Autoría de 10:39 am #Opinión, Compañeros canes

Afinar el oído – Luis Aguilar

Francisco. Nos cruzamos en el andador principal de San Cristóbal; Paco conoce casi todo el continente americano y tras terminar la ingeniería vivió en Cuba cuatro meses para aprender a bailar. Fue de los primeros en hablarme en Chiapas y hemos tenido charlas sobre el México prehispánico. Una de sus múltiples habilidades es la lectura de textiles, el estado cuenta con amplia tradición en tejidos y bordados, cada prenda platica una historia.

            Dejamos de vernos casi dos meses, la última vez platicamos acerca del 2022 que se avecinaba, bebimos y pensé en regresar a sus clases de salsa. La única clase de baile que he tomado, él fue el maestro, dentro de un salón lleno de mujeres en búsqueda del latino candente en la pista. Nierika es el nombre del bar donde impartía sus clases y al que solía ir a beber al menos una vez por semana.

            Sobre el dueño, Remy, un francés carismático y codiciado por las mujeres, en diciembre del 2021 me contó Paco.

                        —Le sucedieron cosas extrañas al verga ese, tenía su boleto para irse de vacaciones a Francia con su novia, él tuvo que viajar unos días antes porque a su mamá le dio un derrame cerebral. Dicen que una de sus empleadas, una morenita rica, que seguro viste, un día antes de que se fuera le robó el celular, y a los cuatro días de estar en Francia a otra de sus empleadas le detectan un tumor en la cabeza, ella le ayudaba con la fórmula de las cervezas.

            El sonido del semáforo nos hizo detener, dio paso a los autos, algo de reguetón mezclado con banda salía de los bares a la redonda y un vendedor nos ofrecía Mariguanol, pomada eficaz para combatir cualquier dolencia.

                        — ¿Te acuerdas que nos vimos ahí el último día que abrieron? Ese día se iban todos de vacaciones, todavía me despedí de varios de ellos. La cuenta de esa noche la donaron a su asistente, y al día siguiente viajó Mari, la novia de Remy, a Francia. Depositó el dinero antes de irse y se cargó la chingada a la asistente casi a fin de año, ella era el sostén de su familia, wey.

            La tercera semana de diciembre un incendió azotó San Cristóbal, algo inusual que movilizó a gran cantidad de habitantes. Yo lo seguí en redes sociales, estuve de vacaciones fuera de Chiapas. En cuestión de horas supe que el Nierika se incendió, a los tres días lo declararon pérdida total.

                        —Dicen que fue un corto circuito, verga, pero todo estaba desconectado, te digo que andaban de rompemadres de vacaciones. El sábado pasado encontré a Remy, llevaba dos días de pedo, esas cosas siempre son difíciles de digerir, todo tu patrimonio se va a la verga en un momento, no mames; me dijo que el chamán que bendijo el bar y le dio el nombre de Nierika murió el mismo día que se incendió el bar.

***

Delia. Desde hace meses nos saludamos, casi diario cruza por la calle y la veo desde mi puerta; ese día me decidí a conocer algo más de ella y nos cruzamos, se dirigía a casa (ahora sé que somos vecinos), yo tomaba el sol en compañía del cannabis, sanación para el estrés. Me respondió que su día iba bien, que es de Madrid con tres años viviendo en San Cristóbal y…

                        —Me dedico a trabajar con los sueños, doy terapias para desbloquear el acceso al inconsciente para que resuelvan tristezas o dolencias, siempre es una joda. Sí que les ayudo a interpretar sus sueños, tiene que escribir un diario de sueños, ellos tienen las respuestas, soy como una guía. Trabajo con piedras volcánicas o lunares, la obsidiana es la más famosa. Hay que integrarlo y después ponerlo en puntos específicos para la energía, por ejemplo, el ombligo, aquí se concentra la sexualidad y creatividad. Sólo somos energía, nadie es tan distinto.

            Nos encontramos afuera de mi casa, sobre una calle en forma de escaleras sin acceso vehicular y muy turística, agradable para las fotos. Delia tiene una voz dulce y físico muy delgado, con una mirada segura, reflejo de las cosas que ha visto, y con vestimenta que la emparenta con los gitanos, algunas prendas dejan ver sus tatuajes a lo largo del cuerpo, la mayoría de geometría sagrada, me explicó. Los silencios de San Cristóbal son una de las tantas cosas que provocan la gentrificación mientras crecen los rumores de “los motonetos”, banda de asaltantes que ataca por las noches, se cree que uno de ellos asesinó a una mujer en semanas pasadas, nota que tomó relevancia nacional.

