En las últimas semanas hemos observado cómo se ha desarrollado la crisis de Níger, provocando caos en el escenario regional. Se trata de otro conflicto más en el panorama internacional, apilándose a los que emergieron en este año y a los que aún continúan de tiempo atrás. ¿Qué pasa con el orden y estabilidad internacionales?
Hoy en día Níger se encuentra sumergido en caos a raíz de un golpe de Estado efectuado en los días pasados. Así como muchas otras naciones de África, este país ganó su independencia en la segunda mitad del siglo XX. Su metrópoli, Francia, aceptó la autonomía nigerina en 1960. A partir de ese momento, el nuevo Estado comenzó una etapa que continúa hasta nuestros días, sin embargo, con tintes diferentes a los de hace unas décadas.
El caos en Níger a raíz del golpe de Estado efectuado hace unos días es un ejemplo de la inestabilidad que muchos países de África han experimentado desde su independencia. En varias ocasiones se ha debido a las diferencias y divisiones sociales y étnicas de los países, que en ningún momento fueron respetadas por los colonizadores europeos y que, en cambio, llegaron a ser fomentadas para garantizar un mayor control de las poblaciones.
Otro factor que ha alimentado la inestabilidad ha sido la serie de pugnas constantes por el poder en los países africanos. En este contexto, las guerras civiles han sido recurrentes en el continente durante el siglo XX. Podemos citar el caso de Burundi, Somalia, Congo, Nigeria y Ruanda, entre otros. No obstante, también los golpes de Estado figuran en esta categoría, en la que podemos citar a Sudán, Burkina Faso, Mali, Chad, Guinea, Uganda, etc.
Lo anterior ha creado el escenario para que sea difícil llegar a una estabilidad en África, situación que provoca enormes problemas para su población y que incita a la operación de agrupaciones del crimen organizado, como es el caso de los grupos terroristas. Por ende, la violencia, la falta de oportunidades y la inestabilidad son razones usuales por las que las personas migran del continente, esperando una nueva vida en otras ubicaciones.
En el caso de Níger, el golpe de Estado ha sumergido a su población en más problemas de los que tenía y más profundos, como la escasez de alimentos, fallas en el suministro de energía eléctrica y, desde luego, violencia e inseguridad a raíz del caos. Por el acuerdo con Francia en materia de seguridad, París debería intervenir para ayudar a estabilizar la situación. Sin embargo, la decisión de la junta militar ha sido romper los acuerdos con su antigua metrópoli, impidiendo que exista una vía consensuada para la intervención francesa.
Varios elementos se vieron involucrados para esta decisión de Níger, como el rechazo a la herencia y colonialismo francés. Pero otro importante ha sido el acercamiento a Rusia, cuyo Grupo Wagner ha colaborado para mantener el curso del golpe de Estado. La junta militar ha evidenciado cercanía con Moscú por la colaboración que ha tenido con el país, pero también por el símbolo de Vladimir Putin como opositor a una serie de valores occidentales que muchas sociedades africanas se han rehusado a seguir, como la protección a la homosexualidad y abandonar la religión.
Por ahora se ha comenzado a apreciar un cambio en la preferencia de Níger con su nueva junta militar, desplazando la cercanía con Occidente y procurando a Rusia. Sin duda, esta modificación en la interacción del país africano será de provecho para Moscú y quizá pueda fomentar otros cambios en la región. Es ineludible mencionar que la interacción rusa, aunándose a la china en África, tendrá repercusiones más evidentes en los siguientes años para un posible cambio en el orden internacional.