Autoría de 12:26 pm #Opinión, Víctor Roura - Oficio bonito

La normatividad del divino pasado – Víctor Roura

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El jueves 1 de junio, durante su conferencia matutina realizada en Tamaulipas, Andrés Manuel López Obrador criticó la aparición de dos abogados que “mal aconsejan” a los ex empleados de Mexicana de Aviación, lo cual ha obstaculizado la compra de dicha marca por parte del gobierno federal:

      —Buscábamos ayudar en algo a esos trabajadores —dijo.

      Y en tono de exhorto para que tal grupo de antiguos empleados de esa aerolínea dejara de escuchar al par de litigantes, el mandatario agregó:

      —Les hago un llamado a los trabajadores que están aceptando esa asesoría…

      Pero el dinero es el dinero, lo mismo ha sucedido en el caso de los huelguistas de Notimex que nada más supieron de la cancelación de dicha agencia debido a su intransigencia laboral —en una decisión presidencial inesperada, aunque comprensible por la demanda irresoluble sindical—, de inmediato han exigido —los huelguistas, asesorados seguramente  por su litigante, ¡el padre de la secretaria federal  del Trabajo! (N. de la R. Y desde hoy lunes, nueva secretaria de Gobernación.)— una catarata de dinero (nada más ni nada menos que 250 millones de pesos para repartírselos gratamente entre ellos, acaso cuatro decenas de ex empleados) para apaciguar sus ambiciones monetarias, razón por la cual el desenlace del conflicto de nuevo se ha visto estancado.

      Y es que el dinero llama al dinero, ¡caray!, sin importar dignidades ni posibles pacificaciones.

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Es lo que ha movido, finalmente, a la oposición política contra todo lo proveniente de un gobierno que no alimenta a la industria mediática como anteriormente lo hacían los que gobernaban al país, cobijada —la oposición— curiosamente por la poderosa clase adinerada de la República, seguida, cómo no,  por numerosa gente que, pese a la visibilización de los actos corruptores, en verdad se cree a pie juntillas el discurso aleatorio y benefactor de los detractores —solamente para ellos mismos—, al grado de que los propios electores en Coahuila, independientemente de los mayúsculos yerros en la designación del candidato, votaron a favor del planteamiento corruptor, lo mismo —aunque el triunfo ha querido no mirar el negro augurio resguardado en las entrañas de un pueblo acostumbrado a las consignas del ayer— ocurrió en el Estado de México, donde la victoria morenista no fue tan aplastante como sí lo consiguiera en el estado norteño porque, a final de cuentas, hay gente que acepta con beneplácito el colofón corruptor: ¡ya se sabía del desfalco superior a los cinco mil millones de pesos de la candidata Alejandra del Moral pero, pese a aquel arbitrio bochornoso, hubo una cantidad ingente de electores que sufragara a su favor!

      ¡Y no se diga del tratamiento reiterado y sofocante de los medios tradicionales contra todo lo que huela a obradorismo!

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Pareciera que esta hostilidad a la política morenista obedece, sobre todo por la igualdad discursiva de los opositores, a un lineamiento previamente establecido, tal como aconteciera justo el domingo 4 de junio y un día después —el lunes 5— de las elecciones cuando empezaron a verter sus opiniones, todas parejas, los demandantes “críticos del sistema”, como Carlos Alazraki quien, ufano, en TikTok dijo —antes del resultado definitivo— que en el Estado de México le estaban dando “una madriza” a Morena ya que la votación los “favorecía” muy “favorablemente”, aunque luego nada se supo de este publicista al ser confirmada la ventaja de la profesora Delfina Gómez que ya, previo a la contienda electoral, había sido calificada de “mal oliente” por la intelectual Denise Dresser. Y ya todos los belicosos contraobradoristas salieron, entonces —en sorprendente uniformidad—, a suponer, sin prueba alguna, que el triunfo gobernante en el Estado de México había sido una patente elección de Estado atragantándose, en diversas ocasiones —porque en realidad no sabían exactamente lo que decían, y era notoria su demagogia al girar múltiples veces sobre un tema que tampoco a ellos les quedaba clara su propia afirmación—, con la compleja glosa obstructora, como la de Héctor Aguilar Camín quien fuera exhibido por Elizabeth García Vilchis en la sección “Quién es Quién en las Mentiras” —del pasado miércoles 7 de junio en la correspondiente mañanera— por sus declaraciones respecto al reciente proceso electoral en el Estado de México, el cual calificó —como en un juego paralelo inventariado por la oposición donde se conjuga un discurso similar repetido cientos de veces para que alguien que cruzara en la encrucijada del puente infamante lo hiciera rendido a esta apostasía fervorosamente rencorosa— como una elección de Estado.

