Autoría de 11:00 am #Opinión, Eric Rosas - La Onda Plana

Preparados y vacunados – Eric Rosas

En los meses más recientes se ha hablado mucho acerca de la relocalización o nearshoring, como se le llama a la necesidad de muchas compañías occidentales de mudar sus operaciones hacia sitios geográficamente más cercanos a los Estados Unidos de América. Este nearshoring ha sido impulsado desde la Casa Blanca, para con ello intentar equilibrar el desarrollo de la capacidad de producción de ciertos insumos clave para muchos de los sectores de la alta tecnología y la manufactura, como las celdas de carga o baterías que posibilitan la electromovilidad o los microcircuitos electrónicos en los que se basa el funcionamiento de muchos productos.

El enorme desabasto que causaron los cierres impuestos durante los peores meses de la pandemia de Covid-19 por las autoridades de la República Popular de China evidenciaron que este tema no es menor, y quizá ello aceleró la implementación de varias estrategias por parte de Washington —el Acta de Chips y Ciencia, entre otras— para persuadir a muchas de las firmas de ese país de reubicar de manera acelerada sus instalaciones de producción en la propia Unión Americana, de preferencia, pero también en otros países de Europa y América Latina.

Con el surgimiento de esta ola de migración hacia nuestro continente, muchas autoridades en los tres niveles de gobierno de México supusieron que, dadas las extraordinarias ventajas que ofrece nuestra ubicación geográfica, sería nuestro territorio el que más beneficio obtendría del nearshoring y se frotaron las manos pensando en la gran cantidad de terrenos que podrían vender a las empresas transnacionales, que suplicarían por instalarse en sus demarcaciones. Aunque efectivamente esta relocalización ha traído muchas compañías a nuestro país, luego de este tiempo comienza a ser claro que México no es significativamente más interesante que otros países de Europa o inclusive de América Latina.

A nuestra plataforma económica no parecen bastarle sus tres mil kilómetros de frontera con la potencia hegemónica mundial para con sólo ello convertirse en el destino predilecto de las firmas que buscan acercarse al principal mercado del orbe. Tampoco parecen ser suficientes los catorce tratados de comercio libre que le dan a nuestra economía acceso a aproximadamente el 60 % del Producto Interno Bruto de todo el mundo. Para sorpresa de muchos, no ha resultado ser un diferenciador para nuestro país el que compartamos prácticamente el mismo uso horario con las costas este y oeste de nuestro vecino al norte.

Y el hecho de que países como Brasil estén captando más inversión extranjera directa por nearshoring indica que las aparentes ventajas competitivas de México están siendo superadas en los hechos por las desventajas que los gobiernos no han podido detectar, no han sabido resolver o no han querido atender, entre otras, la inseguridad; las deficientes u obsoletas, y en todo caso peligrosas, redes ferroviaria y carretera; la carencia de energías limpias, la sobrerregulación, la insuficiencia de talento, entre otras.

En lo que respecta al recurso humano especializado, hay dos aspectos que deben atenderse con prontitud si se desea proyectar a este como una ventaja real de México respecto de otras naciones: uno es la calidad y actualidad de la formación; y el otro es la cantidad y disponibilidad de especialistas. En lo que respecta al primero, es importante que las instituciones de educación superior actualicen su oferta para que estén en condiciones de dotar a los jóvenes con el conocimiento y las competencias laborales que requieren los sectores productivos objetivo. Pero en lo referente a la cantidad y su disponibilidad, es imprescindible que las autoridades le aseguren a su población joven otros insumos, como el acceso a un sistema de salud adecuado. Estos dos ámbitos están interrelacionados, pues una economía requiere empleados sanos que puedan aprovechar sus capacidades al máximo.

Incluso las economías más sólidas pueden sufrir severas crisis de salud pública que impactan considerablemente su productividad, y México podría terminar degradando significativamente su bono demográfico en caso de que continúe soslayando la importancia que tienen programas de salud como las campañas de vacunación.

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

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Last modified: 20 septiembre, 2023
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