Mucha gente tiene ideas preconcebidas acerca de la biodiversidad que puede encontrarse en los parques urbanos. Cuando uno considera la cantidad de gente, el ruido que se genera y la basura que desafortunadamente dejan los visitantes humanos en un domingo cualquiera, uno podría asumir que ante tales condiciones, las únicas aves que se encuentran en dichos parques, son aquéllas que están curtidas ante la presencia humana, como son los gorriones domésticos, las tórtolas, las palomas y uno que otro “pajarito café” que pueda pasar inadvertido a la gente.
Sin embargo, en los parques-bosques más grandes de la Ciudad de México, como son las diversas secciones de Chapultepec y San Juan de Aragón, existen áreas dónde el hábitat se presta para permitir la presencia de especies silvestres, ya sean residentes o migratorias. A veces es sorprendente y también esperanzador tener en estos parques avistamientos relevantes, que normalmente ocurren en un entorno más silvestre y menos perturbado.
La mayoría de la fauna silvestre de los parques resulta invisible para los futbolistas, los niños que usan los juegos, la gente que va a su clase de zumba los domingos y que frecuentemente acaban haciendo su picnic familiar, sacando las bolsas de papas, tortas, refrescos y la “anforita” de ron, metida a escondidas. Pero más allá de lo que es la avalancha humana del fin de semana, las 160 hectáreas del Bosque de Aragón representan un hogar acogedor para una gran cantidad de seres vivos.
Desde que comencé a visitar Bosque de Aragón, hace más de siete años, se han presentado avances importantes en la biodiversidad del lugar: A pesar de carencias presupuestales y cambios de la Administración Pública, el compromiso y dedicación del personal responsable del Bosque, han favorecido que el listado de aves del sitio haya triplicado el número de especies en el transcurso de los últimos 20 años.
Según el registro histórico del parque, el listado incluye alrededor de 190 especies. De acuerdo con la bióloga Miriam Vargas, que tiene la responsabilidad del monitorear las aves y que hace un trabajo extraodinario en favor de los emplumados, el total que puede verse a lo largo del año, es de cerca de 160 especies, considerando las residentes y migratorias de invierno y verano. A pesar de esta evidencia, persiste la creencia de mucha gente, de que Aragón es un sitio descuidado y no muy apto para observar aves, percepción que he intentado hacer cambiar, con mis publicaciones en redes sociales y también es el propósito de esta crónica: Que Aragón sea una opción importante para observar aves, como son los sitios más consolidados del sur de la Ciudad de México, tales como Parque Ecológico Xochimilco y Bosque de Tlalpan, entre otros.
Todas las imágenes de la crónica fueron realizadas en el parque, desde 2015 hasta la fecha. En ese período, he visitado el Bosque en 14 ocasiones, registrando 85 especies, y probablemente tengo más de 50 especies con varias fotografías relevantes, así que fue bastante difícil seleccionar un número manejable para esta crónica.
Así que te invito a servirte un café, relajarte y disfrutar de la galería de muestra que he preparado para ti. Predominan en ella las aves acuáticas, por lo llamativas que son, pero también pueden encontrarse en el parque muchas especies terrestres interesantes.
Un ícono del parque es el pelícano blanco (Pelecanus erythrorhynchos), que se encuentra en Aragón solamente durante la temporada invernal, mientras que en el verano migra hacia sus sitios de reproducción, que se encuentran en el norte de Estados Unidos y en el centro de Canadá.
Trabajan en parvada para pescar, ya que entre varios individuos van acorralando a los peces en el agua, hasta que éstos se encuentran confundidos y casi detenidos. No sólo los pelícanos aprovechan su propio esfuerzo, sino que las garzas y otras aves pescadoras se benefician de esta maniobra. La pesca para estas aves grandes, normalmente es la tilapia, que es una especie invasora y que amenazaría el equilibrio del lago si no existiera la enorme capacidad depredadora de los pelícanos, por lo que las poblaciones de ambas especies se regulan mutuamente.
En la imagen se puede ver un ejemplar que ya muestra los signos de la etapa reproductiva, como el color naranja brillante y la joroba que presenta en el pico.
Un ave acuática muy divertida de observar es el Zambullidor pico grueso (Podylimbus podiceps), que se mueve con una destreza impresionante en el agua. Haciendo honor a su nombre, de repente se sumerge y a veces permanece bajo el agua bastante tiempo. Son tan ágiles, que al intentar fotografiarlos, a veces desaparecen bajo el agua en el medio segundo que tardo en apuntar con la cámara y ya no los encuentro a través del lente. Unos largos segundos más tarde, aparecen nuevamente, pero veinte metros más lejos.
