, se recuperó”.

Para Gerardo este plan funciona y reduce el riesgo de que la gente vuelva a caer. “Uno se equivoca, a veces, por las malas compañías, a veces por las malas decisiones, incluso a veces los papás te lo dicen, pero no haces caso y después te das cuenta de que no eran buenas amistades y te enfrentas a explotar tu propio talento”.

Él recuperó su libertad hace cuatro meses, pero su talento con el tallado de la madera, que estudió durante su internamiento, su aprendizaje del inglés que le permite trabajar como mesero y su facilidad para las matemáticas, le llevaron a ser ejemplo para sus hijos.

“Para ellos es un orgullo, no haber estado interno, la experiencia pasada no fue buena, pero ya recibí mi certificado de la preparatoria, estando adentro apoyé a pagar la fiesta de 15 años de mi hija, mi hijo se va a graduar de médico, mi hija estudia para ser azafata. Me hacen preguntas, me piden ayuda con la tarea de inglés y con las matemáticas, imaginen cómo me siento de poder apoyarlos y que sigan diciéndome papá”, cuenta Gerardo.

Karina aprecia la segunda oportunidad, porque “hoy estoy haciendo todo lo que no creí que podría llegar así, he aprovechado todo el tiempo. Tengo 28 años, entré cuando tenía 18. No tuve hijos, no quiero hijos, estoy terminando la preparatoria y para finales del año que entra, por medio de ayuda de post penal me van a otorgar una beca para estudiar la licenciatura en Derecho Civil. El año pasado no me imaginaba estar aquí”.

Los dos subrayan que “lo estoy haciendo bien, sigo trabajando, participo en los proyectos que puedo” y sólo esperan que la gente no los estigmatice, porque “no hay palabras para expresar esta segunda oportunidad, cómo lo vivimos, porque el programa funciona y somos la prueba de que sí sirve”.

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Last modified: 9 diciembre, 2022
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