Autoría de 11:40 am #Opinión, Eric Rosas - La Onda Plana

En planetas distintos – Eric Rosas

En los más recientes años, la humanidad ha visto la consecución de algunos de los hitos científicos y tecnológicos más trascendentes para su historia. Entre otros, es inevitable citar la primera detección en 2015 de las ondas gravitacionales, cuya existencia fue una de las innumerables predicciones de la teoría general de la relatividad elaborada por Albert Einstein, que fue dada a conocer un siglo antes, en 1915; también la generación de la primera imagen de un agujero negro en 2019, el cual se encuentra en el centro mismo de nuestra galaxia, la Vía Láctea, otra de las implicaciones directas de los postulados expuestos por Einstein. En estos años igualmente la humanidad ha llegado a descubrir miles de exoplanetas, como se denominan a aquellos que orbitan otras estrellas diferentes a la nuestra, el Sol; se han identificado unos cuatro mil quinientos con altas probabilidades de mantener las condiciones propicias para albergar vida como la conocemos.

En las escalas opuestas del macrocosmos, en el 2012 se logró la detección del bosón de Higgs, cuya existencia predijo Peter Higgs en 1964 y resultó ser un eslabón clave para la solidez del modelo estándar de la física de las partículas elementales. También en la escala microscópica, pero en el mundo biológico, en los años recientes la civilización humana finalmente ha podido decodificar las cadenas del ácido desoxirribonucleico (ADN), las macromoléculas que almacenan toda la información que nos define a cada una de las especies de los seres vivos.

En el ámbito tecnológico también se ha avanzado históricamente, y en el año que está por concluir hemos atestiguado dos de los éxitos más disruptivos para el futuro de la especie humana. Por una parte, está la colocación del telescopio espacial James Webb a un millón y medio de kilómetros de la Tierra, en el denominado punto de Lagrange 2; y por la otra, la consecución de la primera fusión láser con ganancia.

Todos estos logros han sido productos de prolongadas planeaciones y ejecuciones, llenas de correcciones, en las que se han realizado inversiones multimillonarias para la construcción, adecuación y mejora de instalaciones, como el conjunto de los ocho radiotelescopios que formaron parte del Proyecto del Horizonte de Eventos, el par de interferómetros gigantes de la colaboración LIGO-Virgo, el Gran Colisionador de Hadrones, corazón del Centro Europeo para la Investigación Nuclear; el ya mencionado telescopio espacial James Webb y sus antecesores, como el telescopio espacial Hubble; o la Instalación Nacional de Ignición, como se le denomina al láser ultra intenso que posibilitó el confinamiento inercial de la mezcla de deuterio y tritio que se fusionó en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (LNLL). Mención aparte se requiere para las misiones espaciales que, como nunca antes, han alcanzado a nuestro satélite natural en sitios jamás explorados; o las sondas que hurgan en los confines de nuestro sistema planetario y más allá.

Por fortuna, los países que a lo largo de su historia han podido comprobar reiteradamente la importancia que tiene la investigación científica y el desarrollo tecnológico para la evolución de la humanidad no cesan en su compromiso con la perenne búsqueda de las respuestas que nos ayuden a comprender nuestro universo, y con la generación de conocimiento que podamos luego transformar en tecnologías en beneficio de las personas y el medio ambiente. Así lo demuestra el reciente anuncio del gobierno estadounidense, que ha dado a conocer que pronto se podrá contar con un segundo haz en el acelerador láser del Laboratorio Berkeley, también operado por el LNLL; al igual que la construcción iniciada a principios de este diciembre de 2022 del observatorio Square Kilometer Array (Arreglo de un Kilómetro Cuadrado), el mayor radiotelescopio jamás desarrollado.

Pero, mientras que para el mundo desarrollado no hay momento para la pausa en la inversión que impulse a la humanidad hacia el futuro, en México, en lugar de iniciar la construcción del reactor de fusión nuclear que nos asegure una fuente limpia e inagotable de energía, continuamos gastando el erario en monumentos a la ignorancia, la contaminación y la obsolescencia, como refinerías o trenes a diésel.

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

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Last modified: 28 diciembre, 2022
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