Esta especie se reproduce en Bosque de Aragón y es un deleite ver a los pequeñitos y a sus progenitores alimentándolos. En la imagen siguiente, podemos ver al zambullidor adulto, que acaba de pescar un crustáceo, que junto con peces pequeños, son la base de su dieta.
El pequeño pato tepalcate (Oxyura jamaicensis) es bello en cualquier momento, pero cuando el macho se viste de gala con su plumaje reproductivo, es verdaderamente extraodinario, sobre todo con el increíble azul turquesa de su pico. Esta especie también se reproduce en el parque, lo que es indicador de que el ambiente es lo suficientemente limpio para propiciar su anidación y cría.
Un avistamiento que valoro mucho es el de la Polluela sora (Porzana carolina). Además de la belleza propia del ave, poder verla es una excelente oportunidad ya que es bastante tímida y normalmente se resguarda entre los altos y tupidos talles del tule, dónde queda a salvo de ser observada. La polluela de la fotografía se encontraba en el humedal artificial, que es un área restringida al público en general, puesto que es un hábitat que tiene su propio equilibrio y alberga algunas especies más sensibles. Es importante mencionar que las aves que están en el humedal se encuentran en libertad y pueden entrar y salir del recinto en cualquier momento. Este humedal se inauguró en 2011.
En 2020 se llevo a cabo la construcción de un segundo humedal artificial, que tiene una estructura en forma de caracol y que tiene como propósito llevar a cabo la limpieza del agua proveniente del lago, lo cuál es muy necesario, porque al haber en ella una población importante de seres vivos, se genera una gran cantidad de materia orgánica que debe ser retirada para evitar la eutrofización del lago (exceso de nutrientes que reduce el oxigeno en el agua).
También en 2020 se construyó una Playa de las aves, que tiene como propósito generar un espacio para las especies que requieren de aguas someras con fondos lodosos, propicias para playeros, costureros y chorlos, pero hasta la fecha todavía no ha habido la suficiente sedimentación y no se han formado los lodos, llenos de microorganismos e invertebrados, que atraen a las especies mencionadas.
El mantenimiento de los dos humedales artificiales y en general, de los cuerpos de agua del parque es una labor fundamental, que incide directamente en la salud de los seres vivos que directa o indirectamente dependen de ellos. En este apartado, me permito hacer una mención especial al responsable de los humedales del Bosque, mi estimado amigo Armando Amín. Por supuesto que cuenta con el apoyo de otros miembros del staff en esta labor, pero su conocimiento y compromiso personal de muchos años en el cuidado de los cuerpos de agua, es indudablemente un factor importante en los progresos que se han obtenido en materia ambiental. Armando me dio la oportunidad de visitar el humedal artificial y con su conocimiento me guió en las primeras visitas del parque, permitiéndome apreciar las diversas especies y también fotografiarlas, para documentar mis avistamientos. Desde aquél tiempo, las visitas de fotógrafos de naturaleza a Aragón, se ha ido incrementando, lo cuál ha sido satisfactorio para ambos.
La Gallineta frente roja (Gallinula galeata), es una de mis consentidas, ya que su dedicación a sus crías me recuerdan a mí, cuando mis hijos eran pequeños. Estas aves anidan en plantas ribereñas, como los tules o los papiros y están muy atentas al desarrollo de los polluelos, que por cierto me parecen un poco feos al nacer, con sus cabezas calvas rosadas, su pico tosco y su plumaje negro crespo, pero son muy arropados por sus padres, incluso por hermanos de nidadas anteriores, que ayudan en su cuidado. La gallineta inmadura es de un color predominantemente gris, que después se va transformando en los bellos colores de los adultos, con un plumaje negro, marrón y gris, el pico rojo brillante con la punta amarilla, una raya lateral blanca fina y algo de blanco debajo de la cola
Las patas gruesas con dedos largos de color amarillo pálido, les dan una superficie de contacto muy amplia que les permite sostener su peso cuando caminan sobre plantas flotantes, como las ninfas o el lirio acuático. Pueden volar, pero normalmente lo hacen sólo para huir, cuando se sienten amenazadas. Sin embargo, en Bosque de Aragón están bastante habituadas a la gente y no se asustan fácilmente, así que es posible verlas muy cerca de la orilla del agua. En la foto se puede ver un adulto con su polluelo, nacido en el parque.
