Autoría de 3:24 pm #Opinión, Víctor Roura - Oficio bonito • 3 Comments

Un triunfo más del contraobradorismo – Víctor Roura

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La desaparición de Notimex no sólo es un triunfo predecible de los sindicalistas de esta agencia del Estado mexicano, sino también una pérdida irreparable de un departamento periodístico que debía, en efecto, de haber producido una información verídica, no atenida a los intereses políticos de los gobiernos en turno (nueve en total, si contamos el de Gustavo Díaz Ordaz a quien le faltaban dos años para terminar su negra administración), como sucedió desde su fundación en agosto de 1968, siempre una caja de resonancia económica —la agencia noticiosa— para los involucrados, los mismos que acaban de obtener su premiación al cancelar, López Obrador, la posibilidad de construir una institución digna informativa del Estado. Finalmente, los sindicalistas obtuvieron uno de sus tres inobjetables objetivos: una soberbia liquidación, irrevocables reinstalaciones o el cierre de la agencia, ya que sin ellos —tal como lo planteaban— era imposible conducirla.

      El destino nos ha alcanzado, ya.

      Ese mismo día, el viernes 14 de abril en que se ventiló oficialmente la dilución de esta agencia, en el programa Mañanera 360, que transmite el Sistema Público de Radiodifusión nacional los protagonistas de esta emisión, de muchos modos, vieron con buenos ojos la difuminación de esta entidad federativa aplaudiendo esta decisión que favorece a los ex trabadores de esta zona periodística que, luego de su sistemático empeño de propagar negatividades desde la llegada de Sanjuana Martínez a la dirección de esta empresa periodística, se van a llevar a casa sus ahorros a partir de los privilegios con los que vivían sin esforzarse demasiado en ello. Porque su triunfo es, asimismo, una derrota de la administración obradorista al no estar capacitada del todo para enfrentarse a las corruptelas que insanan a este país: ¿para qué airear felizmente el acabose de la corrupción si no tiene —esta administración presidencial— la mínima posibilidad de limpiar, por lo menos en este caso, un bastión completamente sucio y arraigado a los síntomas del dilapidador pasado?

      Azul Alzaga, en la Mañanera 360, dijo con toda razón que debía comenzarse “desde cero” para establecer una nueva agencia informativa del Estado. Yo pregunto: ¿no precisamente se estaba haciendo esto mismo en la Notimex del sexenio morenista cuando los sindicalistas sencillamente dijeron NO a la transformación para no verse afectados en sus conveniencias financieras o convencionales prebendas?, ¿no estos huelguistas atizaron con insultos, agravios, perjurios, ofensas, mentiras, falsedades, improperios, dicterios e injurias a los que, en verdad, queríamos hacer periodismo “desde cero” sin deberla ni temerla porque los resultados iban a ser, estaban siendo, visibles, un trabajo que ahora mismo nadie voltea a ver por prejuicios laborales, porque no hay nada como ser “solidario” con la palabra “sindicalismo” sin ahondar en las profundidades —a veces oscura en su permanente luminosidad— de la clase trabajadora?

      Ya he dicho en muchas ocasiones que al llegar a Notimex, en julio de 2019 por invitación de Sanjuana Martínez y de Rosario Manzanos, lo único que hallé fueron negaciones y pretextos para no hacer las cosas, que me recordaron al escribiente Bartleby, ese grandioso personaje de Melville, burócrata hacedor de nada, a quien miré reflejado en los peones de esta agencia informativa durante los once meses en que estuve al frente de una entonces incorpórea sección cultural hasta el levantamiento de la huelga.

      Pero de esto nadie quiere hablar, como no se quiere hablar de los asuntos puntillosos en la prensa: ¿sabe la gente, por ejemplo, que Jenaro Villamil fue despedido de La Jornada por no convenirle su presencia, en ese momento, al periódico que debía responder a otras prioridades políticas?

      La cuestión es que Notimex cierra sus puertas por una decisión del Ejecutivo ante la imposibilidad suya, demócrata como es, de resolver autoritariamente el conflicto, como se hubiera resuelto en el pasado sin ninguna objeción mediática.

      Y la marejada de parabienes para los sindicalistas apenas comienza.

