HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX
Políticos que buscan ganar elecciones, empresarios que quieren el éxito económico y personas enfermas o enojadas que no encuentran ayuda son quienes buscan a Arasihel de Avilatihel, conocido como chamán y guía espiritual de diferentes organizaciones sociales e instituciones políticas.
Las personas llegan hasta su casa, casi siempre, porque alguien más les habló de él, para pedirle ayuda para todo tipo de cosas. Esperan rituales, magia, algo que les garantice que obtendrán lo que quieren. Arasihel los escucha, sobre todo las palabras que repiten, observa sus movimientos, sus expresiones. A partir de ahí encuentra cómo apoyarlos, aunque a veces, esa ayuda no se traduce en lo que quieren oír.
“A veces hay que decirle a un político que ganar no es su destino, a veces no saben lo que quieren, pretenden tener mucho sin merecerlo, pero lo que quieren depende de la ley divina de acuerdo a sus méritos anteriores y cada pueblo merece el gobierno que tiene. Los empresarios, a veces, quieren quitar a un enemigo, que limpie su negocio o quieren un consejo y a veces me convierto en abogado porque viene a buscarme gente que busca justicia o me convierto en modelador de las personas o en juez que condena”.
No da nombres, pero muchos de los políticos a los que ayudó consiguieron el triunfo que buscaban en los municipios del estado, una gran parte de ellos regresa y hasta lo invitan a participar en sus partidos como guía espiritual. Otros no vuelven sino hasta que se enfrentan con un problema mayor o empiezan a perder las elecciones, pero “es demasiado tarde”.
“La magia es un intercambio con la divinidad, la divinidad da agua y nos ayuda, pero las personas debemos dar ofrenda, es una compra y venta en el universo. Hay políticos y empresarios que cuando llegan a donde querían no ayudan al pueblo, ni a la gente, menos al maestro que los guió, porque las personas me buscan cuando me necesitan. Me ha tocado verlos que cuando el abismo los amenaza retornan al guía, pero es demasiado tarde y solo asisto a la condena de esas personas, es la eterna ley del dar y recibir”.
Insiste que mucha gente sí quiere rituales, limpias o ceremonias, porque la vida es en sí misma magia, pero “cada persona tiene ya un camino determinado, yo no hago publicidad ni invito a la gente, quienes vienen son recomendadas por alguien que vino”, así que siempre recibe a quien lo busca, aunque no todos consiguen lo que quieren porque no era lo mejor para ellos.
Los políticos y los empresarios quieren cosas concretas: éxito, triunfos, dinero. Otras personas quieren recuperar la salud, muchos más buscan su camino espiritual y por eso buscan ayuda.
“Los escucho a todos para saber qué está pagando y cuál sería su destino si siguiera así, cada persona tiene sus propios ritualismos, puedo limpiar con una piedra o decirle a la persona que traiga ciertas hojas después de caminar, pero depende de cada persona”.
Ni brujería ni degradación espiritual
Arasihel explica que Shamash era el dios del sol y de la justicia en la mitología mesopotámica, muy diferente a la idea generalizada del chamán, tan ligado a la brujería y casi cercano a una “degradación espiritual”, mientras que el movimiento serio se relaciona con el calor. Hay personas, dice, que nacen con la facultad de ayudar y otras aprenden la tradición a través de la enseñanza.
“En mi caso, desde la cuna vivo entre la raja de dos mundos, en continuo contacto con otras realidades cósmicas. Tengo contacto con otros seres, recuerdo varias de mis existencias pasadas y he ido organizando mi historia, con experiencias psíquicas. Arasihel significa altar divino o piedra santa. A Dios no le pedí riqueza, sino medios para conocerlo y con el tiempo me vi implicado en varios movimientos espirituales”.
Eso le llevó a enseñar el camino espiritual quien lo busque, tiene alumnos desde hace 40 años. Sabe que hay quienes acusan a otros de sus problemas, como quienes dicen tener algún supuesto mal que alguien les hizo, pero en realidad pagan las consecuencias de algo que hicieron, son males “normalmente por errores de la propia persona”.
Cuando eso sucede, se encarga de enseñarles que hay un destino escrito que cada persona debe cumplir. “Muchas personas traen un vacío o están muy sumergidas en lo material, llegan enfermas, se quejan de lo económico, pero a veces no aprovechan sus facultades propias porque la gente no se conoce, no se estudian a fondo ni saben de sus facultades y yo los guío espiritualmente”.
El verdadero trabajo del chamán, sostiene Arasihel, tiene que ver con enseñarle a la gente cómo vivir en paz, su forma de alimentación y sus pensamientos, su trabajo con el cuerpo, “conseguir la salud a través de una vida ordenada”. Por eso, muchas veces su propia videncia le avisa con quién se va a topar. “Hay genios, lo que antes llamaban ángeles, seres que me avisan que alguien va a venir a verme”.
Desde hace años se involucró de manera más activa con diversas organizaciones, algunas reconocidas por la UNESCO, para contribuir a formar a las personas de manera espiritual, porque hay un sobre razonamiento de todas las cosas, además que, con la globalización, el maltrato a la tierra y a los propios cuerpos, se “empezaron a cerrar ventanas que antes estaban abiertas”,
“No creemos en nosotros mismos, nos volvimos insensibles, la tensión física es un impedimento a entrar en contacto con lo divino, las personas más sensibles no están sumidas en el cuerpo físico y tienen movimientos a partir del ensueño, por eso le enseño a las personas a recuperar su capacidad de percepción por medio de la disciplina del ensueño. Debemos reconectar con la divinidad”.