Una de las rapaces más comunes actualmente en la Ciudad de México es el Aguililla rojinegra (Parabuteo unicinctus), también llamada Aguililla de Harris. Pueden verse frecuentemente en Bosque de Aragón y de hecho anidan en el parque. Como en muchas especies de aves rapaces, la hembra es más grande y es la defensora del nido, mientras que el macho, más pequeño y ágil se encarga de conseguir el alimento cazando presas como roedores o aves. Aunque no tienen depredadores naturales en el parque, sí corren peligro, por la actividad de especies invasoras como la cotorra argentina, de la que nos ocuparemos más adelante y por riesgos que causa la actividad humana, en forma de papalotes o globos de gas, que pueden ser trampas mortales.
Hay gente que cuando ve estas rapaces, siente temor de que puedan atacar a sus mascotas o a niños pequeños, e incluso las llegan a reportar a emergencias, pero la verdad es que no representan peligro alguno.
El aguililla rojinegra es más urbana de lo que uno pudiera imaginar. Ya con un ojo entrenado, de repente encontrarás una en un árbol un edificio alto, o bien la podrás ver sobrevolando en plena ciudad. Como la gente no está acostumbrada a buscarlas, en general pasan desapercibidas.
Normalmente, en mis crónicas utilizo los nombres comunes ”oficiales”, que publica CONABIO (la Comisión Nacional para la Biodiversidad), pero en esta entrega, voy a cometer un par de actos de rebeldía, usando nombres comunes alternos, como es el caso de la Garza bruja o Perro de Agua (Nycticorax nycticorax) cuyo nombre oficial es el larguísimo “Garza nocturna corona negra”, que es una traducción del nombre común en inglés y que no es muy utilizado. “Perro de agua”, hace referencia a su graznido, que asemeja un ladrido y “Garza bruja” es un nombre relacionado con sus hábitos nocturnos. Cualquiera de esos nombres, me parece mejor.
Es un ave acuática robusta que se alimenta principalmente de peces. Cuando pesca una tilapia grande, parece que no alcanzará a tragarla con su estrecho cuello, pero poco a poco va haciendo la dilatación de su garganta, de manera similar a las serpientes, cuando tragan sus presas. El proceso puede tardar varios minutos. Este comportamiento alimenticio es común a otras garzas, también.
En la imagen siguiente pueden verse dos ejemplares adultos en los extremos, con su bello plumaje azul, gris y blanco y en el centro se encuentra un ejemplar inmaduro en plumaje pardo con blanco.
“Playero alzacolita” (Actitis macularius), es un nombre describe muy bien una conducta característica de esta ave acuática, puesto que al estar buscando invertebrados cerca de la orilla del agua, frecuentemente hace un movimiento como de resorte con su cola (dicen algunos que “perrea”). También tiene el nombre de “Playero manchado”, que alude a su plumaje reproductivo, con manchas en el pecho, pero en nuestras latitudes sólo en algunos ejemplares se empiezan a ver las manchas ya muy cerca de la fecha en la que migran al norte para el verano.
La Garza dedos dorados (Egretta thula), desde una perspectiva humana, parece nerviosa e irritable, debido a su semblante señudo y la frecuencia con la cuál despliega su cresta, lo que la hace ver amenazadora. Es más activa y ágil que la garza blanca (Ardea alba), de tamaño considerablemente mayor. En la imagen tuve la suerte de captarla en vuelo, con su pesca en el pico. En este caso, una tilapia. Además de las garzas ya mencionadas en esta crónica, también pueden verse en el parque la garza morena, la ganadera, la garceta verde y otras especies menos comunes, como la garza azul o la tricolor, todas atraídas por las posibilidades de pesca que ofrece el lago.
La Monjita americana (Himantopus mexicanus) es un ave playera elegante con patas excepcionalmente largas que camina con gracia sobre dos palillos de un rosado brillante. Es oscura por el manto y blanca por el vientre. El manto es negro para los machos y café oscuro para las hembras. Tiene el pico fino, negro y gusta de forrajear en solitario o en grupos en los humedales, alimentándose de insectos acuáticos y otros pequeños invertebrados. En algunos casos, los grupos pueden ser grandes y entonces viene a la mente frases de humor como “vaya, se juntó todo el convento” y es que en realidad el nombre de “Monjita” le cae bien, porque su plumaje recuerda el hábito de las religiosas.
