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En la conferencia matutina del pasado viernes 30 de diciembre le fue asignado el uso de la palabra al comunicador Ernesto Ledesma, director del portal web Rompeviento TV, prorrumpiendo notoriamente en contra de la directora de Notimex, Sanjuana Martínez, acusándola de un sinfín de situaciones y, de manera simultánea, no tocando ni con el pétalo de una crítica a los huelguistas de esta agencia noticiosa del Estado.
Ante estos cuestionamientos sobre el caso Notimex, el presidente López Obrador respondió inicialmente: “Siempre he planteado que debe buscarse una conciliación y un diálogo con compromiso, pero no ha sido fácil”.
Momentos después, el político nacido en Macuspana, Tabasco, pidió a Jesús Ramírez Cuevas, responsable de la Comunicación Social del gobierno morenista, que ahondara en una explicación del estatus actual de dicho conflicto: “Ha habido diálogo y se han escuchado las demandas del sindicato, así como se han atendido las cuestiones planteadas por la directora y el propio jurídico de la Agencia”. De igual modo, el vocero de la Presidencia rememoró cómo ocurrió el inicio de tan largo proceso de pausa laboral: “Incluso había un litigio sobre la legalidad o no de la huelga, todo eso está en manos de la Junta de Conciliación”.
En tanto, respecto a la narrativa rumorosa que supone una posible aniquilación de dicha agencia informativa, el coordinador de Comunicación Social de la Presidencia de la República precisó: “Estamos en la conciliación para que Notimex vuelva a funcionar y no se ha buscado su cierre”.
Al finalizar la intervención de Ledesma, el micrófono le fue concedido a la reportera María Luisa Estrada, de Jalisco, quien continuó abordando el caso Notimex. La integrante de La Grillotina Política, como se nombra al medio en el cual ella labora, cuestionó el proceder de Adriana Urrea, lideresa del sindicato levantado en paro hasta ahora indefinido: “¿De dónde saca recursos para mantener a los trabajadores en huelga y de dónde saca recursos para estar viajando en repetidas ocasiones?” En esa misma actitud crítica, demasiado clara en sus palabras, dijo que alguna vez le preguntó a Adriana Urrea:
—Si estás tan preocupada por los compañeros en huelga, ¿por qué no renuncias?
Y la lideresa —que ha continuado con su inherente hábito de viajar al extranjero ante la menor posibilidad a pesar de mantener en huelga a sus compañeros hasta lograr su propósito de retornar a la vieja agencia con los privilegios intocados— no sabemos si reviró o guardó un cauto silencio.
Finalmente, María Luisa Estrada denunció que fue reprendida por el fotógrafo Alejandro Meléndez:
—Me amenazó abiertamente por la exposición que hice —dijo la comunicadora refiriéndose a su ponencia en un Encuentro Nacional que organizaron los Meléndez, padre e hijo, supuestamente para “defender” a ciertos periodistas, congreso llevado a cabo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM los días 1 y 2 de diciembre de 2022.
Como epílogo a su intervención crítica hacia los hasta ahora indemnes huelguistas y sus fervorosos simpatizantes, María Luisa Estrada denunció que tanto Jorge como Alejandro Meléndez, así como Adriana Urrea y Rodolfo Montes, elaboran un documental que “reventarán en el 2024, justo cuando se viene la carrera presidencial”, con la intención de difundir la idea relacionada a que ejercer el periodismo en México “es peor que ser corresponsal de guerra”. (María Luisa Estrada aseguró que la cinta —seguramente parcializada— sería transmitida en Netflix, pero no se sabe si esta productora ya ha aceptado, o no, su emisión en sus vías difusoras.)
Tras la intervención de María Luisa Estrada, el mandatario morenista expresó respecto a la postura de su gobierno en materia de libertades y la práctica del periodismo: “Que se escuche bien y se oiga lejos: ¡nosotros siempre respetaremos la libertad de expresión! ¡No hemos censurado a nadie! ¡No tenemos periodistas alquilados ni comprados!”
Continuando su réplica a lo dicho por ambos comunicadores, el titular del Ejecutivo federal precisó cuáles son sus motivos para criticar a la élite de los medios de comunicación mexicanos, asunto que no le perdonan en absoluto las empresas de comunicación y sus periodistas que se han quedado sin los millones de pesos a los que estaban acostumbrados a recibir de los gobiernos en turno desde los tiempos del general Lázaro Cárdenas: “Tenemos diferencias porque el periodismo, con honrosas excepciones, estaba entregado por completo a la mafia del poder político y económico en México”.