                        —Somos luz y oscuridad, Luis. Joder, para algunos es mejor dejar todo en un sueño en lugar de hacerle caso. A los miedos se les acepta para saber qué nos dicen, el universo del inconsciente es más amplio que el consciente, es más peligros y sin reglas, un cagadero de descontrol. El problema es que te tachan de loco cuando hablas de esto, y son sólo inseguridades, imagínate sus caras cuando les digo que a través de los sueños pueden equilibrar sus partes femeninas y masculinas, y luego en México, donde los hombres cargan con el peso de mostrarse fuertes siempre. Es imposible, pero si quieres trabajamos en tus sueños.

            En San Cristóbal es común encontrar diferentes vías para la deconstrucción y la limpieza de la consciencia, mejor conocidas como terapias de sanación, se anuncian incluso en las fondas. Llegar a quienes lo hacen sin pedir un peso a cambio es extraño. Comencé a hablar con Delia un día después de enterarme que mi terapeuta había muerto recién 48 horas antes.

***

Mauricio. Nos encontramos en el 14 aniversario de La catrina, un bar que se distingue por tocar rock y un administrador gustoso del trato fino, acertadas recomendaciones de alimentos y charlas musicales, sobre todo de bandas de los setenta. La música atrae a la escasa tribu de metaleros a la redonda de San Cristóbal.

            Compartí mesa con Mauricio porque el lugar estaba repleto, todos listos para bailar las mezclas de un DJ, claramente darketo, y tras el primer salud, además de contarle que llevo unos meses en el pueblo, supongo se sintió en confianza.

                        —Yo también tengo poco tiempo aquí, compa, llegué de Comitán porque la neta anduve de culero, robaba bicicletas. Me chingué varias, pero le jugué al chingón, nunca estás conforme, y quise robarme una moto, de pura cagada me salvé porque me agarró la policía, si no llegan esos weyes los del pueblo me matan. La neta ya entendí, compa, la he cagado mucho y ya estuvo, quiero ser alguien nuevo.

            A pesar del elevado volumen de las bocinas y la baja estatura de Mauricio, chiapaneco de nacimiento a leguas de distancia, escuché con claridad su plática, me sentía tranquilo a un lado de un declarado ladrón. El DJ definió sus mezclas como electrodark. Gente vestida en cuero, travestis bailando arriba de las mesas, personas brindando con caguama en mano y sacudiendo sus cuerpos al ritmo que salía de las bocinas, sólo tomando descanso para beber de su trago.

                        — ¿Nos chingamos otra caguama, compa? —asentí y regresó de la barra con dos envases—. Voy a dejar la peda un rato, mi vieja me corrió de la casa, la neta me escapé, no debería contarte, pero chingue su madre.

            Brindamos, nos dijimos salud con un movimiento de cabeza, guardó silencio y recorrió con la mirada La catrina, enarcó sus cejas, algo cambió en su rostro.

                        —Compa, llevaba una semana de pedo, me pagaron un trabajo y me chupé todo el billete, no llegué a mi casa y mi vieja buscándome en el celular, chingue y chingue. Apenas llegué hoy en la mañana, de madrugada, seguía oscuro, compa, te lo juro. Cuando entré al cuarto, vi una pinche arañota prendida a mi vieja. Neta compa, te juro que se movía, la iba a atacar, en chinga me aventé a quitársela. La cargué y azoté un chingo de veces contra la pared, no escuchaba, me asusté de esa mamadota y hasta que mi vieja me agarró vi que estaba llorando bien pinche asustada wey. Traigo toda la espalda y los brazos rasguñados, aquí en la cara tengo otro —volvió a beber, se tomó su tiempo para dar casi tres sorbos—. La araña era mi hijo, un bebé de seis meses, lo reventé contra la pared, no mames compa. Lo aventé contra la cama y me escapé, nada más escuché los gritos de mi vieja. Tiré mi celular a la basura, me queda esta caguama y 200 baros.

            La plática que siguió la olvidé, nos acabamos la caguama y con el pretexto de salir a fumar, me escapé tras pagar mi cuenta.

Estas tres personas las encontré en menos de 24 horas. Aquel día decidí prestar atención a lo que mi oído captara, seguimos dentro de un océano de ideas que se desechan por diversos factores. El interés del que escucha estimula la lengua del que habla, vale la pena cerrar la boca, dejar de lado la necesidad de emitir opiniones y usar el oído.

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Last modified: 6 octubre, 2023
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