Autoría de 11:36 am Tec de Monterrey: Investigación transformadora

Neurodiversidad. Su reconocimiento en el contexto escolar – Nohemí Lugo Rodríguez

–Soy neurodiverso. –Soy neurodivergente. Son dos afirmaciones frecuentes en espacios escolares. ¿Qué significa estar dentro de la neurodiversidad? La palabra surgió en los años 80 por la comunidad autista, que entonces era diagnosticada con autismo de alto funcionamiento o Asperger. Implica apreciar y aceptar que los procesos neurológicos de las personas son distintos.

A los grupos de personas autistas se han sumado otros con diagnósticos como déficit de atención, u otras condiciones neurológicas, para identificarse como neurodiversas.

Ellos, quienes somos sus familiares, investigadores, o ambos, como en mi caso, renombramos como “condiciones del espectro autista” o “condiciones de la atención” para dejar de patologizar esa diversidad y alejarnos de observarla como anormalidad, pues ello genera prejuicios y estigmas que se transforman en formas de violencia muy tangibles.

Las personas autistas tienen posibilidades exponenciales de sufrir bullying; el estudiantado con condiciones de atención corre el riesgo de ser percibido de manera muy negativa por profesores, si se juzgan sus acciones como malintencionadas, y tiene más propensión a la depresión, a ser expulsado, a abandonar la escuela, etcétera.

En mi experiencia, debemos evitar algunos sesgos al tomar decisiones como profesores o directivos de escuelas. El primer peligro de hablar de “diversidad” es que parezca que todos somos diferentes. Bajo ese argumento, se negarían las necesidades específicas de la población estudiantil neurodiversa. Esta aparente igualdad juega en contra de la equidad.

El segundo, es ejercer dos formas de menosprecio comunes:

  • Patologizar. Es tratar como enferma a la persona. Una de las manifestaciones más comunes es afirmar que no se puede ser profesor de un alumno neurodiverso porque se necesita ser especialista en autismo.
  • Ser condescendiente. Consiste en no exigir al estudiante y aprobarlo sin esfuerzo. Le estamos comunicando a la persona que es incapaz. Esto puede ser grave para la autoestima y el desarrollo de capacidades.

¿Qué significa el reconocimiento de la neurodiversidad en los espacios escolares? No es un camino sencillo. Requiere recursos, políticas educativas, capacitación por parte de la escuela; apertura y esfuerzo de los estudiantes neurodiversos; un involucramiento asertivo de las familias.

Los profesores de todos los niveles educativos llevamos mucho a cuestas, y para atender a estudiantes neurodivergentes el acompañamiento y apoyo institucional son esenciales. Sin embargo, si siempre pensamos que la solución sólo es institucional perdemos de vista que una buena maestra o un buen maestro nos cambian la vida.

Hay posibilidades en el salón de clase. Apreciar a la persona, escuchar sus necesidades y perspectivas, negociar con un enfoque honesto centrado en el esfuerzo y el crecimiento del estudiante: colocar a la persona al centro. A muchas y muchos eso nos ha llevado a ser profesores. Sólo hay que recordarlo.

La doctora Nohemí Lugo Rodríguez es profesora investigadora del Departamento de Medios y Cultura Digital del Tecnológico de Monterrey

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Last modified: 15 octubre, 2023
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