En lugares como Xochimilco o Tláhuac se les puede ver en abundancia en los grandes humedales, pero muchas veces a una gran distancia. La ventaja de Bosque de Aragón, es que se tiene la oportunidad de acercarse mucho más. Pasa lo mismo con la mayoría de las aves acuáticas, por lo cuál el parque brinda al fotógrafo de naturaleza la oportunidad de obtener verdaderos retratos, de especies de aves que normalmente es más difícil fotografiar. Muestra de ello, es el detalle que se puede apreciar en la siguiente imagen:
En la imagen siguiente pueden verse las dos especies de patos migratorios más abundantes en Bosque de Aragón, que son el Pato cucharón norteño (Spatula clypeata) y la Cerceta alas azules (Spatula discors).
Para éste último, me agrada más el nombre de “pato media luna”, que alude a la marca blanca en la cara del macho reproductivo.
El plumaje reproductivo del pato cucharón le confiere un color verde oscuro iridiscente en la cabeza, mientras que la hembra la tiene de color pardo. El pico es muy grande y ancho y en el interior cuenta con un fino cedazo, con el cuál se filtra el agua, mientras el pato avanza barriendo la superficie del agua, atrapando en el cedazo pequeños organismos vegetales que constituyen su alimento. Es importante mencionar que estos organismos dan una coloración verde al agua y eso hace pensar a mucha gente que el agua está en mal estado y que requiere limpieza, pero en realidad estos organismos son muy importantes para los seres vivos que habitan o se alimentan en el agua.
En mi experiencia, en Aragón estos patos migratorios están más adaptados a la presencia humana, que en cualquier otro sitio que conozca. Andan en parvadas cerca de la orilla y desafortunadamente la gente les lanza pan, que ni siquiera comen, pero toda esa comida es materia orgánica que contamina el agua, por lo que el personal de parque trata de educar y persuadir a la gente para que no los alimente, pero la verdad es que con poco éxito.
También llegan al parque otras especies de patos migratorios, pero en menores cantidades, como pueden ser la cerceta canela, el pato chalcuán y el pato friso, principalmente.
Ahora dedicaré unas líneas al “rey del drama”: El Chorlo tildío (Charadrius vociferus). Se trata de un ave playera muy común en los humedales de México. Es “el chismoso de la charca”, puesto que es muy asustadizo y por ello es frecuente que cuando un observador se acerca a tratar de ver un poco más de cerca a las aves, este chorlo sea el primero en salir volando y dando la alarma, lo cuál pone en movimiento al resto de las aves de la charca y uno se queda como en una caricatura, con los binoculares o la cámara en alto, mientras que las últimas aves se alejan cientos de metros.
Pero este chorlo, aparentemente miedoso, es capaz de realizar un verdadero acto de heroísmo en favor de sus crías. Los nidos del chorlo tildío son rudimentarios, ya que sólo son un pequeño montículo en el suelo y no están escondidos, así que es muy fácil para los depredadores encontrarlos. Sin embargo los padres vigilan y hacen una actuación, fingiendo que están heridos y tratando de atraer a los depredadores, alejándolos de los huevos. Esto a veces termina en la muerte del chorlo adulto, pero el nido se salva.
El Carpintero moteado (Sphyrapicus varius) se especializa en la perforación de filas de pozos de savia muy adentro en la corteza de los árboles. Se alimenta de una amplia variedad de insectos, incluso de muchas hormigas (sacadas de troncos de árboles). También se alimenta regularmente de la savia de árboles y de bayas y frutas. Es menos común que el Carpintero mexicano y resulta un avistamiento interesante, en cualquier parte de la Ciudad de México. Los machos adultos tienen gorra y garganta rojas; las hembras tienen gorra roja y garganta blanca. No construyen sus nidos, sino que buscan cavidades naturales para anidar. Como me sucede con todos los carpinteros, me resulta emocionante escuchar su tamborileo, cuando imagino la fuerza y velocidad con la que picotean en los árboles y la maravillosa adaptación que tienen, para que ese golpeteo tan fuerte en la cabeza no les provoque ningún daño encefálico.
Esta es una especie migratoria que se puede encontrar en México durante la temporada invernal, regresando al norte de Estados Unidos y a Canadá para su reproducción en el verano. Por cierto que su nombre original era “chupasavia moteado”, que me parecía más descriptivo que “carpintero”.
