La ministra Yasmín Esquivel Moss, saldrá adelante del fraude y plagio cometidos cuando era estudiante de la licenciatura en Derecho; el plagio tampoco podrá ser sancionado por autoridades de la UNAM.
Sin embargo, la sociedad mexicana la ha reprobado por fraudulenta. Imposible salvarse del juicio de los anales de la historia. Servirá de ejemplo en múltiples casos por parte de las autoridades de la UNAM; sentará precedente.
Sabedora de que saldrá avante, ha negado haber plagiado la tesis que le permitió titularse hace más de 35 años. “Engallada” culpa al autor de la tesis, Edgar Ulises, Báez Gutiérrez, quien se tituló, al menos, un año antes que la fraudulenta ministra Esquivel, acorde con la profusa información que se ha difundido de ambas tesis ¿Qué la Secretaría de Educación anule la cédula profesional de Licenciada en Derecho? ¡Imposible!
La ministra Esquivel bien sabe que entonces, el plagio no estaba contemplado en la legislación universitaria, por eso llegó a ser práctica común de algunos estudiantes y directores de tesis, como fue el caso de la maestra Martha Rodríguez Ortíz, directora de tesis de ambos estudiantes postulantes; lo más grave para Rodríguez, han encontrado más tesis idénticas, ello implica venta de tesis por la directora, simple la deducción.
Tampoco puede configurarse ilícito alguno, en su caso han prescrito y no pueden ser perseguidos. Ello significa que la autoridad competente no puede enderezar procedimiento penal alguno. Por eso extraña que la “experta en Derecho”, para lavar la suciedad que dejó en el camino, haya presentado en la Fiscalía de la Ciudad de México, denuncia por el supuesto plagio de su tesis. Ridículo jurídico de la doctora en Derecho. Tal vez espera la ayuda de su “compinches” de la Fiscalía de la CDMX y estos quieran perseguir penalmente a Ulises Báez, por eso no aparece por ningún lado. Ambas partes involucradas fueron citadas dentro del proceso administrativo universitario que abrió el Comité de Integridad Académica y Científica de la FES.
La ministra se sabe libre de sus tropelías y protegida por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien aceptó la culpa sin reconocerlo, al acusar a otros de haber cometidos faltas más graves.
A las 19:30 del día de ayer viernes, la ministra publicó en su cuenta de Twitter, que pronto emitiría un “pronunciamiento”. Por supuesto que la fraudulenta y plagiadora de Yasmín Esquivel Moss, se declarará inocente. No justificará que cualquier acción legal ha prescrito. Literalmente los integrantes del Comité están amarados de manos. No pueden aplicar ninguna disposición administrativa en perjuicio de la delincuente.
Como dijera hace años una excelente presidenta del Tribunal Superior de Justicia en el estado de Querétaro, Sonia Alcántara Magos: “es necesario lavar la cara a la justicia”. Y así lo hizo. Mejoró y depuró el sistema judicial en el estado. Otra cosa es la SCJN, ahí se entretejen contubernios y compromisos inconfesables, por eso López Obrador (chile de todos los moles) se entromete en un asunto de la competencia de la UNAM y la SCJN.
Sería una grave afrenta a la justicia federal y quedaría con la cara más sucia de la que ya tiene, si, además de perdonarla, que así lo harán, la eligen presidenta de la SCJN y del Consejo de la Judicatura.
Legalmente, aunque sea un clamor del sector de la jurisprudencia, que anulen la tesis de la plagiaria y fraudulenta, consecuentemente el título que ostenta de licenciada en Derecho, concomitantemente el resto de los grados de maestra y doctora. En este caso, goza de la protección legal, a pesar de haber cometido sendos delitos.
Los del comité tendrán que resolver algo nunca antes visto, sus argumentos sentarán bases en la vida académica no sólo de la UNAM, sino del resto de instituciones de Educación Superior. Yasmín Esquivel Moss copió el examen completo, en su momento debió ser expulsada. Hoy ya nada puede hacerse.
Así que, cualquiera que sea el pronunciamiento de la ministra Esquivel, saldrá sobrando, será irrelevante e intrascendente. Claro, la señora pretenderá lavarse la cara para no dejar huella de la mugre que porta en el rostro y salir lo mejor librada; aun patalea por la presidencia de la SCJN, ahora es cuestión de orgullo y demostrar el poder.
Insisto, lo importante serán los argumentos que viertan los integrantes del Comité de Integridad Académica y Científica, de la Facultad de Estudios Superiores de Aragón. Tendrán que sentar un precedente histórico. Tienen la obligación de reconocer que Jasmín Esquivel Moss, fue quien plagió y defraudó a la UNAM, aunque no reciba más que una fuerte llamada de atención.
Ahora que, por el altísimo cargo que ostenta en el ámbito de la judicatura federal, será un impedimento delicado y los integrantes del comité no querrán tener de enemiga a la ministra y a López Obrador. El poder y su abuso imponen y doblegan a cualquiera, más en tiempos gansteriles de la 4T.
Sería maravilloso que Esquivel Moss dejara sus aspiraciones a presidir la Corte y un milagro que renunciara a la magistratura. No será así. La pretensión de la señor será seguir usufructuando el poder y el jugoso salario de ministra.
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