Apenas el fin de semana sostuve una larga charla con un pariente que es simpatizante del presidente López; argumentos iban y argumentos venían, pero al final coincidimos en que “todos son iguales”, y que si no quieres votar por los candidatos de Morena muy difícilmente te podrán convencer los del PRI o los del PAN.
“Esa es la tragedia”, comenté, porque para la gente que no está de acuerdo con el morenismo no se ha construido una opción real para emitir su voto. Por el contrario, para quienes quieren votar por Morena y el lopezobradorismo se ha vuelto muy difícil trasladar la simpatía que tienen por el presidente de México a los candidatos y candidatas de Morena.
La tercera vía
Aprovechando esa confrontación, Movimiento Ciudadano ha intentado colocarse en medio de ambos bandos, entre Morena y sus aliados y la alianza PAN-PRD-PRI, pretendiendo erigirse como la “tercera vía”, la opción para aquellas y aquellos que no quieren que ni uno ni otro bloque siga.
Sin embargo, me parece que, al igual que los demás partidos políticos, “tienen cola que les pisen”, y muy difícilmente una o uno de sus militantes podrá constituirse en la o el candidato presidencial que congregue a la ciudadanía que no quiere que el morenismo continúe en el ejercicio del poder federal.
Por este contexto que he planteado muy sucintamente es que considero que la única opción viable para el bloque de la oposición al actual régimen es apostar por una o un candidato no identificado con alguno de los partidos políticos que forman la alianza Va por México.
Si en verdad creen que dicha alianza es viable, que puede dar la batalla seriamente en la contienda electoral de 2024 y aspirar, de verdad, a ejercer el poder, lo mejor que pudiera suceder es que su candidato sea un ciudadano sin bandera partidista, pero respaldado por todos los partidos que integran Va por México.
Opción ciudadana
Atento a la oradora y el orador que participaron ayer al mediodía en la concentración por la defensa del voto en la Ciudad de México, pensé sobre el proceso que se siguió para elegirlos a los dos como las personas que expresarían el sentir de la ciudadanía que apoyó esta movilización.
Supuse que hubo reuniones, discusiones y finalmente se llegó al acuerdo (por mayoría o por unanimidad) de que fueran ellos los que hablaran: la periodista Beatriz Pagés Rebollar y el ministro de la Suprema Corte en retiro José Ramón Cossío.
Si bien es cierto que ella ha sido militante, por muchos años, del Partido Revolucionario Institucional, su labor periodística ha sido continua, coherente y congruente con su pensamiento, más allá de las posiciones asumidas por el tricolor.
Pues bien. Considero que para haber logrado un consenso así, que los llevó a ser los principales protagonistas de la movilización y realizar discursos enfocados a la defensa de la democracia y sin insultos, amén de ser aprobados por el conglomerado, no veo nada mal que se sondeara la posibilidad de que él pudiera asumir la candidatura presidencial de la alianza Va por México, y ella la candidatura por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
De esta manera, la alianza no se inclinaría por intereses particulares de algún partido político y eliminarían la disputa (a veces encarnizada) por la postulación presidencial u otro cargo de peso político.
Al mismo tiempo, entenderíamos que los partidos políticos aliados están dispuestos a ceder ambas postulaciones a ciudadanos, por encima de sus intereses particulares.
Por si fuera poco, el ministro en retiro podría ser el prototipo del presidente mexicano que muchos queremos: uno con amplio conocimiento de las leyes mexicanas, respetuoso de las mismas, con profunda experiencia en la impartición de justicia y sin dobleces partidistas.
Mi propuesta está sobre la mesa. Veremos hasta dónde están dispuestos a avanzar los partidos políticos y si en verdad quieren honrar su palabra de atender el reclamo ciudadano.
Veremos.