La cafetería estaba rodeada por jacarandas y setos. Dentro de ella, la vegetación ocultaba el complejo hospitalario a la vista de los clientes.
Dos mesas, ambas cercanas a la máquina de hacer café, estaban ocupadas. El sonido que producían las cucharitas en la loza se amplificaba al rebotar contra las superficies de mármol.
En la mesa de la izquierda una mujer no mayor de 35 años, aún con el abrigo puesto, mezclaba azúcar en su café mientras miraba el verdor, afuera.
En la mesa de junto, dos muchachas habían dejado sus mochilas en el piso, produciendo un eco breve. Pidieron churros y chocolate caliente. Se echaban vaho en las manos, frotándoselas.
⧿No había cadáver ⧿dijo la de cabellos negros.
⧿¿No? ¿Y entonces?
⧿Pues no tendríamos sesión en el anfiteatro, pero llegó Juanito con los papeles sellados y anunció que a las nueve de la mañana ya habría uno en la sala, así que no nos fuimos.
⧿¡Claro! Oí que a las ocho ingresó uno que chocó, inconsciente, muy lastimado. No lo vi, pero escuché.
⧿Y sí, era un cadáver reciente. Seccionamos las venas y todavía estaba líquida la sangre, escurrió.
⧿¿Y qué tiene?
⧿Mira, cuando realicé la punción en el hígado, el chisguete salió con fuerza… y así no es… Teníamos que haber revisado si el tipo se metió algo antes del accidente.
A la palabra accidente, la mujer del abrigo giró despacio en su asiento. Miró a las jóvenes.
⧿¿Y sí?
⧿Qué sé yo. No cursé toxicología, era optativa; además, ese anfiteatro tres, ¿no estaba en desuso.
⧿Eso, ¿qué te importa?
⧿Es que ve, yo digo que el tipo no estaba muerto… de que se iba a morir, se iba a morir, pero…
⧿¿Pero qué?
⧿Digo, tenía las pupilas contraídas como tú, que estás viva, y la rigidez… parecía más catatonia que rigor mortis. ¿Que no la cocaína fumada produce…?
⧿Imaginas cosas. Es tu primero, ¿no?
⧿No, pero sí el más reciente. Revisé los informes. No había orden de autopsia ni nada, ni había aviso de deceso en zona de hospitales todavía a las ocho veinte.
⧿Pero ahora hay papeles, certificado y muerto y todo, ¿no? Así es la burocracia.
⧿Hay muerto ahora, eso seguro.
La mujer de la mesa contigua, permanecía con el cuerpo vuelto hacia las muchachas, con la mirada fija, vacía.
Una de las chicas se levantó, envolvió el churro que quedaba en una servilleta y lo guardó. Apuraron sus bebidas.
Con la mochila en la espalda, encaminándose a la salida, la joven de cabellos negros se quejó: “El forense debió estar allí, yo tenía muchas preguntas. Tuve que firmar la orden de salida para antes del cambio de turno… a ver si no…”.
⧿Si no estuvo el forense, ni modo que te…
La puerta vidriera se balanceó tras ellas y entró el aire helado.
Cuando las jóvenes partieron, la mujer del abrigo giró de vuelta a su sitio.
Y pensar que él… ¡solito! Sin que yo tuviera que… Fue él por imbécil, que si no ¡ja!… entre los manejos oficiales y estas dulces chicas…
¡Dios me ama! no cabe duda.
La mujer continuó mirando el verdor, afuera, y con una leve sonrisa siguió dando sorbitos a su café, ya un poco frío.
Hay una justicia divina, lo sé. Más tarde que temprano se presenta así…casi sin meter las manos.
Pude escuchar el tintineo de la cuchara en el mármol y hasta el chocolate con churros se me antojó.
Así, mirando el verdor, me veo confiando en que cada quién forja su final.
¡Me haré chocolate para cenar!
¡Me encantan las imágenes que este texto genera en mi cabeza!! ¡Yo digo que lo montemos en Teatro de Papel
…la mujer del abrigo me aterra!!
Me hace recordar que en el sistema la vida humana solo se vuelve estadística, la justicia no existe si no en nosotros mismos, esperarla de otros lados puede resultar cansado, a veces el tiempo no juega a nuestro favor y no nos da tiempo de enmendar nuestros errores, ojalá que el impacto de esa vida, haya servido para aprender algo.
me gusta la escena completa, desde la muerte hasta el muerto.
Ya se me antojó un cafecito y los churros.
Ese contraste entre la vida y la muerte es como una fotografía en blanco y negro muy bien lograda.
Hay un contraste entre la vida y la muerte como una fotografía en blanco y negro muy bien lograda.
Muy bien Paty cada díaxescribes mejor.
Me quedé muda….
¡¡Sentí escalofríos!!
Pero imaginé cada detalle de lo escrito, casi pude oler el chocolate.
¡Excelente relato!
La deshumanización de los hospitales o cuando las personas se vuelven indiferentes al dolor del otro
Aparentemente el cuerpo del supuesto muerto, no estaba muerto, por las venas aún circulaba la sangre además al picar el hígado salió un chisguete, lo que al parecer de una de las muchachas todavía no estaba muerto!!!
La muerte desde dos puntos de vista.
Para mi, un relato que encaja con una época de deshumanización, de indiferencia frente a la vida y sumamente individualista. La probabilidad de que el “accidentado” estuviera vivo denota, no solo esos aspectos, sino el cinismo con que encaran la duda y la negligencia; total se cumplió con la chamba, “haiga sido como haiga sido”.
Muy buena historia Paty, felicidades!!!… para reflexionar mucho.
Me recordó cuando en la universidad en clase de anatomía artística fuimos a dibujar a la facultad de medicina, en un cuarto o salón diseccionaban cuerpos humanos, un “estudiante doctor” mientras desprendía la grasa corporal de músculos, de la piel acartonada y exsangüe de, supongo algunos días de muerta la persona, el “estudiante doctor” escuchaba sus walkman amarillos, y aprovechando la pierna dura y estirada, de color café marrón, más bien ocre, detenía su medio sándwich para continuar su labor diseccionante con las dos manos, sin que su desayuno le estorbase, minutos después terminó su sándwich de jamón.
Muy buena historia, refleja el significado de la vida y la muerte tal cual, así como la falta de humanidad en los centros hospitalarios e instituciones en general para llevar a cabo los trámites correspondientes sin importarles el dolor que les causa a las demás personas.
Jeje, ¡qué mala!
Los detalles hacen una descripción muy visual, con dimensión, con volumen. Y el relato se beneficia mucho de un remate rotundo. ¡Muy buena pieza!
Disfrute muchísimo la lectura! Me sumergí de inmediato en la historia y no me esperaba el final (confieso que me sacó una risita). Saludos 🙂
Esa mujer del abrigo fue sin duda la autora de esa muerte. Tan bien la tramó, que hasta había dado aviso que habría un fallecido a cierta hora. Todo tan bien arreglado que hasta la suerte llegó para hacerse su cómplice. Excelente trabajo Patty!!! Hasta me sentí detective.