El Perico monje o cotorra argentina (Myiopsitta monachus) es una especie exótica invasora a la cuál hay que poner mucha atención, puesto que su belleza y carisma son engañosos, escondiendo los daños que hacen a los hábitats que invaden. Originalmente estas aves llegaron a nuestro país como mascotas, pero a raíz de múltiples escapes, se han reunido en parvadas, reproduciéndose y ganando espacios en muchas áreas verdes. Compiten ventajosamente y desplazan a los loros y pericos endémicos y sus enormes nidos (como condominios) dañan el arbolado e incluso dificultan la anidación de otras especies relevantes, como las aves rapaces.
Así que en vez de admirarlas y alimentarlas la actitud adecuada de la gente debería ser rechazarlas. Es tal el daño que provoca este perico, que han hecho planes para erradicarla, pero las Autoridades Federales de Medio Ambiente, que tienen la competencia para ello, no cuentan con los recursos necesarios para el control de población y el problema sigue creciendo.
Dejando de lado un momento las aves, comentaré un poco sobre un habitante muy representativo del Bosque de Aragón, que es la Ardilla vientre rojo (Sciurus aureogaster), que resulta ubicua en el parque. Están muy habituadas a la gente y por lo tanto, se acercan mucho a los visitantes que las alimentan, a veces voluntariamente y en otras ocasiones los roedores se roban la comida que se encuentra desatendida. A pesar de su aspecto agradable, no son peluches, sino animales silvestres y no es recomendable querer acariciarlas o alimentarlas en la mano, puesto que pueden asustarse y morder, siendo portadoras de varias enfermedades.
Como animales silvestres, lo natural es que consigan su propio alimento y lo mismo puede decirse del resto de la fauna del parque. En el caso de los patos, por ejemplo, la gente acostumbra arrojarles pan, cuando no comida chatarra, como frituras, “chetos” y similares, que están totalmente contraindicados para la alimentación de estas aves.
Ya que empezamos a tratar estos temas, me permito un breve comercial de educación ambiental para nuestras visitas a parques y áreas verdes:
- No tires basura en las áreas verdes y menos en los cuerpos de agua.
- No extraigas flora o fauna del parque. A mucha gente se le hace inofensivo llevarse una flor o una plantita, pero si tomamos en cuenta el volumen de visitantes ( 5 millones al año) el daño puede ser relevante.
- Cuida a tus animales de compañía, recogiendo sus heces fecales, evita que se metan al agua o que agredan a personas o a animales, lo cuál es más sencillo con correa, como es debido.
- No abandones en el parque animales de compañía, sean perros, gatos, aves canoras, patos, tortugas, etc. Nuestro compromiso al adquirir o recibir una mascota, debe contemplar conservarla y cuidarla durante toda su vida. En la mayoría de los casos, liberar mascotas así es una sentencia de muerte para ellas, o bien se provoca una perturbación al equilibrio del área natural en la que se hace la liberación.
- En lo posible, evita los globos de gas y las cometas. En ambos casos, es frecuente que se escapen o se atoren en ramas altas de los árboles, de las cuáles ya no se pueden recuperar. Estos elementos pueden constituir una trampa mortal para las aves, que pueden enredarse con los cordones, o asfixiarse con los materiales plásticos.
Como ciudadanos y visitantes comunes de nuestros parques y bosques, estamos invitados a disfrutar de la naturaleza y del esparcimiento, que en gran medida resulta gratuito. Nuestro agradecimiento y retribución esperada es únicamente disfrutar sin perturbar ni contaminar estos lugares. Por supuesto que si compartes las buenas experiencias que tengas e invitas a otras personas a sumarse a los amantes de la naturaleza, seguramente lo encontrarás muy satisfactorio, como es para mí haber escrito esto para ti. Te agradezco mucho leer mis crónicas y si tienes comentarios o preguntas, contestaré con gusto.
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Muchas gracias por tus enseñanzas Gerardo, sin duda, eres pieza clave en la difusión del mundo de las aves y en particular de las del Canal Nacional.
Muchas gracias, Gus! Estamos en el mismo barco, de la difusión de la cultura ambiental y en mi caso, me ayuda la fuerza de las imágenes, para llevar el mensaje
Gracias, muy valiosa y esperanzadora información. Ese bosque lo conocí desde mediados de los 60 y apenas cinenza a crecer el arbolado. Por mucho tiempo estuvo descuidado. Sé de gente valiosa como usted y otras personas. Un abrazo por su valiosa labor.