      Ya lo he dicho: tal vez sean contratados por Astillero o por Carmen Aristegui o por el diario Milenio con la influencia de Elisa Alanís o incluso por el propio programa del SPR: Mañanera 360, tan preocupados por el destino, antes incierto, de estos periodistas cuyos sometimientos a un pasado periodístico reciente tanto protegieron, o disculparon, no sólo estas afamadas figuras mediáticas sino en general la mayoría de los circuitos informativos del país, siempre enclavados en la venta y la sumisión de la noticia… a cambio de una percepción pecuniaria redituable. El reportero Miguel Arzate, de la Mañanera 360, exhibió su contentura por la decisión obradorista de cancelar Notimex afligido, Arzate, por sus compañeros sindicalistas de esta agencia que, para la consecuencia feliz de la inesperada noticia, tal vez sean contratados por el SPR después de haber azuzado, estos trabajadores, el conflicto para sus fines convenientemente financieros y claramente antiperiodísticos. Porque evidentemente no todo periodista, aunque pertenezca a un gremio sindical, necesariamente tendría que ser un personaje honorable y confiable, si bien en México, y quizás en diferentes partes del mundo, se tiene la idea de que por estar asociado a un sindicato un trabajador, por lo tanto, tendría que estar relacionado con la dignidad y la congruencia. Y esto no es verdad, como tampoco lo es que la corrupción se haya acabado del todo por el solo hecho de desearlo, aunque no me parezca inadecuado subrayarlo porque algo quedará en la insistente remarcación ilusoria.

      Qué bien, por otra parte, que a la larga se vayan definiendo las moralidades de los empleados de los distintos medios de comunicación: ¡una cosa es la aspiración al derrumbe de la corrupción y muy otra aplaudir a los que de algún modo incurrieron en la práctica corruptora!

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El 14 de abril, en su conferencia matutina, el presidente López Obrador declaró por muerta, por fin, a la agencia Notimex que de muchas maneras ya estaba muerta: “La verdad nosotros ya no necesitamos una agencia de noticias en el gobierno. ¡Eso era de la época de los boletines y de la prensa oficial y oficiosa”. Asimismo, expresó cuál era su anhelo acerca de la resolución del conflicto huelguístico en dicho medio de comunicación: “Lo importante es que se llegue a un acuerdo, haya reconciliación y no se afecte a los trabajadores”.

      Al referirse a la periodista Sanjuana Martínez, la directora a quien nadie dejó trabajar al frente de Notimex, el político tabasqueño dijo: “Es una periodista buena. Le tengo respeto, la estimo y la considero buena periodista”.

      Pero ella, creída en verdad del discurso obradorista de acabar con la corrupción, en efecto actuó en consecuencia con los resultados ya perfilados trágicamente en beneficio de los sindicalistas que no sólo recibirán una gananciosa liquidación sino que, desde un principio, consiguieron el respaldo no sólo moral de la mayoría de la industria mediática sino, además, el económico de varios gremios, como el sindicato de los telefonistas entregándoles millones de pesos en efectivo, para exhibir, sobre todo, la fortaleza de los prestigios encumbrados en el pasado. Sanjuana recibió, desde el comienzo de este conflicto irrazonado, graves insultos metiéndose no nada más con ella sino con su familia que nada tiene que ver con esta anómala situación. Yo, que empecé a laborar en esa agencia en julio de 2019 al frente de una inexistente sección cultural, también fui injuriado vilmente por esa corte periodística supuestamente educada y, ¡ay!, culta. Fui mortíferamente calumniado por estos infames sindicalistas sin haberles hecho yo nada. Me vi en medio de injustas injurias recalcitrantes sin haber sido, jamás, llamado por periodistas incluso que me conocen, o dicen conocerme, para enterarse, aunque sea un poco, de este miserable conflicto. Me asombra, si bien no me sorprende, la mezquindad de estos hechos que han acabado por otorgarle la razón a los argumentos sindicalistas para continuar sosteniendo los prestigios corruptores con los que esta administración morenista dice no estar de acuerdo, porque no es lo mismo, por supuesto, poseer una agencia de Estado que dirimir varios renglones políticos en la conferencia mañanera donde, por ejemplo, no se habla del estrato cultural, sector cuyos miembros —bastantes, ciertamente no todos— no concuerdan con las decisiones de las autoridades en esta materia acaso por no estar debida o convenientemente informados.