      Así se pronunció el director de la revista Nexos:

      —Elección de Estado no quiere decir 100 por ciento elección de Estado; quiere decir que una parte y decisiva de la elección está construida desde el poder. Lo que quería era poner en la mesa la variable analítica de la elección de Estado. 

      Vaya circunstancia intelectual perpleja digna de una inteligencia superior, no en vano Elena Poniatowska le envidia su valorado pensamiento: ¡una elección de Estado no quiere decir por completo una elección de Estado si no se contempla la variable analítica de una elección de Estado!

      ¡Vaya razonamiento tan profundo!

      … aunque ya a Aguilar Camín le había antecedido, en ese mismo complejo teorema, María Amparo Casar en su participación en Canal Once en la serie Primer Plano donde, sin ton ni son, los “críticos del sistema” —correcta y voluptuosamente pagados por la televisora pública, jamás señalados de opositores si bien en sus opiniones se escudan con falsas informaciones— siempre pondrán miles de reparos a cualquier acción gubernamental porque evidencian, quizás sin quererlo ellos, su iracundia contra López Obrador.

      Lo provechoso para estos “críticos” fieramente opositores que se amparan en los medios públicos es que saben que por más que se nivelen, o emparejen, en sus enjundias detractoras a sus colegas “críticos” de canales privados no serán nunca expuestos en la sección “Quién es Quién en las Mentiras” ni señalados por sus alevosas fakes news porque, vamos, por algo cobran, y bastante bien, a cuenta del Estado: ¿por qué el Estado entonces se denunciaría a sí mismo revelando a la ciudadanía que en su propio organismo mantiene pecuniariamente a un puñado de detractores que colindan  con sus reproches y diatribas con los mismísimos informadores que a diario sacuden sus palabras contra el obradorismo?

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Ya sabemos que siempre es mejor mantener la casa en silencio por fuera que difundir los demasiados ruidos que se producen en su interior, así que por más que Óscar Camacho Guzmán, el director de Noticias de Canal Once, se atreva a denunciar a estos “críticos del sistema” aposentados en el confort del domicilio público, incluso a veces más feroces que en medios privados como ReformaEl UniversalMilenio o Televisa, no pasará a mayores la ira ni los despotricamientos de los opositores acomodados en la casa pública porque, finalmente, son consentidos de la plantilla domiciliaria, y sus rabietas serán tomadas por temporalidad enfadosa, nada más, y tal vez haya mucha razón en esta comprensible indiferencia hacia estos imperturbables impugnadores, pues a la fecha es —Camacho Guzmán— el único que lo ha hecho —denunciar a María Amparo Casar, ante el acallamiento protector de los demás panelistas en la discusión— ya en dos ocasiones durante la transmisión del programa Debate Público que conduce en los medios públicos Jenaro Villamil, el director del Sistema mediático del Estado mexicano.

      No sé si estos “críticos”, de algún modo, están cubiertos por una rugosa capa de salvamento por estar asilados en un medio público, pero estoy cierto de que si estuvieran en un canal privado no faltarían a la cita en la sección “Quién es Quién en las Mentiras” por sus constantes informaciones reguladas por el odio suyo contra el obradorismo… ¡al grado de que uno de estos opiniólogos del Canal Once, Sergio Aguayo, ha aceptado —muy su libre albedrío— intervenir en la designación del candidato de la alianza PRI-PAN-PRD para contender por la Presidencia de la República en el año 2024!

      Y es que el dinero llama al dinero, ¡caray!, sin importar dignidades ni posibles pacificaciones, porque —al igual que los sindicalistas que buscan sacar ventaja económica del Ogro Filantrópico— los informadores, sin prestar atención a la canción de los Rolling Stones “No puedes obtener todo lo que deseas”, se sienten, o prácticamente están, fuera del juego monetario en el que siempre habían intervenido para sus propios presagios dulcemente financieros.

      Por eso ya les urge que este sexenio, ¡bendito Dios!, acabe de una vez por todas para ver si las cosas pueden ya volver a la normatividad aprehendida, y consagratoria, del divino pasado…

AQUÍ PUEDES LEER TODAS LAS ENTREGAS DE “OFICIO BONITO”, LA COLUMNA DE VÍCTOR ROURA PARA LA LUPA.MX

https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/victor-roura-oficio-bonito/

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Last modified: 19 junio, 2023
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