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Ese mismo viernes 30 de diciembre, por la tarde, en el programa radiofónico de Julio Hernández López, supliéndolo Adriana Buentello, se invitó con premura a Jorge Meléndez, colaborador de Astillero (vaya uno a saber qué cosas dirá de este periodista de La Jornada en el mismo momento en que Jorge Meléndez sea desincorporado de la plantilla de invitados porque, siguiendo la premisa periodística de conveniencia que se practica en México, uno se percata, ¡caraxo!, de los visibles defectos de la empresa donde se laboraba justo en el instante en que ya no se halla allí), para que replicara los dichos de María Luisa Estrada pero Jorge sólo pudo decir que la periodista ni siquiera sabía hablar correctamente, lo cual era una expiación incomprensible para un virtual opositor del régimen obradorista.
Sin embargo, quizás lo verdaderamente incomprensible sucedió poco más tarde ya en el programa televisivo de Julio Hernández López, en Canal 22, sustituido momentáneamente, otra vez, por Adriana Buentello quien invitara, ¡para discutir sobre la irrazonada oposición contra el gobierno morenista!, a Nora Huerta, Horacio Franco y Alfonso Gutiérrez con el objetivo de hablar sobre la ira opositora, durante 2022, ante cada palabra y actitud que dijera o hiciera López Obrador… ¡sin mencionar que la propia Buentello había dado la palabra a un rudo opositor para que se defendiera de un supuesto arbitrio denostador, porque en estas cosas de los agravios todo puede tocarse menos a las amistades… ¡faltaba más!
Dijo Jorge Meléndez, convidado para hablar de la dictadura contra la libertad de expresión a causa de Notimex, que la señora María Luisa Estrada ni siquiera sabía hablar, pero a ella se le entendió claro todo lo que dijo, lo que me pone, por lo menos a mí, en un predicamento oral pues si él, Jorge Meléndez, no entendió nada de lo que la periodista había dicho y a mí me había parecido demasiado revelador, entonces estamos ante una secuencia compleja que bien podría interceptar Poncho Gutiérrez cuando dijo, a la misma Adriana Buentello, que para el opositor obradorista nada de lo que provenga del obradorismo está claro si no está expresado a su manera, es decir de los propios opositores, porque, como ya se ha hecho una costumbre entre los defenestradores del sistema morenista, hasta lo que haga bien López Obrador siempre va a estar mal.
Ya lo he dicho numerosas veces: desde julio de 2019 sostengo el cargo de director de Cultura de Notimex y nadie, nadie, me ha preguntado —hasta el día de hoy— cómo encontré dicha zona periodística: en un completo abandono, sin orientación, apolítica, sin escritura definida, sin gestión editorial, sin ánimo laboral, con desinteresados redactores, sin brújula cultural… ya se sabe, por ejemplo, que el colaborador de Astillero, Jorge Meléndez, pensaba que Notimex era lo máximo hasta el mero momento en que su hijo Alejandro dejó de trabajar en esa agencia convirtiéndose, desde entonces, en una cloaca informativa (la agencia, no su hijo, obviamente).
“Frente al caciquismo, la impunidad y la corrupción existente en Notimex, la propuesta para encabezar dicho sistema de noticias, la muy reconocida compañera Sanjuana Martínez tiene un asunto grave que enfrentar pero sabe que cuenta con el apoyo de los periodistas mexicanos para borrar del mapa un cáncer que ahoga la libertad de información y difusión.“
Jorge Meléndez (2/02/2019): https://www.eluniversalqueretaro.mx/content/notimex-sindicalismo-corrupto
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Lo curioso del caso periodístico de Adriana Buentello, evidentemente avalada por Astillero (en este tira y afloja opositor o no, entre sí pero no), se dio unos cuantos días después, el martes 3 de enero de 2023, en un intercambio de tuits al ser exhibida, la conductora Adriana Buentello, como antigua trabajadora de la organización Mexicanos Contra la Corrupción, del magnate Claudio X. González, razón por la cual, supongo que con premura, Buentello apuntó en su cuenta, con lenguaje tomado, sin reticencias —y sin ninguna necesidad de recurrir a la grosería siendo quien es, o a quien representa—, del clasicismo opositor: “Me descubrieron las y los sicarios de Sanjuana”, palabras que, probablemente, la retratan a sí misma, porque la adorable frase proviene, gulp, precisamente de los Meléndez y de los huelguistas irritados con el obradorismo. ¿Acaso ella misma, por el simple hecho de trabajar con Astillero, es su sicaria, del mismo modo en que, siguiendo esta jacarandosa lógica, lo fuera de Claudio X. González o de María Amparo Casar? Prosiguiendo esta natural infamación —inflamación antagonista—, ¿entonces Astillero es sicario de Carmen Lira y Carmen Lira sicaria de Carlos Payán? Si Fabrizio Mejía Madrid escribe en Aristegui Noticias, ¿significa que Mejía Madrid es sicario de Aristegui? En esta irrazonada secuela, el periodista Federico Campbell Peña entonces es sicario de Óscar Camacho Guzmán, el director de noticiarios de Canal Once. ¿Por qué Buentello se ajusta a los prolegómenos idiomáticos bastardos de la aprensiva oposición?
