HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX
La declaración del fin de la pandemia por Covid-19, por parte de la OMS, no eliminó las secuelas que tiene Ezequiel por el virus. Sus pulmones todavía no se recuperan, sufre con la angustia que le provocó padecer la enfermedad y vive con hipertensión que no tenía antes de contagiarse. Su caso no es extraordinario. Son muchas las personas que siguen sin recuperarse totalmente a un año de su contagio.
Ezequiel es uno de los 90 pacientes que recibieron apoyo para su rehabilitación por parte de los especialistas de la Clínica de Rehabilitación Post Covid del Servicio Universitario de Salud (SU Salud) de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). Desde 2021, la clínica, que hoy se encuentra en el campus Aeropuerto, brinda atención integral a quienes entran en un proceso de recuperación luego de la enfermedad.
La responsable de la Clínica, Astrid Maricela Gurrola Pérez, dijo a lalupa.mx que las secuelas por Covid-19 son diferentes en cada persona, aunque entre las más comunes en el área de nutrición destacan triglicéridos y colesterol elevados, grasa visceral elevada, manifestaciones gastrointestinales y fatiga al comer.
En fisioterapia se encuentran disnea o dificultad para respirar, fatiga, debilidad muscular; en psicología se presentan ansiedad, depresión, trastorno del sueño y de la alimentación, así como el trastorno de estrés postraumático, que “por la misma pandemia casi todos lo tuvimos, pero después de padecer la enfermedad hay un gran temor a la muerte o a la muerte de nuestros seres queridos”.
“Hay una lista de muchas cosas que la gente puede presentar. Hacemos una valoración inicial, los pacientes pasan primero a estudios de laboratorio, a las áreas de medicina, psicología, nutrición y fisioterapia a que se les haga una evaluación completa. Se les hace un electrocardiograma, una composición corporal completa, signos vitales y pruebas para el grado de independencia o dependencia del paciente, el cansancio muscular o la debilidad muscular con aparatos que detectan fuerza”.
En la clínica se tiene registro de pacientes que tuvieron Covid-19 hace un año y llegan ahí a recuperarse porque no consiguen hacerlo por su cuenta. “Hay gente que tiene secuelas todavía y no las trata, por eso es importante detectar lo anormal, porque sobre la marcha el paciente se da cuenta que había cosas que hacía antes que ya no hace y no se acordaba”.
Vivir con ansiedad
Ezequiel Hernández Gutiérrez, de 57 años, se contagió de Covid después que enfermó su suegra, “cuando iba empezando la pandemia, cuando todavía no creía mucha gente, no sabíamos mucho”. Él empezó con síntomas hasta el quinto día de su contagio, cuando presentó molestias en la garganta.
Junto con su esposa, se aisló en la casa. A ella la internaron en el Hospital General porque le costaba platicar y se cansaba, aunque los primeros estudios los hicieron en un nosocomio privado, pero le pedían un depósito inicial de medio millón de pesos para atenderla, más todo lo que se necesitara durante su estancia.
Aislado en su casa, Ezequiel sentía miedo y ansiedad. No podía tener informes de su esposa y cada día se sentía peor. Aunque se atendió con un médico privado, y al igual que su esposa superó la enfermedad, todavía vive con secuelas.
“Cuando me recuperé y a mi esposa le dieron el alta, seguí con tratamiento, me dieron medicamento para prevenir problemas cardiacos, me detectaron presión alta, yo no tenía eso antes, el doctor me puso a inflar globos tres veces al día y caminar, pero sentía que no avanzaba”.
Un mes y medio después de su alta médica, conoció la clínica Post Covid de la UAQ, donde recibió tratamiento. Lo evaluaron diferentes especialistas: médicos, fisioterapeutas, psicólogos y nutriólogos que le hicieron todo tipo de pruebas para determinar si era candidato para el tratamiento de recuperación.
Durante dos periodos, cada uno de cuatro semanas, recibió toda la atención de los expertos. Hoy vive con secuelas en los pulmones, hipertensión y la ansiedad, como el principal problema emocional que atravesó, porque “la soledad y la angustia lo marcan a uno, la angustia no se me quita”.
Apoyo para recuperación
Humberto Trinidad Olvera Aldana, jubilado de 79 años, se contagió tres veces de Covid; la primera vez, en 2021 ni se dio cuenta, pero unos análisis le mostraron que tenía anticuerpos. En 2022 realizó un viaje a la sierra de Querétaro y se contagió de nuevo. Entonces sí recibió un tratamiento médico.
En enero de este año se contagió en un viaje a Mérida, aunque para entonces ya tenía cuatro vacunas. En esta última ocasión sí necesitó oxígeno, que recibió a través de un programa del gobierno municipal de Querétaro, pero no necesitó hospitalización ya que no estuvo tan grave.
“Me dieron todo el tratamiento, me vieron durante todo un mes hasta que me dieron el alta. El médico que me atendió me dijo que debía recuperarme y fui a la clínica de la UAQ, ahí me trataron muy bien, con nutrición, con servicio médico, psicólogo, terapeuta, todo lo que tiene la clínica y me recuperé muy rápido”.
En su caso, el tratamiento de recuperación fue de seis semanas y recibió una serie de recomendaciones para ejercitarse. “Me presentaba una vez a la semana. Soy diabético, desde hace 25 años, hipertenso y eso me juega en contra y en la clínica me atendieron de todo eso, así que me pusieron a hacer ejercicio para hacer masa muscular; mi azúcar estaba descontrolada por los medicamentos y me ayudaron a mejorar”.
En la clínica de la UAQ, Gurrola Pérez subraya que cada programa de rehabilitación se personaliza, porque atiende a las situaciones de cada paciente y se arma un plan de hasta seis semanas, aunque si alguien necesita más atención, se extiende el plan de rehabilitación.
“Hemos encontrado que hay mejora de signos vitales, se busca un aumento de masa muscular, no tanto disminución de peso, pero sí la mejora corporal porque implica una mejora de la salud”, detalla la responsable de la clínica, en la que trabajan al menos seis especialistas, más el personal administrativo.
La clínica universitaria todavía recibe peticiones de atención y la gente puede comunicarse en el teléfono 442 192 12 00, extensión 65 530, por WhatsApp en el celular 4422 37 31 67, así como a través de las redes sociales como Clínica de Rehabilitación Covid UAQ en Facebook e Instagram.
Aunque ahora Humberto se atiende en el IMSS, reconoce el apoyo que recibió de la clínica universitaria porque gracias a eso se recuperó más rápido del virus y evitará complicaciones a futuro porque “si consideramos mi edad y mis enfermedades, estoy perfecto”.