ENTREVISTA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
Daniel Velázquez hace una pausa después de 16 horas de participar en las labores para tratar de encontrar a gente con vida de los edificios derrumbados en Turquía o bien, recuperar sus cuerpos. Desde hace una semana, el arquitecto queretano se sumó a los trabajos de cientos de especialistas y voluntarios para atender a las personas afectadas.
Antes de comer en medio de los escombros, Daniel Velázquez Martínez, originario de San Juan del Río, muestra en video a sus acompañantes de diversos países. Alemanes, portugueses, rusos e israelíes participan en las actividades para salvar vidas, recuperar cuerpos y hacer un peritaje en la zona de desastre.
“La idea es alimentar siempre la esperanza para conseguir vidas. Ayer (miércoles) ya no fue posible rescatar con vida, pero antier (martes) sí hubo tres personas con vida, se calcula que todavía puede haber gente viva. Estoy en una ciudad en el sur de Turquía, Antakya, que tiene el 90 por ciento de evacuación total. Aquí han perdido todo, es una ciudad donde se cayó el 90 por ciento de todo lo que está construido. Aquí ya no hay recuperación en la parte civil o de obra”, dice a lalupa.mx en una entrevista a través de WhatsApp.
Como parte de su experiencia, Daniel se encarga de hacer el peritaje de la zona de desastre para saber si es viable o no rescatar a personas con vida o, en el último de los casos, recuperar los cuerpos para devolverlos a sus familias. Se apoya de cámaras térmicas con alcance de 15 metros y un equipo israelí que detecta pulsaciones.
Decidió ofrecerse como voluntario en cuanto se enteró del desastre. “Tengo años en Europa, tengo un cariño y un respeto por las ciudades donde he estado viviendo, tengo 25 años viajando en el mundo y especialidades en cuestiones estructurales y nos mueve la solidaridad como seres humanos, esto ha sido terrible en el sur de Turquía y norte de Siria”.
En la zona no deja de temblar, aunque “dura muy poquito, pero se siente un impacto muy fuerte, como si hubiera un taladro debajo”. Cada persona con vida se recibe con alegría y cada cuerpo se recibe con respeto.
“Los familiares agradecen de forma muy intensa, incluso se arrodillan y besan las rodillas, en medio de su llanto y fraternalmente nos damos un abrazo y nos despedimos para seguir a los diferentes puntos”, detalla el queretano.
La tragedia, insiste, permite poner en perspectiva todos los problemas cotidianos y lo fuerte que son las personas cuando se unen para ayudar. Por eso, los voluntarios no se quejan del cansancio, ni de la comida o del frío, tampoco descartan la posibilidad de encontrar a más gente con vida, porque se trata de ayudar sin importar la nacionalidad.
“Tenemos que poner empeño, con servicio profesional y con un trabajo humanitario, este es un trabajo voluntario, aquí estamos los mexicanos con nuestros hermanos de Turquía y muchas personas más que tenemos la conexión con muchos países cercanos como Irak, Siria, Israel, aquí vemos a los equipos especializados españoles, ingleses, japoneses, franceses, coreanos, alemanes, no hay nacionalidades, solamente gente buena con voluntad buena que quiere ayudar”.