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Aquel mismo día, viernes 30 de diciembre de 2022, el comunicador Vicente Serrano entrevistó a Sanjuana Martínez, como pocas veces ha ocurrido sencillamente porque la periodista en realidad no es buscada ni requerida por los medios —muy en sus juicios irascibles—, quien expuso en el programa SinCensuraTV: “Nuestra agencia —dijo la directora de Notimex— sigue cerrada por la cerrazón de una mafia que ya no es sindicato… La Agencia no ha desaparecido, continúa, está en huelga y, por lo tanto, la Secretaría de Hacienda le sostiene un presupuesto. Todo el presupuesto que no es utilizado, Hacienda se queda con él y se destina a otras cosas. Todo esto es información pública. Se puede acceder a la página de Transparencia y se puede ver claramente que la mayor parte de este presupuesto está intacto”.
Asimismo, la periodista afirmó que, con la extensa huelga en Notimex, “lamentablemente al presidente López Obrador le han quitado su agencia… les han quitado la Agencia del Estado a los mexicanos… ¿y quiénes se las quitaron? ¡Los intereses creados!”
Una editora de la sección cultural me dijo, cuando llegué a Notimex, que yo no entendía el periodismo que se practicaba en esa agencia, que no podía cambiar las cosas como yo las quería cambiar o, en todo caso, para que eso sucediera, y con estas palabras me lo dijo, tenía que “tener paciencia” ante su inevitable “inercia” porque, claro, primero eran ellos y después, mucho después, el periodismo.
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Lo que ha dejado muy claro López Obrador, queriéndolo o no, es que tenemos una prensa debilitada que se halla desastrosamente distribuida en los distintos medios de comunicación existentes en el país, varios periodistas que no lo son pero que han creído serlo por el solo hecho de colaborar en algún medio (¡se decía que Carlos Fuentes era periodista por escribir ocasionalmente en los medios!)… La prensa y algunos periodistas, por referirme a un tema, se creen, casi a pie juntillas, que un sindicato adherido a las empresas de la comunicación debe, o debiera, ser intocado únicamente porque está integrado por supuestos periodistas sin adentrarse —los que temen a la palabra “sindicato” o la creen pura— en su trabajo, asunto que está pasando, por ejemplo, con Notimex, donde la desinformación es la madre de la jerarquía informativa. Ya Azul Alzaga lo decía, el pasado martes 3 de enero en el programa televisivo Mañanera 360, con singular acierto: el sindicalismo mexicano sufre hoy en día una dolorosa develación, que nadie —y esto ya lo digo yo—, o casi nadie, quiere mirar como nadie tampoco quiere mirar que las bases en diversas instituciones nacionales gustan, ¡ay!, del andamiaje corruptivo, tal como ya lo apreciamos en la votación sindical en Pemex para que todo siguiera igual sin ninguna pista de transformación o como lo que estuvo a un paso de darse durante la votación en el máximo órgano de justicia de la nación al casi adjudicarse Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena la presidencia de la Suprema Corte, el mismo ahora magistrado que condonara la horrorosa cantidad de 392 mil 498 millones 585 mil 785 pesos a 9 mil 881 grandes contribuyentes cuando fue titular del Servicio de Administración Tributaria en el mandato de Felipe Calderón.
Bueno, todos sabemos que la finalmente designada fue Norma Lucía Piña Hernández, pero es inevitable dar cuenta del caso porque los jueces justicieros, por lo apreciado en sus votaciones internas, miran con suma normalidad la acción comandada por su par Gutiérrez Ortiz Mena al exculpar a los millonarios en sus aportaciones al erario, una práctica dispensada, y dispensatoria, por la clase política.
Así estábamos… ¿o seguimos estando?
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