      Pero la cancelación periodística es ya un hecho, y a la mayoría de los medios esta difuminación le viene valiendo un cacahuate, así de innoble es la configuración gremial.

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El viernes 14 de abril Sanjuana Martínez, en entrevista con el periodista Luis Guillermo Hernández, expresó lo siguiente en el programa En Agenda del portal noticioso SinCensura: “Casi dejaron al borde del abismo a Notimex, era muy difícil rescatarla y, sin embargo, nosotros estuvimos más de un año haciendo géneros periodísticos, rescatando y luchando por transformarla. Lo intentamos todo, pero el sindicato [lo evitó], que ya no era un sindicato sino una mafia instituida como un grave obstáculo. Tú llegas y cortas privilegios, acabando con la lista de sesenta aviadores… la mayor parte de los puestos eran plazas que se vendían. Existía un nepotismo absoluto: trabajaban los esposos, las tías, las hermanas… ¡Era toda una costumbre!”

      El mismo día, pero en el espacio de Los Periodistas conducido por Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela, la directora de Notimex dijo sobre el cierre de la agencia de noticias: “Es la decisión más adecuada, analizamos varias vías y ésta fue la decisión correcta desde mi punto de vista. La liquidación de la agencia no quiere decir amnistía para los actos de corrupción: ¡al pueblo hay que devolverle lo robado! Notimex fue un botín durante muchos años, décadas, frente a los ojos de una prensa complaciente ante los actos de corrupción que eran públicos y notorios… ¡mucha gente calló!”

      Sobre el posible proceso de crear una nueva agencia noticiosa del Estado durante el poco tiempo de gestión que le queda a este gabinete, la periodista Sanjuana Martínez sostuvo: “Nosotros teníamos todo en contra, empezando por las autoridades laborales que están representadas por Luisa Alcalde. Ella tiene un papá que es laboralista. El señor Arturo Alcalde es asesor de sindicatos… tiene 26 o 28 sindicatos que forman parte de instituciones del gobierno, entre ellas Notimex. ¡Era verdaderamente imposible! La mayoría de los periodistas sabe que hubo un conflicto de interés… ¿Y quién hizo un reportaje al respecto? ¡Eso es un tema de investigación interesante!”

      Acerca de cómo ha sido tratada por varios comunicadores al demonizarla mediáticamente, Sanjuana Martínez expresó: “Quiero decirles que la mayor parte del gremio periodístico me consideró traidora cuando acepté la invitación del presidente para dirigir Notimex. Siempre pensé que tendría a mis colegas de mi lado, pero fue todo lo contrario: la mayoría de ellos estuvo en mi contra e incluso algunos de ellos organizaron campañas de difamación en mi contra… con montajes y una serie de cosas inadmisibles”.

      Ciertamente, el conflicto no hubiera acabado nunca. ¡Y ahora hay todavía periodistas que no admiten el cierre de esta agencia considerando a la directora de Notimex algo así como una sumisa servidora del obradorismo sin percatarse, o no queriendo percatarse de ello, de cómo le fueron cerrando lenta y cruelmente las puertas para favorecer la iracundia de los prestigios del pasado!

      ¡Qué pena periodística ante la inmunidad periodística!

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En los debates acostumbrados en los medios públicos nunca nadie se ocupó del conflicto suscitado en Notimex, lo cual ciertamente contrae una verídica sospecha (porque sí hay sospechas verídicas, como falsías suspicaces) pues todo hace suponer una tendenciosa inclinación al bando sindicalista asentado en la redacción de la agencia del Estado sin la intención de sumergirse en los vericuetos del realismo periodístico que allí reinaba cayendo, los medios públicos, en una oscuridad lastimosa de parcialidad informativa.

      Porque hasta en el obradorismo había, hay, obradoristas simulados.

AQUÍ PUEDES LEER TODAS LAS ENTREGAS DE “OFICIO BONITO”, LA COLUMNA DE VÍCTOR ROURA PARA LA LUPA.MX

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Last modified: 26 abril, 2023
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