Hubo una confrontación soterrada entre quienes dieron su discurso en el 106 aniversario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, reformada casi 800 veces por los legisladores federales y las legislaturas de los estados.
Poco queda de la Constitución de 1917. Constantemente es acosada por los legisladores, a tal grado que se parece más a un reglamento que a la carta magna, sustentada en principios fundamentales.
Cinco fueron los oradores en la ceremonia solemne de conmemoración del 106 aniversario de la Constitución, en el mismo escenario en el que se dio vigencia la misma: el Teatro de la República, en el estado de Querétaro.
En orden de aparición: Mauricio Kuri González, gobernador de Querétaro; Norma Piña Hernández, presidenta de la SCJN y del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial Federal; Santiago Creel Miranda, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados; Alejandro Armenta Mier, presidente de la Mesa Directiva del Senado y Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Durante su discurso Mauricio Kuri aseguró, entre otras cosas, que la democracia es la columna vertebral del México moderno y que, no hay libertad sin ella. Dijo también que la Constitución tampoco admite, ni entonces ni hoy, atajos, planes o procedimientos legislativos para violentarla; llamó a restablecer la convivencia pacífica y respetuosa, pues esta sería el método que llevaría a la posibilidad de un consenso ¿Mensaje para AMLO?
Seguiría el turno de la ministra Norma Piña Hernández, quien ha sido fustigada por el presidente López Obrador, por no “agachar la cabeza”. Ella comentó que la Constitución es un inmenso y muy poderoso manto protector de certeza, de confianza, de seguridad y, sobre todo, de unión entre las y los mexicanos. El documento obliga a las autoridades a promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y muy destacadamente, progresividad. Convocó a trabajar por el bien del país con base en lo que establece la Carta Magna para dar ejemplo de que en la unidad nacional somos dignos herederos de nuestra historia. Otro mensaje para el presidente López.
El segundo panista en hacer uso de la tribuna, Santiago Creel, leyó un discurso político fuerte en contra de AMLO. Entre otras cosas dijo que después de dos alternancias federales incuestionables, era de esperarse que hubiéramos avivado un alto consenso en torno a las instituciones y reglas electorales. Esto no es así: los acuerdos se frustran. Llamó a promover la pluralidad del diálogo, no tenemos porqué repetir los errores del pasado. Expresó que la SCJN es el único ente mediador entre las discrepancias que pudiesen surgir en el círculo político. Ácido para los oídos de AMLO. Señaló que dicha falta de diálogo se extendió a diversas materias de gran envergadura para la nación, tales como la violencia, la seguridad pública, la economía, entre otros; el desacuerdo prevalece no en los fines que persiguen las normas constitucionales, sino en los medios para darles cumplimiento.
Continúo duro el panista: la actual administración gobierna bajo una sola visión. Todos tenemos derecho de defender nuestras ideologías y posiciones políticas. El límite es la Constitución. El pueblo es y siempre ha sido muchos Méxicos; no sólo uno y menos uno homogéneo; la cuestión es cómo decide; si incluye o no a quienes piensan distinto, pues al excluirlos se deja fuera parte del pueblo y se mancilla la soberanía.
Después de tres discursos disonantes para los oídos del presidente, vendría el discurso zalamero de Alejandro Armenta, presidente morenista en el Senado el cual no tiene caso recordar en esta columna, mucho menos el de López Obrador.
