Esta no es una carta, ni una respuesta, a Ernesto Ledesma —director de Rompeviento TV—, quien funge ahora como opiniólogo opositor a toda persona que exprese un posicionamiento distinto al suyo relativo al conflicto en la Agencia de Noticias del Estado Mexicano quien ha vislumbrado, según su irascible punto de vista, una especie de parteaguas político en el caso de los huelguistas de Notimex enfadándose, vaya uno a saber por qué, cada vez más con la periodista Sanjuana Martínez a quien Ledesma quiere hallar en ella, sin motivo aparente ninguno, alguna secuela de las brujas de Salem.
Porque, como no había sucedido antiguamente, estamos viviendo tiempos feroces de calumnias sin justificación razonada, pues basta con abrir la boca para expresar escrituralmente inconformidades, sin ninguna base, consiguiendo seguidores al instante, milagro causado por la invención tecnológica de la Internet.
Ledesma en el caso Notimex, sin hacer investigación rigurosa como correspondería a un hombre que se yergue y ufana como periodista, dice recientemente que Víctor Roura, exhibiéndome en una foto, pertenece al esquirolaje de Sanjuana Martínez escribiendo bajo ordenanzas de esta, para Ledesma, detestable periodista porque seguramente no sabe, para comenzar, quién es Víctor Roura ni le importa documentarse acerca de este personaje porque cree Ledesma que todos los periodistas van con el mismo sastre.
No me da tirria leer lo que dice de mí, sino me produce vergüenza que se escriban tantas falsedades a nombre del periodismo. Por ejemplo, ni siquiera sabe que un esquirol es aquel que labora en el sitio que ocupaba antes un trabajador con la finalidad de perjudicarlo o de satisfacerse a sí mismo con lúgubres y apócrifas artimañas, que no es mi caso, pero que Ledesma, siendo que sólo quiere entender lo que arma estratégicamente en su cabeza, da como un hecho porque así, y no de otra manera, están las cosas.
Un gran periodista, éste sí, como Jesús Lemus ha dicho que no se permite el encono incluso ni contra los que lo encarcelaron de modo injustificado como una venganza del entonces presidente Felipe Calderón porque Lemus había descrito los nexos con el narco de la hermana del panista. Y afirma, con sobrada razón, que no se produce ira en su entendimiento porque, entonces, estaría partiendo de una parcializada perspectiva. Eso es periodismo, por supuesto, no desventajosa postura desde el privilegio de la afirmación mediática.
Pero Ledesma está enojado con todo aquel que exponga puntos de vista y argumentos contrarios a su peculiar modo de entender los azarosos caminos de la Agencia Notimex, de manera que no se da tiempo para investigar porque con su palabra le basta y sobra para asegurar lo que le venga en gana, sencillamente porque, acaso, cree ser el guardián único del término creativo de la independencia, así que, no hay de otra, ¡Víctor Roura no puede mandarse por sí mismo porque la autonomía periodística nació con Rompeviento TV, no antes!
No me altera todo lo que dice, sino me apena, nada más, por su inconsistencia argumentativa, su falible desinformación y su afán en apuntar yerros con la insistencia holgazana de quien no averigua sino sólo habla por hablar porque, a final de cuentas, ¿qué tan difícil sería para Ledesma preguntarle a Adriana Urrea qué ha hecho con los millones de pesos aportados por el sindicato de telefonistas a la huelga de Notimex o si recibió tal monto en efectivo o por transferencia bancaria o cuánto de ese superlativo dinero le asignó a cada huelguista o cuánto percibe ella, si los recibiera, mensualmente respecto a esos magníficos espaldarazos provenientes de otro sindicato o cómo encaró Urrea el oneroso pago de su viaje a Francia durante la huelga o de dónde obtuvo el dinero para sufragar sus gastos durante tal estadía europea o por qué la lideresa nunca alzó la voz en Notimex en tiempos priistas y panistas siendo que los atropellos a la libertad de expresión abundaron en aquellas décadas pasadas o por qué Urrea nunca encabezó una protesta junto a sus actuales compañeros de campamentos ante la censura gubernamental impuesta en la Agencia de Noticias del Estado Mexicano cuando el presupuesto, sin austeridades de por medio, fluía alegremente para engordar la cartera sindicalista?
Dice Ledesma que las entrevistas con Sanjuana Martínez son a modo para no cuestionarla, ¿acaso no se mira en un espejo cuando realiza, a su modo, pláticas con el aparato sindicalizado de Notimex? Si afirma algo que no es, ¿sólo él puede efectuar estas conversaciones a modo, nadie más, aunque en realidad no sean a modo como las observa el director de Rompeviento al creer, a pie juntillas, que todos los otros periodistas son de su misma condición, es decir la suya, la de Ledesma?
Los cuestionamientos que no hace Ledesma, ¿acaso no dinamitarían su narrativa cuasi literaria que ha construido sobre Notimex con personajes impolutos y sin atisbos de ningún pasado ligado al sistema estatal corrupto que imperó en México bajo la cautela y el engaño profesionales? Si alguna vez tuviera Rompeviento TV docenas de empleados y se integraran en un sindicato estoy cierto de que uno o varios de ellos no concordaría con las reglas patronales, pero no por ello, por lo menos no yo, afirmaría que, ¡ay!, los sindicatos siempre tienen la razón en sus apuradas demandas. ¿Sabe Ledesma que cuando yo llegué a Notimex nadie quería hacer lo que yo pedía en el plano de un periodismo cultural riguroso? ¿Sabe que en el departamento de Internet cuando pedía un nuevo diseño para la sección cultural con prontitud me decían que no era posible hacerlo y que yo les contestaba que no es que no se pudiera sino simplemente no lo habían hecho antes ni figuraba en sus planes hacerlo?
En efecto, en la prensa existen personas que pasan por periodistas no siéndolo, de la misma forma en que continúa habiendo servidores públicos que no atienden a la gente, políticos que se enriquecen a costa de la ciudadanía, amantes que no se aman…
¿Por qué diablos no habría de haber periodistas que no entienden la función del periodismo?
Víctor, dudo que ese subnormal sea interlocutor de tu razonable y bien escrito texto.